México: Deforestación y cambio climático acaban con edén tabasqueño

Las inundaciones en Tabasco se vieron agravadas por la deforestación y degradación. Foto: Greenpeace

Por Raúl Estrada

22 de agosto, 2010.- Tabasco es uno los casos más dramáticos de degradación ambiental en México, donde las políticas públicas alentaron el desmonte de bosques y selvas para transformarlos en tierras agrícolas y de pastoreo para el ganado; como consecuencia y en un contexto de incremento de la intensidad de fenómenos climáticos, hoy la población tabasqueña está en un alto nivel de vulnerabilidad frente a la crisis del clima, denunció Greenpeace.

En 1940, la cobertura de selva tropical en Tabasco representaba 49 por ciento de la superficie del estado, sin embargo para 1990 se había reducido a sólo 8 por ciento, del cual únicamente la mitad correspondía a selvas primarias. Es decir que, en poco más de cuatro décadas se perdió alrededor de un millón de hectáreas de selva con la finalidad de convertir a este estado en un emporio agrícola que nunca llegó a ver la luz tal como se había planteado en un principio (1). Esta tendencia continúa hasta la actualidad, y tan sólo se conserva una muestra representativa de los ecosistemas naturales en 4 por ciento del estado: alrededor de 100 mil hectáreas (ha) que corresponden a zonas de la sierra de los municipios de Huimanguillo, Teapa, Tacotalpa, Macuspana y Tenosique quedan 45 mil ha de selvas y acahuales, 40 mil ha de manglares, 10 mil ha de tintales y 5 mil ha de encinares (2).

“Desde mediados del siglo pasado, Tabasco replicó los modelos de desarrollo diseñados para otras condiciones sociales, económicas y ambientales, lo que ocasionó cambios drásticos en el paisaje, cuyos efectos son más patentes ahora en un escenario de cambio climático donde ya están impactado la vida y seguridad de los tabasqueños. Por ello, Tabasco debería ser considerado un ejemplo de las consecuencias nefastas que puede tener la implementación de políticas ambientales y agropecuarias sin análisis, sin planeación y con objetivos que se contradicen entre sí, como actualmente lo hacen la política forestal, la agropecuaria y la ambiental”, denunció Paloma Neumann, integrante de la campaña de bosques de Greenpeace.

“La alta vulnerabilidad que enfrenta Tabasco en la actualidad se debe a una combinación de factores: la deforestación y el deterioro constante de los ecosistemas naturales; los agresivos planes agropecuarios que han modificado drásticamente el régimen hidrológico (cortes, bloqueos y modificaciones de las trazas originales de los ríos); la tasa promedio de precipitación en Tabasco es la más alta del país (1700 mm/año) (3); además del incremento y aumento en la frecuencia de fenómenos vinculados con el cambio climático”, dijo Neumann.

“En la actualidad, en un escenario de incertidumbre frente a los impactos del cambio climático, ante la alta vulnerabilidad a tormentas e inundaciones, la ganadería en Tabasco ya no es negocio, por lo que algunos inversionistas han decidido sustituir sus potreros por plantaciones forestales comerciales. Este es un ejemplo de las falsas soluciones que se están tomando en nuestro país, en respuesta a las malas decisiones en materia ambiental”, denunció Héctor Magallón, coordinador de la campaña de bosques de Greenpeace.

“Lo más preocupante es que en lugar de diseñar políticas públicas que reviertan los factores que ocasionan la deforestación, se continúen promoviendo falsas soluciones como las plantaciones forestales y la reforestación que sólo atienden los síntomas provocados por la contradicción en las políticas públicas pero no resuelven el problema. Para evitar de forma efectiva la pérdida de masa forestal en México es necesario que las diversas dependencias responsables del uso de los recursos forestales, agropecuarios y ambientales del país trabajen de forma coordinada y con las mismas herramientas”, continuó Magallón.

El presidente Calderón se comprometió a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de México en un 30 por ciento para el año 2020. Greenpeace exige al gobierno de México coherencia entre los compromisos adquiridos en foros internacionales y las medidas que se adoptan en nuestro país en materia de medio ambiente y cambio climático, para ello se debe detener la deforestación a más tardar en 2020, y por lo tanto priorizar y tomar medidas urgentes en la planeación y ejecución de estrategias integrales que permitan detener de manera efectiva la deforestación y el deterioro de nuestros bosques y selvas.

Por esto, Greenpeace está preparando una propuesta para alcanzar una tasa cero de deforestación a más tardar en el año 2020. Dicha propuesta podrá ser consultada próximamente en el sitio de internet: www.cerodeforestacion.org

Consecuencias de la deforestación en Tabasco

De acuerdo con un análisis realizado por Fernando Tudela, actual subsecretario de Planeación y Política Ambiental de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), la expansión de la actividad ganadera constituyó el proceso socioambiental más impactante ocurrido en Tabasco entre 1960 y 1975, de tal magnitud que el hato ganadero llegó a sumar más de 1 millón de cabezas en 1970, lo que a su vez se consiguió mediante un agresivo desmonte de las selvas del estado, de tal manera que ya en 1980 más de la mitad de la superficie de Tabasco se había convertido en pastizales para ganado (1).

