Mundo: 9 de Agosto. DÃa internacional de los pueblos indígenas

Por Navanethem Pillay*

8 de agosto, 2009.- Los cerca de 370 millones de indígenas del mundo necesitan y merecen más que una simple celebración simbólica el 9 de agosto, fecha en la que se conmemora el Día Internacional consagrado a la reafirmación del valor y la resistencia de la vida y las culturas indígenas.

Después de siglos de represión, necesitan herramientas comprehensivas para defender sus derechos humanos, su forma de vida y sus aspiraciones. Una de esas herramientas es, sin dudas, la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.

La Declaración, entre otras disposiciones, enfatiza los principios de derechos humanos de igualdad y no discriminación hacia los pueblos indígenas. Asimismo, establece el derecho a la autodeterminación y al mantenimiento y fortalecimiento de sus particulares instituciones políticas, legales, económicas, sociales y culturales, conservando igualmente su derecho a la total participación en la vida pública.

Este documento subraya especialmente el derecho de los pueblos indígenas a preservar, disponer o comercializar libremente sus tierras y recursos tradicionales. Como corolario a más de dos décadas de negociaciones, la Declaración fue adoptada por la Asamblea General en septiembre de 2007, con el apoyo de 143 Estados Miembros. Este apoyo sigue extendiéndose. Significativamente, Australia y Colombia -dos de los países que originalmente no respaldaron el texto- apoyan ahora la Declaración. Estos avances son alentadores, pero debemos continuar esforzándonos para la aceptación universal de este documento crucial.

Tal aceptación es clave para contrarrestar las diarias dificultades y la discriminación que soportan los pueblos indígenas. Se calcula que al menos uno de cada diez pueblos indígenas en el mundo padece de extrema pobreza. Estos pueblos son proclives a recibir servicios sanitarios inadecuados y educación deficiente, si es que reciben algo de eso. Los planes de desarrollo económico a menudo los omiten o no consideran suficientemente sus particulares necesidades y tradiciones. Otros procesos decisorios suelen ser despectivos o indiferentes hacia su contribución y sus costumbres.

Como resultado, las leyes y políticas diseñadas por las mayorías con poca consideración hacia las preocupaciones de los indígenas, conducen frecuentemente a disputas y conflictos acerca de los recursos naturales que amenazan la manera de vida y auténtica supervivencia de los pueblos indígenas.

Tenemos que intensificar nuestros esfuerzos comunes para hacer de la Declaración algo más que una mera promesa de intención. Debemos traducir su letra y su espíritu en un cambio concreto, un cambio que pueda ser apreciado en la vida diaria de los pueblos indígenas.

En línea con la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas y otros instrumentos sobre derechos humanos, los Estados, los pueblos indígenas, el Sistema de las Naciones Unidas y otros interesados deben unir sus esfuerzos y alcanzar soluciones basadas en el diálogo verdadero, el entendimiento mutuo, la tolerancia y el respeto por los derechos humanos.

Tengo confianza en que el otorgarle a los pueblos indígenas verdadera voz y voto en la toma de decisiones no sólo los beneficiaría a ellos, sino también a toda nuestra sociedad, en la búsqueda de respuestas a los grandes desafíos. Consideren, por ejemplo, el impacto en el cambio climático. Los pueblos indígenas, como los pastores de renos en el Ártico o la comunidad pastoralista Masái en el este de África, enfrentan el riesgo de ser las más afectadas por el cambio climático. Pero sus culturas, experiencia y conocimiento del medioambiente pueden -y deben- brindar soluciones para enfrentar esta y otras amenazas globales.

Cuando actuamos en defensa de los derechos de los pueblos indígenas ante el arrebato o la expropiación de sus tierras, seguramente estamos también protegiendo la biodiversidad. Esto resulta evidente en lugares, como la región amazónica, en donde los métodos de forestación sostenible dominados por los pueblos indígenas pueden ayudar a enfrentar el serio problema de la deforestación.

Los métodos para promover los derechos de los pueblos indígenas en el desarrollo de las políticas y su participación en la vida pública deben ser establecidos, ante todo, a nivel nacional. Pero los gobiernos también pueden beneficiarse del saber, la experiencia, el conocimiento práctico legislativo y la promoción de los mecanismos de derechos humanos de la ONU, como también de las contribuciones de la sociedad civil. Estos socios de los derechos indígenas pueden ayudar a perfeccionar reformas de acuerdo con estándares internacionales y hacer que los temas de los pueblos indígenas tengan eco a nivel internacional.

Estos mecanismos incluyen el Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas, que reúne a cientos de representantes indígenas por año, y el Relator Especial sobre Pueblos Indígenas, quien ha ayudado a fomentar sus derechos humanos en una variedad de situaciones a nivel país. Adicionalmente, el Mecanismo de Expertos sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas tiene como tarea brindar consejo acerca de su derecho a la educación, un tema lave para los pueblos indígenas del mundo.

Queda un largo camino por delante. Y sin dudas habrá obstáculos en él. Pero trabajemos juntos para llevar los principios de la Declaración del papel a la práctica. Necesitamos actuar ahora para asegurar que los pueblos indígenas vivan en dignidad y prosperen. Han aguardado demasiado tiempo. No esperan nada menos.

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* Navanethem Pillay es Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Mensaje en ocasión del Día Internacional de los Pueblos Indígenas.

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Fuente: Políticas Públicas

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