Por Donofré Chuco Castro
Servindi, 21 de marzo, 2017.- Después de más de 40 años de silencio, el fenómeno de El Niño vuelve a golpear duramente a la costa norte del país, causando desastres e inundaciones.
La ciudad de Chiclayo es una muestra de todo lo que viene afrontando los pobladores del norte del país, las calles se encuentran inundadas de aguas servidas, prácticamente en un estado de contaminación, produciendo una pestilencia insoportable. Estos focos infecciosos son un riesgo consecuente de generar epidemias de dengue, tifoidea u otras emfermedades.
La municipalidad no está brindando el servicio de motobombas para retirar las aguas contaminadas. En la Urbanización Magisterial los mismos vecinos organizados están afrontando el servicio de evacuación de las aguas con sus peculios.
A todo lo que describimos se suma la proliferación de mosquitos picadores, como la manta blanca y los zancudos, reproduciéndose en todos los encharcamientos de agua agravando aún más las posibilidades de enfermedades en la población.
Los desastres aún no paran. Muchas casas construidas a base de barro se vienen desplomando, solamente en Jayanca se reporta unas 420 casas destruidas, de igual forma en Pacora, Túcume, producto del desborde del río La Leche.
Cuatro mil familias de 60 caseríos de Olmos se encuentran aislados por la crecida de los rìos Ñaupe, Olmos, Cascajal, Querpón, según informe del Alcalde Juan Mío Sánchez.
En Pacora, siete caseríos se encuentran literalmente inundados por los desbordes de los ríos La Leche y Motupe, según el alcalde Frank Gonzáles Vásquez, 400 personas están siendo albergadas y dotadas de alimentaciò y medicinas.
En el distrito de Reque distribuyeron 2 toneladas de ayuda humanitaria, En el distrito de Íllimo, Túcume, Jayanca, Mórrope, también fueron duramente afectados, organizaciones humanitarias también se hicieron presente distribuyendo ropas, alimentos y agua.
Las lluvias caen permanentemente, peligrando que la población sea afectada por nuevos episodios de desbordes.
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