Servindi, 9 de julio, 2011.- Un congreso regional de organizaciones indígenas ashaninkas condenó la muerte de dos ciudadanos polacos, pidió disculpa pública por este lamentable suceso y ofreció su colaboración para esclarecer los hechos y sancionar a los responsables.
El comunicado recoge el sentir de las organizaciones reunidas en el I Congreso de los Pueblos Indígenas para proclamar la Regionalización de las Federaciones Indígenas de la provincia de Atalaya que empezó hoy y culmina el día de mañana domingo 10 de julio.
Señalan que los pueblos indígenas se encuentran avergonzados por este hecho que califican aislado y piden perdón a los familiares de los deudos y disculpas al pueblo de Polonia y europeo en general.
El documento suscrito por Carlos Vásquez Vásquez, presidente de la Comisión organizadora del congreso, señala que los participantes del evento han tomado conocimiento del hecho que habría sido ocasionado por comuneros de la etnia Asheninka, a la altura de la comunidad Tahuarapa, alto Ucayali, en la zona conocida como Aririka.
La muerte de los ciudadanos polacos Jaroslac Frackiewicz (70) y Celina Mroz (58) habría sido ocasionada por desinformación y confusión de los lugareños respecto a la presencia de los extraños en el lugar.
Según informó el diario Impetu, de Pucallpa, la policía detuvo a tres comuneros de la comunidad Tahuarapa, "quienes reconocieron haber dado muerte a los turistas en la creencia que eran 'pelacaras' (personas que roban grasa y órganos humanos)".
Los polacos se habían internado en una región agreste del Ucayali en una pequeña embarcación inflable (kayap), a seis horas río abajo de la ciudad de Atalaya.
Según versión de los tres comuneros detenidos los polacos fueron asesinados a fines de mayo por sus paisanos "quienes se encontraban embriagados" y los cadáveres fueron arrojados al río, motivo por el cual los cuerpos aún no son ubicados.
Contexto de post violencia
El comunicado de las organizaciones indígenas de Atalaya describe que los pueblos indígenas de la región viven un clima traumático derivado de graves sucesos históricos de violencia de los que han sido víctimas, y que aún tiene secuelas en el presente.
Por ejemplo, señala que numerosas comunidades de la región de Atalaya fueron recién liberadas hace 50 años de un largo régimen de esclavitud por obra de latifundistas ganaderos y madereros quienes sojuzgaron largo tiempo a familias indígenas.
La actual provincia de Atalaya fue hace un siglo un "centro de comercialización humana" donde un indígena era cambiado por una escopeta, un machete, una hacha o sal.
Asimismo, recuerda que los pueblos ashaninka y asheninka de la selva central hace escasos 20 años vivieron horrendos derramamientos de sangre durante la violencia interna provocada por la subversión en la década de los 80 pasada.
Esta situación de post violencia y post esclavitud aún no ha sido curada ni superada, y se ha visto agravada en los últimos años por el incesante incremento de la presencia de empresas extractoras de hidrocarburos, madereros y comerciantes en territorios indígenas.
El comunicado señala que los pueblos indígenas amazónicos viven de manera permanente el despojo de sus territorios ancestrales y la más absoluta exclusión de sus derechos por parte del Estado peruano, hasta el día de hoy.
Es en este contexto perturbador del mundo indígena amazónico en el que prosperan rumores, mitos y creencias sobre personas de tez blanca, ajenas a su contexto cultural, denominadas popularmente como pisthacos o 'pelacaras', que ingresan subrepticiamente a las comunidades para supuestamente robar la grasa y los órganos de los cuerpos humanos.
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