Servindi, 01 de marzo, 2009.- El Banco Mundial ha puesto en circulación para su libre acceso la publicación: "Desarrollo con menos carbono. Respuestas latinoamericanas al cambio climático" y que usted puede descargar desde el sitio web de dicha institución (Desarrollo con menos Carbono, archivo pdf, 98 páginas)
El informe analiza las repercusiones del cambio climático en la región y lo que se puede hacer para prevenir sus efectos, tanto unilateralmente como a partir de los incentivos que surjan del acuerdo mundial sobre cambio climático que negociará las Naciones Unidas el próximo año en Copenhague.
Algunas impactos críticos del cambio climático en América Latina y el Caribe
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El documento sostiene que la región puede liderar a los países de ingreso medio en la reducción de las emisiones generadas por la deforestación, la superación del punto muerto en que se encuentra el desarrollo hidroeléctrico, el mejoramiento de la eficiencia energética y la transformación del transporte urbano.
"Este enfoque podría apoyar la recuperación económica y simultáneamente fomentar el crecimiento en áreas que mitigan los efectos del cambio climático" dijo Pamela Cox, Vice presidenta del Banco Mundial para América Latina y el Caribe.
"Al promover un cambio hacia actividades económicas con bajas emisiones de carbono, los gobiernos pueden ayudar a evitar las consecuencias peligrosas del cambio climático, así como a mejorar la competitividad de la región y contribuir a una recuperación más rápida de la actual desaceleración económica" dijo Cox.
Con la caída de los precios del petróleo, Augusto de la Torre, economista regional del Banco Mundial reconoció que "no será fácil conseguir un mayor volumen de inversiones en tecnologías verdes".
Sin embargo, subraya que "las empresas, los gobiernos y sociedad civil respaldan cada vez más la idea de que la crisis es una oportunidad para crear incentivos que permitan avanzar hacia una senda de desarrollo con baja intensidad de carbono".
Según el informe, América Latina y el Caribe, la región con mayor biodiversidad del mundo, tiene los recursos y el liderazgo para ser parte de la solución global que se requiere para llevar al mundo hacia una senda de desarrollo con baja emisión de carbono.
De los diez países con mayor biodiversidad en el mundo, cinco están en América Latina: Brasil, Colombia, Ecuador, México y Perú. Empero, éstos se encuentran también entre los 15 países cuya fauna corre el mayor peligro de extinción.
La región ha experimentado con nuevas tecnologías y enfoques innovadores para reducir las emisiones. Algunos ejemplos son:
En México, la Estrategia Nacional de Cambio Climático 2007 adopta objetivos voluntarios a de largo plazo. En el sector energético, la estrategia identifica un potencial de mitigación total de 107 millones de toneladas de gases de efecto invernadero en 2014, equivalentes a una reducción de 21% respecto de un escenario sin cambios.
Brasil avanza hacia la independencia energética a través de un fuerte aumento de las fuentes de energía alternativas, energía hidroeléctrica, etanol y biodiesel). Su producción de etanol extraído de la caña de azúcar es sostenible tanto en términos financieros como ambientales y sin contribuir al desvío de tierras destinadas a los cultivos alimentarios.
Políticas de transporte público amigables con el medio ambiente que primero se pusieron en práctica en Curitiba (Brasil) y posteriormente se replicaron a mayor escala en Bogotá (Colombia), ahora se ejecutan en docenas de ciudades de la región.
Costa Rica ha recibido reconocimiento mundial por sus esfuerzos para fijar un valor financiero a la preservación de los ecosistemas, a través de varias iniciativas de "pago por servicios ambientales".
Argentina avanza con sistemas de energía renovable en zonas rurales, que proporcionan electricidad confiable a precios que están al alcance de las comunidades e inciden positivamente en la productividad y el empleo en el campo.
A pesar de estas innovaciones, América Latina se está orientando a un crecimiento con un incremento también de las emisiones de carbono. De mantenerse las tendencias actuales, se proyecta que las emisiones de CO2 derivadas del consumo de energía en la región se incrementarán en un 33% per cápita (superior al promedio mundial de 24%) entre 2005-2030.
El estudio indica que para mantener a ALC en la senda de alto crecimiento con baja intensidad de carbono, se necesita un marco normativo coherente en tres niveles:
1. Una arquitectura internacional para el combate al cambio climático que cree suficiente impulso y sea amigable con las características específicas de América Latina, incluidos: incentivos financieros transparentes para reducir la deforestación; la extensión de mecanismos de comercio de derechos de emisión de carbono hacia diferentes sectores; la movilización de flujos financieros hacia América Latina para facilitar el despliegue de "tecnologías verdes" y la creación de mercados internacionales para biocombustibles sostenibles mediante la remoción de los aranceles y otros obstáculos no arancelarios.
2. Políticas nacionales para adaptarse a los inevitables efectos del cambio climático en los ecosistemas y el entramado social de la región, que incluyen la incorporación de las amenazas de los cambios extremos del clima en el diseño de inversiones en infraestructura, el mejoramiento de la vigilancia y pronóstico del tiempo, el reforzamiento de las medidas de protección social para que los hogares puedan enfrentar mejor las perturbaciones causadas por el clima y un mejor funcionamiento de los mercados financieros vinculados a la tierra y del agua.
3. Políticas nacionales para aprovechar las oportunidades de mitigación y hacer que América Latina forme parte de la solución global para el cambio climático. Varias de las acciones necesarias para la mitigación son también buenas políticas de desarrollo. Por ejemplo, una mayor eficiencia energética a menudo ahorra dinero; una menor deforestación tiene beneficios sociales y ambientales; un mejor transporte público puede reducir la congestión y la contaminación local, y tener un efecto benefactor para la salud, la productividad y la calidad de vida mientras que la expansión de la energía renovable fuera de la red puede ayudar a cubrir la población rural que no tiene acceso a la electricidad.
"Si la región se pone a la vanguardia, podría aprovechar los mecanismos internacionales de participación en la financiación de tecnologías de baja intensidad de de carbono y crear nuevas ventajas comparativas", señala Pablo Fajnzylber.
El informe enfatiza que una buena adaptación al cambio climático es indispensable para una política de desarrollo de largo plazo y que todos los países deben participar de este esfuerzo.
"América Latina ha demostrado un compromiso con la lucha contra el cambio climático que ha trascendido los ciclos políticos. Este es el momento para que la región actúe como un líder dentro de las naciones en desarrollo y formule soluciones globales constructivas. Si los gobiernos toman las decisiones correctas en el corto plazo, lograrán contribuir a un avance sustantivo en la conformación de una economía de mercado más sostenible", concluye John Nash, uno de los autores del informe.
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Fuente: Información de prensa del Banco Mundial
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