- Menores reconocieron la importancia de crear un sistema educativo que no los aleje de la realidad de los pueblos.
Servindi, 24 de octubre, 2015.- Pocas veces se tiene la oportunidad de escuchar la opinión de los más chicos sobre los llamados temas grandes que afectan a la sociedad y al mundo. No obstante, durante el evento "Desmintiendo el milagro peruano" el público tuvo el privilegio de conocer lo que piensan. Recogemos a continuación lo que dijeron.
El citado evento se desarrolló la segunda semana de octubre en la ciudad de Lima, con una importante afluencia de público.
Niños de esta misma ciudad y de Iquitos, ubicada en la selva norte del Perú, plantearon sus ideas respecto a la función del Banco Mundial (BM), como parte de la mesa “Protección de los Derechos del Niño en las Salvaguardas del Banco Mundial”.
El mensaje de los menores: Que el actual modelo de desarrollo humano empiece a respetar la diversidad cultural.
Desarrollo, derechos humanos y cultura
Franz Navarro, de 13 años de edad, de la comunidad iquiteña de Belén, planteó, por ejemplo, que el BM tome en cuenta, en los proyectos que saque adelante, las opiniones de las poblaciones locales para construir un modelo que considere su diversidad y sabiduría ancestral.
Advirtió en ese sentido que los derechos humanos, la identidad y la cultura no son negociables en estos procesos y que si se presenta una amenaza, hay que actuar.
“Queremos ser una población confrontadora, a la que le digan 'yo confío en ti y quiero que te empoderes' y que a partir de ese empoderamiento nuestra población se vuelva autónoma y sostenible”, dijo.
Séfora Amias, de 11 años, llamó la atención a su turno sobre el modelo propuesto por el BM, que carece de un enfoque de derechos y no protege a la niñez, ni a la infancia.
En ese marco, planteó que en adelante se consideren sus opiniones y que no prime lo que denominó 'la dictadura del adulto'. Sobre otro punto, Séfora sostuvo que para que los proyectos se realicen no basta con consultar a las poblaciones locales sino que se debe lograr su consentimiento.
“Nosotros también debemos dar el consentimiento junto a nuestros padres, abuelos, amigos; porque nosotros tenemos voz y voto, podemos participar. El enfoque de los derechos humanos siempre debe estar presente porque también somos humanos que piensan, sienten, sueñan”, opinó.
Y finalizó mencionando que los proyectos deberían tener indicadores relacionados al respeto a las poblaciones; el desarrollo armónico con la naturaleza; la sabiduría cultural; la felicidad y ternura para que haya menos estrés, más buen humor, cero violencia y amor por el otro.
Sumak Kawsay o Buen Vivir
Luego fue el turno de Gabriel Herrera, de 12 años, delegado del Consejo Consultivo de Niños, Niñas y Adolescentes (CCONNA) de Lima Metropolitana, quien indicó que el desarrollo debería estar enfocado en cuatro ejes: educación, naturaleza, salud y trabajo.
Sobre el primer eje, Herrera mencionó la trascendencia de crear un sistema educativo que no los aleje de las realidades de los pueblos, y que respete la naturaleza y saberes culturales.
“Nosotros tenemos muy presente el Iskay Yachay que es la unión de dos saberes culturales implicando el respeto. Es una clara forma de plantear una perspectiva inclusiva que conlleve a nuestra conservación de lo tradicional con las costumbres nuevas”, acotó.
Respecto al eje de naturaleza, el joven indicó que se debe dar el cuidado adecuado de ésta para tener un mundo mejor, y criticó que los proyectos de extracción sean prácticos pero no sustentables.
También sugirió que se priorice al concepto de Sumak Kawsay o Buen Vivir, que significa generar el "bienestar de nuestros pueblos y nuestras comunidades con el medio ambiente".
“Se debe respetar el tipo de desarrollo dándole prioridad a la valoración de nuestras sabidurías culturales exigimos y proponemos controlar la contaminación que sufren los pueblos andinos y amazónicos”.
En salud y trabajo, Gabriel pidió reflexionar sobre cómo inciden en las comunidades los proyectos de inversión para combatir la desnutrición crónica infantil, la explotación laboral de niños y adultos, así como ver otros temas como la implementación de seguros de salud, entre otros.
“Nosotros afirmamos que nuestra cultura debe pasar a ser el centro de desarrollo y no solo lo sea la economía, como se piensa. Desde nuestra cultura se debe definir qué tipo de desarrollo queremos, como lo queremos y porque lo queremos”, concluyó.
El desarrollo que queremos
Por su parte, Alfredo Pérsico Gutiérrez, experto en derechos de la infancia, comentó sobre la responsabilidad de los adultos de aprender a dialogar, no solamente escuchar a los niños sino generar espacios de co-construcción y de co-creación en conjunto.
Resaltó el valor del documento “La unidad y la diversidad de las culturas”, de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), que plantea al BM cómo se tiene que convivir entre culturas con una estrategia intercultural que permita definir el tipo de desarrollo que queremos.
Para finalizar, Pérsico determinó que se espera que “el Banco Mundial tenga a bien de dialogar y que cada derecho sea un eje de desarrollo para que los niños puedan ejercer sus derechos con igualdad”.
La participación de los menores fue posible gracias al apoyo del Bank Information Center, el Instituto de Formación para Adolescentes y Niños Trabajadores (INFANT), y la organización Save The Children International.
Invitamos a escuchar parte de lo dicho en la mesa haciendo clic en el siguiente enlace:
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