Por Carlos Monge*
La Primera, 2 de mayo, 2012.- El “Baguazo” del 5 de junio del 2009, costó la muerte de 34 personas entre policías e indígenas. Un enorme costo de vidas para que finalmente se lograra la derogatoria de algunos decretos que buscaban facilitar grandes inversiones en los territorios comunales indígenas y el lanzamiento del proceso que ha desembocado –finalmente- en la aprobación de la Ley de Consulta y su Reglamento.
Pero el “Baguazo”, la derogatoria de las “leyes de la selva” y la consagración legal del derecho a la consulta, no frenaron la entrega de concesiones petroleras y mineras que hoy amenazan la vida de las poblaciones indígenas de la Amazonía.
Por ejemplo, el 11% del territorio de la Región Amazonas ha sido concesionado a empresas mineras. En la provincia de Condorcanqui, de población mayoritariamente awajún wampís, las concesiones mineras se ubican cerca de la frontera con el Ecuador y en la cuenca del río Marañón, sobrepuestas con áreas protegidas y amenazando cabeceras de cuencas que son preciosas por su biodiversidad y sagradas para sus habitantes.
Ocupando buena parte de esa misma provincia, se ubica el Lote 116 asignado a la empresa Maurel Et Prom, que incluye el territorio de 65 comunidades nativas awajún wampís.
La empresa Maurel Et Prom ya ha venido desarrollando actividades de exploración en el Lote 116 y ya tiene aprobado el Estudio de Impacto Ambiental (EIA) para perforar un pozo de prueba en terrenos de la comunidad de Kashap, distrito de Nieva. Pero los dirigentes awajún wampís de la región dudan del EIA presentado por la empresa y aprobado por el Ministerio de Energía y Minas (Minem).
Ellos señalan que es necesario que todas las comunidades ubicadas en la concesión participen en la decisión respecto de la viabilidad de las actividades de Maurel Et Prom , sobre la base de mucho más información que aquella que ha sido presentada por la empresa misma y el Minem, de cuya imparcialidad dudan.
De la misma manera, dicen que no dejarán que sigan ahí las empresas mineras que se han instalado en las cabeceras de cuenca (frontera con Ecuador) ni permitirá que ingresen dragas en las islas que se forman en el río Marañón en la estación seca que ya se inicia.
El presidente Humala ha anunciado nuevas reglas de juego para la minería. Pues debería haber también nuevas reglas de juego para la actividad hidrocarburífera. Y deberían reconsiderarse aquellos proyectos que –como el de Maurel Et Prom- han avanzado en el marco de una institucionalidad obsoleta, sin zonificación ecológica y económica, sin participación de las autoridades regionales y locales, y sin reales mecanismos de consulta.
Los paralelos con Conga, en Cajamarca, son evidentes. Empresas que logran de parte de un amistoso Minem todas las autorizaciones legales requeridas y que negocian en términos de total asimetría con una comunidad aislada, pero cuya intervención tendrá impactos muchos más vastos, careciendo de real legitimidad social. Hay que revisar esta situación. No necesitamos un nuevo “Baguazo”.
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* Carlos Monge es antropólogo e historiador, dedicado al análisis y el activismo alrededor de la minería y los hidrocarburos.
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Fuente: Diario La Primera: http://www.diariolaprimeraperu.com/online/columnistas-y-colaboradores/petroleo-en-la-zona-de-bagua-nuevamente-olvidando-a-los-indigenas_110278.html
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