Por Juan Perelman Fajardo*
23 de julio, 2012.- Violando descaradamente la Constitución, pisoteando los derechos los pueblos indígenas solemnemente consagrados en ésta, desconociendo y descabezando a las autoridades legítimamente elegidas de los pueblos indígenas del Oriente, caso CIDOB, o la de los territorios como el TIPNIS, el gobierno ha dado un terrible mazazo a las autonomías indígenas suprimiéndolas de hecho. Esto es un atentado a la libertad y la democracia del pueblo boliviano.
Sin la autonomía, sin la autodeterminación, los pueblos indígenas no son nada, sólo un poco de tierra o de barro que se pisa, o que se hace a un lado para que pase el “progreso de la historia”; esto es inaceptable, los pueblos indígenas no pueden aceptar ser el material desechable de la historia, la “basura” de la historia, como se hizo con los judíos “barriéndolos de la historia” en los hornos crematorios y las cámaras de gas, ¡cinco millones!
Ahora el Estado boliviano se ha apoderado virtualmente de los territorios indígenas del TIPNIS, donde viven los pueblos yurakares, chimanes y mojeño trinitarios; ha dispuesto construir una carretera por el centro de la selva virgen amazónica del TIPNIS sin importarle los desastres ecológicos que ocasionaría al medio ambiente al destruir ese parque natural y área protegida, pero sobre todo, sin importarle el destino, el futuro, de los pueblos indígenas que viven allí, hay que hacerles a un lado, para que pase “el progreso”, ellos, los indígenas no cuentan ni siquiera como decorado del paisaje.
El Estado Plurinacional que es el que “les ha dado las autonomías”, ahora se las quita, o le da una interpretación distinta y totalmente restringida, ahora resulta que la autonomía es “hasta aquisitos nomás”, es un Estado “regalita quita-quita”, o en términos más claros es toda “la autonomía” que un Estado puede dar, o sea nada, una mentira, una burla.
El Estado, cualquier Estado, es la expresión más acabada del sistema capitalista y de la globalización, ya sea que hable de capitalismo privado o de capitalismo estatal. ¿Qué lugar tienen dentro de la globalización, dentro del sistema capitalista los pueblos indígenas? ninguno... En primer lugar son pre-capitalistas o sea bárbaros, atrasados, inservibles, inasimilables, luego un estorbo, y finalmente suprimibles.
Al Estado “Plurinacional” o al Estado a secas, le importa un reverendo carajo como viven los pueblos indígenas, no le preocupa, si construyendo carreteras o represas, si explotando petróleo o extrayendo minerales contaminan y destruyen el hábitat natural de los indígenas, o peor si los sindicatos chapareños plantan coca y montan la industria de la cocaína en el TIPNIS. ¿De qué autonomía de los pueblos indígenas podemos hablar?
Hablar de un “Estado-autonómico” o “plurinacional” es una contradicción en sí misma, (y si no, vean lo que pasa en España con las autonomías virtualmente suprimidas por la crisis y el ajuste, despojadas de cualquier recurso económico del Estado español), “Estado” significa dominación, fuerza y soberanía sobre otros, autonomía es todo lo contrario, hablar de un Estado autonómico es como hablar de un negrero esclavista-libertario, o de un capitalista-comunista, es el discurso que utiliza la globalización actual para en su nombre, el de los indígenas, suprimirlos y hacerlos desaparecer, porque eso es lo que pretende la globalización, no nos engañemos.
Evo Morales realiza la Cumbre de la madre-tierra y habla de “¡Pachamama o muerte!” para destruirla, Morales no es la excepción, todos los gobiernos hacen lo mismo, caso Argentina, Brasil, Ecuador o México, para tomar ejemplos paradigmáticos. Lo que pasa, es que los abogados hacen maravillas, entonces los bolivianos tenemos la Constitución autonómica más avanzada de América en cuestión de derechos y autonomías indígenas, pero esa “Constitución” sólo es un sucio pedazo de papel que agita la demagogia en tiempos electorales, después sirve para otros menesteres más indignos e innombrables, son lindas palabras, nada más que lindas palabras, que los kelkjéris o abogados saben tan bien manejar para endulzar los corazones.
