Servindi, 9 de marzo, 2015.- Falleció el loco Terry un popular personaje muy querido en Cajamarca, crítico número uno de los problemas de Cajamarca y que tuvo siempre el valor de decir lo que piensa y decir la verdad sin amilanarse ante nada ni ante nadie.
Ninguna autoridad se salvó de sus puyas, ni el presidente de la Corte (“jefe del poder perjudicial”), ni el general de la policía (“por abusivos y coimeros”), ni Yanacocha (“que ha llenado a Cajamarca de tanto minero e’ mierda”).
Compartimos un reportaje sobre Mario Pastor Quiroz realizado en diciembre de 2009 por la productora audiovisual Qorianka y que nos recuerda a este mítico personaje que falleció a las 74 años a consecuencia de un coma diabético.
En esta ocasión consideramos un homenaje reproducir el artículo que sobre el loco Terry escribió el connotado periodista cajamarquino Jorge Pereyra y que esta noche leyó en su programa Encuentros, en el canal 25 de esta ciudad.
El loco Terry no es terrícola
Por Jorge Pereyra
El Loco Terry nació un día que Dios estuvo loco y feliz. Eso fue 70 años antes de la explosión del Big Bang. Por eso es que su vida es el reverso de la nuestra.
Además, no es terrícola. Viene de una galaxia lejana donde la locura representa lo más sublime de la inteligencia. Los locos, como él, abren los caminos que más tarde recorrerán los sabios.
O como aconsejaba Edgar Allan Poe: “Cuando un loco parece completamente cuerdo, es ya el momento de ponerle la camisa de fuerza”.
El Loco Terry tiene la cabeza grande y rapada, y una barba erizada y tiesa, como una tuna encanecida. Camina, a veces, sin zapatos y, debido a sus ocasionales desmayos, usa un bastón para no caerse de bruces y romperse la crisma.
Exhibe con orgullo sus llagas, en manos, pies y brazos, cubiertas profusamente con violeta genciana, del color del Señor de los Milagros de quien es devoto constante y fiel. Con expresión contrita, y un poco lloroso, sigue en Octubre a la procesión de la venerada efigie que cargan decenas de hombres vestidos con túnicas moradas y una cuerda a la cintura.
Dicen que esta es la única época del año en la que no vocifera estentóreamente, a diestra y siniestra, sus carajos y conchesumadres. Aunque es posible que Dios sonría cuando el Loco Terry habla lisuras de grueso calibre con la vulgaridad de un sargento de artillería.
Su otra gran pasión es el fútbol y es hincha a muerte de la UTC. Se pone su polo crema, descolorido y raído, y entra al estadio sin pagar un céntimo. ¿Hay algún valiente suicida que se atreva a exigirle su entrada?
Allí, divide a la gente sentada en las tribunas, en dos mitades:
— De esta raya para la derecha, todos son unos hijos de puta…
Y no falta alguno que proteste:
— ¡Oye, Terry, yo no soy un hijo de puta!
— Entonces siéntate en la parte donde están los conchesumadre…
Su apellido no es Terry. Su verdadero nombre es Mario Quiroz y es primo del Panchillo, de quien anda pregonando su muerte por calles y plazuelas cuando éste no le da su propina. Sucede que cuando era muy joven, nuestro pintoresco personaje vio jugar al gran “Toto” Terry y con gran admiración sólo hablaba de él, por lo que la gente lo apodó el Loco Terry.
Nunca se les ocurra hablar con él, pues no conversa con nadie sino consigo mismo. Sólo se dirige a uno cuando es para descargarle sus más gruesos epítetos. Como le sucedió a mi amigo Karlos Reyes, cuando lo vio parado en la esquina de la calle Primavera y la avenida Mario Urteaga, y al toque le espetó:
— ¿Qué haces parado allí, como un huevón, si el Señor de los Milagros ya pasó?
Es muy buen observador y dueño de una muy fina ironía. Y cuentan que en otra oportunidad se hallaba parado frente a la Corte Superior de Justicia de Cajamarca, viendo cómo un grupo de albañiles estaba rellenando unos huecos en la pared frontal de ese local. Por lo que les preguntó qué era lo que estaban haciendo. Y la respuesta de los albañiles no se hizo esperar:
— Estamos tapando estos huecos para que no entren las ratas…
— No sean brutos… ¡Pero si las ratas están adentro!
Es el crítico número uno de los problemas que agobian a Cajamarca. Nadie se salva de sus puyas: ni el Alcalde (a quien no quiere “porque es matarino”), ni el presidente de la Corte (“jefe del poder perjudicial”), el general de la policía (“por abusivos y coimeros”), ni Yanacocha (“que ha llenado a Cajamarca de tanto minero e’ mierda”).
En el fondo, pero muy en el fondo, el Loco Terry es un buen hombre y dice la verdad. Sostienen que los niños y los locos dicen la verdad: por eso a los niños los educan y a los locos los encierran.
Ojalá que al Loco Terry nunca lo acallen porque es la voz de la calle.
---
AÑADE UN COMENTARIO