Ilusiones y frustraciones tras la COP21: Informe especial sobre la cumbre climática de París

- Ilusiones y frustraciones tras la COP21, 5 de enero, 2015 (Archivo mp3, 6 minutos, 1 segundo. Descargar con un clic en el enlace, luego clic derecho  y elegir `guardar como´).

Muchos sectores calificaron de histórica la firma del Acuerdo de París en la última Conferencia de las Partes sobre Cambio Climático (COP21). Pero, ¿realmente contribuirá dicho acuerdo a combatir de manera frontal el cambio climático? Esta y otras interrogantes son respondidas en el siguiente informe titulado "Ilusiones y frustraciones tras la COP21". Se autoriza la libre reproducción y difusión. Todos los derechos están compartidos.

La COP21 y el Acuerdo de París

Servindi, 5 de enero, 2015.- Uno de los acontecimientos del 2015 fue sin duda la Cumbre de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, realizada en París del 29 de noviembre al 12 de diciembre de 2015.

La cumbre tuvo el enorme desafío de aprobar un nuevo acuerdo planetario vinculante que sustituya el Protocolo de Kioto, instrumento que definió compromisos para reducir las emisiones de gases que generan el calentamiento global, durante el periodo 2008 al 2012 y cuya vigencia fue ampliada al 31 de diciembre de 2020.

La Cumbre Climática de París concluyó adoptando un paquete de acuerdos que fue calificado de histórico por diversos actores y que fue aprobado por 195 países, incluyendo a Estados Unidos, país que no suscribió el Protocolo de Kioto.

Pero, ¿es suficiente?

El texto final de París tiene como objetivo principal conseguir que el aumento de la temperatura media del planeta a final de siglo se quede “muy por debajo” de los dos grados con respecto a los niveles preindustriales.

Según la comunidad científica, que asesora a la propia convención de las Naciones Unidas, la temperatura no debería aumentar más de 1,5 º C. Pero el acuerdo parisino nos conduce prácticamente a un aumento de la temperatura global superior a los 3º C.

Es que el acuerdo es lo suficientemente vago como para establecer que el mundo deberá alcanzar el pico de sus emisiones “tan pronto como sea posible”.

Y señala que busca alcanzar el cero neto o balance entre emisiones y remociones recién en la “segunda mitad de este siglo”; o sea en el 2050 y no en 2030 como proponen los científicos.

La vaguedad y flexibilidad en el acuerdo explicaría el júbilo con el que lo han tomado las grandes corporaciones, incluyendo las petroleras.

¿Es realmente vinculante?

Un aspecto clave de la reducción de las emisiones de gases invernadero, será fijado por cada país en las llamadas contribuciones nacionales. Si bien deben ser informadas periódicamente, no serán obligatorias.

Esto hace que el texto aprobado sea muy débil en lo que hace a su potencial para evitar el cambio climático, ya que descansa en medidas voluntarias.

Así lo admite el propio Lauren Fabius, ministro de Asuntos Exteriores Francés y presidente de la COP21, quién reconoce que los objetivos de reducción de emisiones de cada país, no son vinculantes legalmente hablando.

La concesión se habría hecho para incluir en el acuerdo a los Estados Unidos, país que como lo justificara políticamente el presidente Barack Obama, no está en la capacidad de asegurar la ratificación del tratado porque no posee mayoría en el Senado.

Cabe precisar que Estados Unidos es el segundo país más grande emisor de gases de efecto invernaderos del planeta, después de China, y es el principal emisor si se mide en términos de emisión por persona o per cápita.

En síntesis, el acuerdo es vinculante pero no del todo, ya que sus medidas más esenciales siguen siendo voluntarias, sin obligaciones precisas.

No dormir

El Centro Latino Americano de Ecología Social (CLAES) mediante un artículo elaborado por Gerardo Honty y Eduardo Gudynas, fue una de las primeras instituciones en advertir que “El Acuerdo de París es totalmente insuficiente para atacar la problemática del cambio climático.”

“Insistir en que es un convenio adecuado, o que abre las puertas a abandonar el petróleo, es totalmente prematuro” afirmó el CLAES.

Francia mostró una alta eficacia política para lograr un acuerdo mundial pero los límites que impone el actual sistema global impidieron que el acuerdo sea suficiente, ya que el problema de fondo está en las raíces del sistema global dominante.

Así lo señala la periodista e investigadora canadiense Naomi Klein, quién destaca en su último libro, Esto cambia todo, que hay un claro vínculo entre el capitalismo y el cambio climático.

En su opinión, “si tienes un modelo económico basado en el crecimiento, te va a empujar hacia una relación extractiva con la Tierra, que trata los recursos del planeta como si fueran infinitos, y vas a tener un conflicto esencial”.

Klein y una corriente crítica enfatizan que el neoliberalismo y su paradigma “no ha sido parte de la reflexión de la COP21”.

En conclusión, “la sociedad civil no puede quedar adormecida, y debe redoblar sus esfuerzos por ir más allá de este tipo de acuerdos para alcanzar medidas efectivas, reales, concretas, frente al cambio climático” afirma acertadamente el CLAES.

Las comunidades y pueblos originarios, y las poblaciones más vulnerables del mundo, tienen que proseguir su lucha sin caer en el inmovilismo y pensar que las autoridades modificaran por sí mismas las causas que provocan el calentamiento global y el cambio climático.

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