Los sofistas
Todos los habitantes del TIPNIS y los indígenas de tierras bajas conocen al abogado Romero, un gran sofista: “Yo (Protágoras) digo, efectivamente, que la verdad es tal como he escrito sobre ella, que cada uno de nosotros es medida de lo que es, (verdadero, bueno, etc.) y de lo que no es; y que hay una inmensa diferencia entre un individuo y otro, precisamente porque para uno son y parecen ciertas cosas, para el otro, otras. Y estoy muy lejos de negar que existan la sabiduría y el hombre sabio, pero llamo precisamente hombre sabio a quien nos haga parecer y ser cosas buenas, a alguno de nosotros, por vía de transformación, las que nos parecían y eran cosas malas”.
Protágoras enseñaba el arte mediante el cual podían volverse buenas las malas razones, y malos los buenos argumentos, es decir, el arte de discutir con habilidad tanto a favor como en contra de cualquier tesis, pues respecto de todas las cuestiones hay siempre dos discursos, uno a favor y otro en contra, y él enseñaba cómo podía lograrse que el más débil resultase el más fuerte, es decir, que lo venciese independientemente de su verdad o falsedad, bondad o maldad. Bueno Romerito primero fue abogado de los indígenas y defendió sus razones, ahora es abogado del Estado y defiende sus malas razones.
Los hermanos del TIPNIS hasta ahora han seguido las vías legales, defendiendo sus buenas razones contra las malas razones del Estado, pero en este momento el Estado ha atropellado toda la legalidad, ha atropellado política y físicamente a los indígenas, los ha despojado de todos sus derechos, los ha convertido en acusados, en reos, en culpables y criminales sin derecho a la defensa, se ha apoderado por la fuerza de sus instituciones sociales como la CIDOB, poniendo gente del gobierno en esos cargos, lo mismo que está haciendo con el TIPNIS, lo hace con los guaraníes, ayoreos, chiquitanos, etc. Ha desconocido y criminalizado a sus legítimos dirigentes y poco falta para que los ponga fuera de la ley, la situación ha llegado a su límite, los pueblos indígenas están entre la espada y la pared, ¿qué hacer?
Hermanos del TIPNIS y de todas las tierras bajas del Oriente boliviano permítanme que les hable con claridad, aún a riesgo de que el gobierno me acuse de estar atizando el fuego para incendiar la pradera de la rebelión, estoy dispuesto a asumir el riesgo, por eso mismo lo hago a nombre propio para desligar y no comprometer a ninguna organización indígena y a ningún dirigente del TIPNIS, de la CPMB o de la CIDOB y otras.
Hermanos del TIPNIS ustedes tienen la razón, tienen la razón de la justicia humana y divina, tienen el apoyo de todo el pueblo boliviano que les da razón y la defiende, sus derechos están consagrados en la Constitución Política del Estado, y entonces ¿por qué el Estado no les otorga la justicia de sus reclamos y más bien pisotea sus derechos y llega a suprimir la autonomía indígena?
Hermanos del TIPNIS voy a citar la reflexión de alguien que dice: “Tener la razón es la mitad de la verdad, la otra mitad es tener la fuerza para imponerla”. La autonomía es la voluntad de dictar la ley en mi propio nombre y de someterme a ella, yo soy la verdad de esa ley porque soy señor de mí mismo, no tengo que validar mi verdad en el espejo del Estado, yo soy el determinante de mi voluntad y no el Estado porque soy libre, nadie le puede regalar la libertad a nadie, la libertad es una conquista, no un regalo: “Libre te dices, tu pensamiento... quiero ver, porque hay muchos que han perdido sus cadenas y con ellas la última razón para vivir”, Nietzsche Federico.