Como resultado de estas voraces políticas de desmonte, para la década de los 90 ya era muy amplio el espectro de afectaciones claras que habían tenido en el ambiente: alteraciones hidrológicas, degradación de suelos, erosión, salinización, pérdida de recursos bióticos y contaminaciones de diversa índole.

Las principales consecuencias de la deforestación en Tabasco ya eran patentes desde entonces: pérdida de riqueza biológica (estimada hasta 300 especies vegetales por hectárea), emisión de bióxido de carbono (CO2) a la atmósfera y la reducción en la capacidad de captura, modificaciones en el régimen climático, aumento de la escorrentía (flujo de de agua superficial) y transformaciones en el suelo como pérdida de nutrientes, erosión, compactación, salinización e inundaciones en las planicies (1).

Tabasco, vulnerable al cambio climático

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe de las Naciones Unidas (CEPAL) y el Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED) elaboraron un informe sobre el impacto de las inundaciones ocurridas en el estado de Tabasco en 2007. Las consecuencias físicas –porcentaje del territorio inundado y ubicación de dicha inundación, desbordamiento de los ríos, acumulación y duración del agua en las comunidades inundadas y afectación a comunidades circunvecinas— no tienen precedente en la historia del estado.

El impacto de las inundaciones fue de tal magnitud que se estima que en el momento más crítico 62 por ciento del estado estaba cubierto de agua, afectando a cerca de 1,500 localidades (rurales en un 90 por ciento), dejó a casi 1.5 millones de damnificados (75 por ciento de la población del estado), casi 6,500 kilómetros de carreteras y caminos afectados (73 por ciento de la red del estado), 570 mil hectáreas agrícolas siniestradas, 123 mil viviendas con afectaciones. Todos estos daños y pérdidas sumaron la impresionante cantidad de 31,800 millones de pesos (casi 30 por ciento del PIB estatal), costo también sin precedentes para un desastre de este tipo en un sólo estado (2).

De acuerdo con información del Centro de Investigación en Geografía y Geomática (Centro GEO), ya en el siglo pasado se registró un aumento en el número de huracanes de gran intensidad que tocaron tierra en la región del Golfo de México: en las primeras cuatro décadas no se registraron huracanes de categorías 4 y 5, pero en los últimos diez años el total de huracanes en cada una de esas categorías fue de más de cinco (4).

Notas:

(1) Tudela, F. Recursos naturales y sociedad en el trópico húmedo tabasqueño. En: Leff, E. (Coord.) 1990. Medio ambiente y desarrollo en México. Vol. I. Centro de Investigaciones Interdisciplínarias en Humanidades, UNAM; Ed. Porrúa. México. Pp.:149-227.

(2) CEPAL, CENAPRED. 2008. Reporte, Tabasco: Características e impacto socioeconómico de las inundaciones provocadas a finales de octubre y a comienzos de noviembre de 2007 por el frente frío número 4. CEPAL, CENAPRED, SEGOB, Gobierno del Estado de Tabasco. México. 231 pp. Disponible en: http://www.cinu.org.mx/medioambiente/...

(3) Tapia, O. y J.M. Núñez. Geoinformación de relevancia hidrológica para el Corredor Biológico Mesoamericano-México. En: Centro GEO. 2008. Importancia del capital ecológico de la región del Corredor Biológico Mesoamericano-México: evaluación de la biodiversidad, ciclo hidrológico y dinámica de la cobertura forestal. Centro de Investigación en Geografía y Geomática, Centro GEO; Corredor Biológico Mesoamericano-México, Comisión Nacional para el conocimiento y Uso de la Biodiversidad; Semarnat, México. Pp.: 37- 54.

(4) Centro GEO. 2008. Importancia del capital ecológico de la región del Corredor Biológico Mesoamericano-México: evaluación de la biodiversidad, ciclo hidrológico y dinámica de la cobertura forestal. Centro de Investigación en Geografía y Geomática, Centro GEO; Corredor Biológico Mesoamericano-México, Comisión Nacional para el conocimiento y Uso de la Biodiversidad; Semarnat, México. 95 pp.

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Fuente: Ecoportal.Net: http://www.ecoportal.net/content/view/full/94955

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Comentarios (1)
Claudio Ramos (no verificado) Lun, 23/08/2010 - 18:37
Felicitaciones por difundir este daño ecologico, dado que poco se conoce a nivel latino americano de los problemas que se generan en diversos paises. Aqui en el Peru se pretende construir una mega central hidroelectrica de "Inambari", con una inversion de 4,000 millones, solo en un 80 % para satisfacer la demanda de enrgia del Brasil. lo que significara la inundacion de 41,000 has de bosques que generara consecuencias ambientales. Espero articulos o investigaciones sobre impactos ambientales de megaproyectos hidroelectricos saludos Claudio
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