Por Ricardo Natalichio*
18 de septiembre, 2010.- Poner fin al ecocida sistema capitalista, es tan necesario como urgente. Es la única vía valedera para lograr estabilizar el clima del planeta en el que habitamos, es el único camino posible para preservar y restaurar los ecosistemas arrasados por la codicia humana o en vías de devastación total y ofrecer la posibilidad de tener una vida digna a los miles de millones de seres humanos que ahora no la tienen.
Con el aumento constante de la emisión de gases de efecto invernadero, la modificación de la mayor parte de la estructura vegetal, la contaminación del agua y otros tantos factores que hemos introducido al complejo sistema que mantiene la vida en la Tierra tal como la conocemos, hemos activado incontables eco-bombas de tiempo.
Calamos tan hondo en el ecosistema planetario, que modificamos el ritmo de la naturaleza. Tanto que iniciamos una nueva Era geológica, a la que por su origen humano algunos llaman Antropoceno, aunque consideramos que sería mejor pensar en un nombre mas apropiado, ya que el origen está mas emparentado con las características ambientalmente dañinas del sistema económico-político capitalista, preponderante en este momento de la historia humana, que con el Ser Humano como especie.
Muchas de esas eco-bombas ya han explotado y sus devastadores efectos encienden las luces de alarma de una sociedad en la que predomina una inocente inconciencia colectiva, totalmente funcional a este sistema predador y codicioso. Una sociedad encandilada por el brillo de los medios desarrollados por los dueños del mercado, para mantenernos presos de una forma de vida basada en el consumo de sus productos. Pero muchísimas otras permanecen activas, a la expectativa, a punto de detonar en cualquier momento. Y no solo no estamos haciendo nada por desactivarlas, sino que día a día las hacemos mas poderosas.
De continuar por este camino, los huracanes, las sequías e inundaciones, los incendios forestales, la desertización de los suelos y todos los demás efectos del calentamiento global que hemos visto hasta ahora, no serán nada. El cambio climático es como una bola de nieve que a medida que cae por la ladera de la montaña se va agrandando cada vez mas. Si no cambiamos drásticamente nuestro modo de vida, de relacionarnos con la naturaleza, lo peor está por venir.
Y lo peor del Cambio Climático, lo que viene, no lo veremos por televisión como ha ocurrido hasta ahora para muchos de nosotros, sino que lo viviremos en carne propia estemos donde estemos, porque afectará en forma directa a todos y cada uno de los habitantes del planeta.
Caminamos por la cornisa. Nos debatimos entre un futuro realmente complicado, con muchas posibilidades de ser terminal para la especie humana, como ya lo ha sido para muchas otras, y la posibilidad de implementar un cambio radical y a escala global que nos permita detener este proceso suicida que hemos estado alimentando durante los últimos siglos.
El Ecosocialismo se esgrime como una alternativa plausible, una nueva corriente que puede impulsar los vientos de cambio necesarios par para iniciar un proceso mediante el cual iniciemos una nueva Era, esta vez si, teniendo en cuenta a la naturaleza como parte de nuestra evolución, como compañera, como amiga, como Madre. Una nueva Era a la que ojalá podamos llamar el Oiko-ceno, el Eco-ceno o algún otro nombre emparentado al reencuentro del Hombre con la Madre Tierra.
Nos reencontramos la próxima semana, con una nueva entrega de esta publicación.
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* Ricardo Natalichio es Director de EcoPortal.net. Correo electrónico: rdnatali@ecoportal.net
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Fuente: Editorial del boletín de Ecoportal, publicación semanal y gratuita. Año 11 Nº 452, septiembre 16 de 2010. ISSN 1668-3145. www.ecoportal.ne o www.ecoportal.net
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