La libertad exige espaldas para sostenerla, no es fácil... La libertad, al ser la capacidad de decidir, es la capacidad de pensar con cabeza propia, y en este mundo tal como lo hicimos los hombres hasta ahora, frecuentemente significa la capacidad de decir ¡NO!
No a la carretera por el medio del TIPNIS por ejemplo, y en muchos otros casos que podríamos citar, la libertad nos exige defender nuestras decisiones que no siempre son aceptadas por los otros, especialmente si son más poderosos que nosotros; en 1936 durante la revolución española y la guerra civil un periodista le preguntó al presidente de la República española don Manuel Azaña: “Señor presidente, ahora que habéis derrocado a la monarquía, proclamado la República y estáis realizando una revolución, los españoles están enfrentados en una guerra civil, parece que la libertad, en vez da haberles traído soluciones les ha traído problemas, que decís al respecto? Azaña: -" Tenéis razón, la libertad nos ha traído problemas y enfrentamientos, pero nos ha hecho más dignos”.
Por lo tanto, yo soy autónomo porque soy señor de mí mismo, no dependo del espejo del Estado para encontrar en el reflejada mi libertad, mi autonomía, no soy un esclavo, no soy el espejo negativo de mi señor, yo soy libre porque me mando a mí mismo, yo soy mi ley, eso es autonomía. A esta altura creo que todos ya hemos encontrado la respuesta al problema de la autonomía indígena del TIPNIS:
La autonomía indígena del TIPNIS no puede depender del Estado boliviano para existir, ni de ningún Estado. Son los pueblos indígenas los que deben darse su ley a sí mismos, sin depender de nadie. Es al revés, son los pueblos indígenas del oriente los que deben hacerle aceptar su autonomía al Estado boliviano, imponerle su autonomía, hacerle ver que los pueblos indígenas se gobiernan a sí mismos en lo concerniente a sus comunidades, sus territorios y su destino, que el Estado boliviano debe respetarlos, como los indígenas respetan al Estado boliviano y nunca más depender de nadie como guardián de su libertad y su destino, la autonomía indígena de los pueblos del oriente, debe ser una conquista de los propios pueblos y no un gracioso regalo de nadie, nadie tiene que venir a meterse en su economía , en su desarrollo o en su organización social, entonces los que tienen el poder del Estado, si consultaran previamente a los pueblos indígenas sobre cualquier cosa respecto a los mismos, entonces sí los que tienen el poder del estado pedirán permiso para entrar a los territorios indígenas, entonces sí, los pueblos indígenas no tendrán que marchar hasta La Paz para defender sus derechos, la solución estará en su propio territorio y en ellos mismos.
Esto no quiere decir que los pueblos indígenas no sean bolivianos, la nación no es el Estado, el Estado es la falsificación, la mistificación de Bolivia por una minoría dominante y explotadora, al contrario los indígenas son el corazón de la patria, y no están contra Bolivia al estar contra el Estado, ellos son Bolivia, ellos la defienden de los monopolios extranjeros y de las burguesías criollas explotadoras y narcotraficantes. La pregunta es ¿pueden? ¡Sí que pueden, si se unen todos, si pelean como corresponde y se hacen respetar, porque tienen espaldas para hacerlo!
¡Hermanos indígenas, tienen que ir a las cosas, agarrar el toro por las astas, es decir empuñar su propia libertad! ¡Tomarla en sus manos!
Cuando Fernando Vargas proclama ¡TIPNIS o muerte! Está diciendo ¡autonomía indígena o muerte! ¡Hermanos indígenas del Oriente, autonomía o muerte... Venceremos!
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*Juan Perelman Fajardo es periodista y luchador social - artículo en patriainsurgente.nuevaradio.org / Boletín N. 168. Bolivia, 21 Julio 2012.
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Fuente: Bolpress: http://www.bolpress.com/art.php?Cod=2012072305
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