Servindi, 22 de junio, 2012.- Mandatarios, organizaciones sociales, ambientalistas y representantes de la sociedad civil que asisten a la última fecha de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible, Río+20, no ocultaron la preocupación que les genera la inminente aprobación del texto final resultado del encuentro.
El documento, que estuvo listo para su debate la madrugada del martes y que fue producto de meses de conversaciones de las que formaron parte 193 delegaciones de todo el mundo, ha sido tildado de poco ambicioso, frustrante y decepcionante.
Esto debido a que el mismo dejó de lado temas controversiales como la conformación, a pedido de los países en vías de desarrollo y China, de un fondo de 30 mil millones de dólares que garantice el desarrollo sostenible de los países que sufren los daños generados por las actual modelo de desarrollo.
Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea fueron los principales promotores del veto a la instalación y puesta en marcha de este fondo.
Otro de los temas que provocó el escepticismo de los asistentes fue no conseguir la elevación a una categoría superior y autónoma del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), tal como lo venían exigiendo principalmente los países del continente africano.
A esto se sumaron las demandas de los pueblos indígenas que vieron cómo se reducía las menciones a los pueblos indígenas en temas importantes como la minería y bosques pese a que se destaca la importancia que tiene la Declaración de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas en la implementación del desarrollo sostenible.
Tema importante y poco claro es el referido al subsidio que se le viene dando a los combustibles fósiles, llámense carbón, petróleo y gas. El texto no habla de fechas para las suspensiones de estos pagos y tampoco establece los objetivos precisos de desarrollo duradero que deben buscarse a partir del 2015, en relevo a los Objetivos del Milenio.
Sólo tres párrafos (de 283 del documento) se dedican al cambio climático. El texto destaca la preocupación por los adversos impactos del calentamiento, que incluyen “sequías y eventos climático extremo, subidas del nivel del mar, erosión costera y acidificación del mar”, entre otros efectos.
Por estas y otras razones más al texto se le describe como documento lleno de lugares comunes y expresiones vagas, sin objetivos claros ni cuantificables.
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