Por Miguel Angel Cadenas y Manolo Berjón*
9 de junio, 2011.- José Manuel dice tener 70 años y todavía recuerda de su juventud los estragos del sarampión, tos ferina y gripe. Cuenta cómo tenían que abandonar a sus familiares contagiados para poder huir y salvarse. El pueblo omurano hacía secar los cadáveres y llevaba en tinajas a sus muertos a todas partes. Es un superviviente.
No se puede expresar con palabras tanto dolor. Estas epidemias diezmaron tanto a este pueblo indígena que casi todos lo consideran extinto, pero José Manuel y unos pocos más son los únicos supervivientes. Ahí está él resistiendo. (No se nombra la comunidad a propósito).
En la cercana comunidad nativa de Chanchamayo (todas las comunidades que se nombren serán del distrito de Urarinas, provincia de Loreto, excepto aquellas que expresamente se señale su ubicación), una señora no podía dar a luz. Su bebé “estaba clavado en su pierna”. El partero no podía hacer nada y el peligro era inminente. Llamaron a la otra partera, analfabeta, por cierto, pero que puede dictar muchas clases de buen hacer y dignidad a grandes catedráticos y premios Nóbel. Era de noche. Mandó recostar a la parturienta y, en silencio, le fue sobando hasta que el feto “se desencajó y se colocó” en la posición adecuada y nació el niño. Era setiembre de 2010. El regocijo fue grande y la ishpa se celebró con alegría. A los dos meses de nacido, en noviembre, el bebito “agarró tos ferina”. Tuvieron que velarle y sembrarle en el cementerio. Todo con gran dignidad, como si la vida consistiera únicamente en saber hacer frente a las dificultades. Su tumba tiene una palmera y una cruz, como todas (excepto en la comunidad nativa de Cuninico donde un pastor mandó a sus fieles cortar las palmeras y hacer un campo de fútbol en el cementerio, para regocijo de su iglesia y gran espanto del resto).
En la comunidad nativa de Nueva Alianza nos encontramos, de manera fortuita, “la brigada” (de Salud). Acababan de salir del río Urituyacu. En esta comunidad hay presuntamente 20 casos de tos ferina. Amablemente pedimos conversar con el doctor y accedió de inmediato. Le comentamos la preocupación de la gente: el niño muerto en Chanchamayo, 10 casos en la comunidad nativa de Triunfo en febrero 2011, 2 casos en la comunidad nativa de Reforma. La amabilidad se disipó, pero la conversación transcurrió sin dificultad. Nosotros nos fuimos a visitar otra comunidad. (Nos reservamos el nombre del doctor porque quien debe tomar medidas conoce su identidad).
Seleccionamos solo un par de testimonios por su enjundia. Quien sepa entender puede leer entre líneas la percepción de la gente respecto al Ministerio de Salud, las brigadas y todas esas parafernalias. «Vengo con este (niño), cómo tosea, toda la semana está así. La otra (su hija) ya tiene una listita de sangre aquí en su vista. Y eso le estaba sabiendo yo decir al doctor ayer; y él ha sabido decir que ‘solamente van a atender a los que están bien enfermos, los que no están bien enfermos, no; porque ustedes están cerca de Maypuco’. ‘Doctor, pero no es así, cuando nosotros no tenemos recursos no podemos movilizarnos, porque ir de bajada nos podemos ir, pero para la surcada como no hay combustible, cómo vamos a surcar’. ‘No, pero de todas maneras, madre (de familia), son cerca de Maypuco’. ‘Bueno, ya, que así sea. Y solamente a ella y a él, a ellos dos han atendido, y a este más chiquito que sufre bronquitis, no; porque este está con esa carraspera igual que ellos, está que tosea y tosea, igual que ellos. Les han dado una pastilla de paracetamol. Qué, pues, vamos a hacer nosotros con eso’. ‘En el mes de enero (2011) les hemos atendido primero a ustedes, por eso ahora hemos ido de frente a Abejaico y hemos llegado cuando ya no hay nada de medicina’. ‘Entonces ese doctor me estaba mirando porque yo les estaba diciendo así’. ‘Pero ya, pues, señora, porqué se quejan si a ustedes les hemos atendido primero la otra vez (enero 2011). Por eso esta brigada tenía que pasar de frente a Abejaico’. ‘Y con esas dos pastillas ya he vuelto; ya no les he hecho pasar (consulta) a estos mis dos chiquitos, ya’». (Testimonio de L.S.A., comunidad nativa kukama de Nueva Alianza, 14 mayo 2011).
