Se estima que entre Perú y Colombia hay más de 350 mil hectáreas de coca producto de la deforestación de miles de hectáreas de bosques y la contaminación del suelo y el agua.
Servindi, 24 de octubre, 2024.- Durante la participación de Perú en la COP16, se abordó la problemática ambiental que genera el narcotráfico y cómo su expansión va de la mano con la destrucción de bosques y contaminación de fuentes de agua.
Según información del director ejecutivo Comisión de Desarrollo y Vida Sin Drogas (Devida), Martín Villafuerte, el 75 por ciento de cultivos de coca en 2023 están sobre ecosistemas de bosques que son áreas naturales protegidas, de conservación regional y la frontera con Colombia.
Guillermo García de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) precisó que el narcotráfico en Colombia provoca la contaminación del aire por el tratamiento químico de la hoja de coca y disposición de desechos, migración de fauna y pérdida de flora endémica.
El representante de UNODC agregó que, en Colombia, el 48 por ciento del total de cultivos de hoja de coca se concentran en parques nacionales naturales, resguardos indígenas, territorio de comunidades afros y en reservas forestales.
Ambos representantes coincidieron en que el narcotráfico genera deforestación, incremento de emisiones de efecto invernadero, pérdida de biodiversidad, quiebre del ciclo biológico del suelo, degradación de ecosistemas y contaminación de fuentes de agua.
En el plano social esta actividad ilícita genera pobreza, inseguridad y violencia, amenaza sobre los pueblos indígenas, destrucción del tejido familiar y social, deserción escolar, trata de personas, es decir, genera actividades informales e ilícitas.
Para dar frente a la problemática los países latinos plantean la promoción de cultivos sostenibles, incluyendo en ellos a comunidades indígenas directamente afectadas o incluidas en las zonas de producción cocalera.
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