“Ahorita están con tos ferina sus hijos y les están permitiendo que anden en la lluvia sus hijos, que están botando al agua. En forma están buenos, a ver para que curen a sus hijos, entonces que se mueran sus hijos. Así mismo ha dicho el doctor, padre. Que se mueran, en buena hora no hemos atendido a todos, porque son las madres conchudas, así mismo ha dicho el doctor. Además que el padre no tiene nada que ver con nosotros, nosotros hacemos lo que nos viene en gana, a nosotros nos mandan otros, la DISA (por desconocimiento y torpeza de estos pobres escribientes, Ministerio de Salud a nivel regional de Loreto) no tiene nada que ver con nosotros. Y por lo tanto, ellos no tienen nada que ver con nosotros. Si queremos atendemos y si no, nada. Así me ha dicho el doctor, a las últimas horas de todo, cuando él había terminado. Sí, padre, así me había dicho el doctor a mi misma. Eso era todo, padre”. (Testimonio de S.C.H., comunidad nativa kukama de Nueva Alianza, 14 mayo 2011).
Nos encanta este último testimonio porque quien lo pronunció es una mujer valiente y servicial donde las haya. Lo del “padre” se refiere al “sacerdote católico” que estos escribientes tienen a digno llevar. Y hacer rabiar al doctor es suficientemente importante para desentrañar la discriminación desde la que el Estado trata a sus pobladores indígenas. Cuando menos merecería una disculpa pública del Ministerio de Salud a esta comunidad nativa y el propósito de enmienda. En otros lugares comentarios racistas como estos son motivo suficiente para la destitución. No es para tanto, comprendemos la rabia del doctor. Y no se trata de cambiar un doctor por otro; sino una forma diferente de hacer. En cuanto a los escribientes, tienen el orgullo y la satisfacción de haber hecho rabiar al doctor y con eso están pagados con creces.
En Maypuco, de nuevo de forma fortuita, nos encontramos con el doctor del Centro de Salud en un “restaurante”. Nos confirmó que en Chanchamayo había habido otro caso además del bebé muerto, que desconocía. Nos aclaró que el periodo de incubación puede ser de 15 días y que se debe a que los niños no han sido vacunados en los años anteriores, como así ha ocurrido, o que no han sido vacunados a tiempo siendo la vacuna no plenamente efectiva. Entramos por turnos al restaurante y almorzamos en mesas separadas. Terminando nuestro almuerzo nos despedimos y salimos. Acordamos hacerle ver las fotos que teníamos de Nueva Alianza. Esperamos a su salida y como teníamos prisa para partir tuvimos que pedirle disculpas y hacerle salir de una sobremesa amigable que mantenía con el resto de trabajadores del sector salud en Maypuco. Amablemente nos atendió, confirmó que fueran posibles tos ferina, pero que se precisa un examen en el laboratorio referencial de Iquitos para descartar la posibilidad. Amablemente nos despedimos de él y continuamos nuestra ruta.
Con las explicaciones del doctor nos vienen a la mente que en el mes de marzo de 2011 en la comunidad nativa de Nueva Fortuna, distrito de Parinari, provincia de Loreto, hubo 20 casos de tos ferina, según información de un antiguo promotor de salud. Y en Santa Rita de Castilla, distrito de Parinari, en abril 2011, al menos dos niños en torno a los 10 años también con “presunta” tos ferina.
Ahora que las previsiones sitúan el crecimiento económico para este año 2011 en el 7.5%, el Ministerio de Salud (MINSA), de quien jamás seremos sus trabajadores por falta de competencia técnica, tiene entre sus metas aumentar la cobertura de “partos institucionales” (atendidos en Centros de Salud), dejando a un lado la sabiduría ancestral de los pueblos indígenas que durante miles de años han atendido los partos de sus gentes y donde la ciencia médica descubre que es preferible no cortar el cordón umbilical al momento del nacimiento, práctica común en la medicina occidental, sino demorar varios minutos en cortarlo. Los pueblos indígenas no cortan el cordón umbilical hasta que ha caído la placenta. Sin embargo el MINSA no tiene oídos para las parteras tradicionales, ni para promotores de salud, ni para nadie que no sean ellos, muy doctos y occidentales. En pocas palabras: el crecimiento económico sirve para desarticular los saberes tradicionales de los pueblos indígenas.
Y en cuanto al trato de la brigada, qué podemos decirles: pues que no es sino aquello del presidente ya saliente de “ciudadanos de tercera”. ¿Se imaginan tos ferina en el distrito limeño de San Isidro? Otro gallo cantaría. Pero, acá, en comunidades nativas, hasta el gallo tiene tos ferina.
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*Miguel Angel Cadenas y Manolo Berjón son padres de la Parroquia Santa Rita de Castilla, Río Marañón
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