Gaza se desangra !Urge detener ese genocidio!

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Editorial

Durante esta aceleración del genocidio en Palestina a cargo de los estados terroristas de Israel, Estados Unidos y sus cómplices en Europa, vemos a diario las luces de los proyectiles caer lentamente iluminando la muerte de los inocentes. Esas imágenes de la destrucción de Gaza, la información inmediata, han hecho posible las multitudinarias manifestaciones pidiendo el alto a la masacre. ¿Qué sería hoy de los gazatíes y que sería de la humanidad toda sin esas marchas y sin esa cobertura?

Y es que la situación Palestina lleva décadas en la conciencia del mundo árabe y en la de occidente. Entonces no sólo están presentes los portales de noticias de medio oriente como Al Mayadee o Alyazeera, sino también corresponsales dentro de la misma franja de Gaza que informan a los organismos internacionales y a las grandes cadenas de noticias. Ellas se encargan después de relativizarlo todo, evitando términos a su conveniencia, llamando “terroristas” a lxs 5000 niñxs muertos y “héroes” a los asesinos a sueldo.

Otro capítulo es el internet y las burbujas de información que gobiernan el mundo virtual. Los algoritmos y la inteligencia artificial, no hay que olvidarlo, son programados para responder a intereses alineados con los presidentes del terror y los primeros ministros de la manipulación.

Aún así, leer, ver y escuchar las voces de lxs mismxs que sufren los ataques nos salva de olvidar, de contribuir por omisión o desconocimiento con la maquinaria de hacer dinero a costa de la vida.

Algunas noches Israel cortó las comunicaciones, el internet dejó de funcionar y no había cómo comunicarse con el interior. Entonces la comunicación, contar lo que sucede, se convirtió en algo tan vital como el agua, la comida o las medicinas.

Tal vez desde esta perspectiva es posible entender mejor la situación de millones de pueblos, territorios y comunidades, que además del ataque brutal de los estados y las empresas extractivas, padecen el silencio y la invisibilización de su lucha. Entendemos mejor la situación de Máxima Acuña que sigue enfrentando casi a solas, desde su altura, a una minera que la hostiga constante y cobardemente; entendemos el desamparo de los cientos de luchadores sociales y medioambientales, protectores del planeta, amenazados y asesinados en la Amazonía; entendemos la importancia de las emisoras locales y radios comunitarias en quechua, aymara, mapudungun, etc. que acompañan la resistencia de sus pueblos.

Desde la dura realidad de este genocidio, que ocurre al otro lado del mundo, en una lengua y una cultura igualmente distante, entendemos mejor la enorme importancia de las muchas y muchos comunicadores indígenas que batallan a diario para subsistir en el mercado de conciencias del periodismo convencional, sacrificando familia y exponiendo sus vidas, por amor a sus territorios y a su gente.

A diferencia de su postura frente a Palestina, a los canales de televisión, a los grandes comunicadores de internet no les importan los pueblos indígenas.

Minimizan su importancia en la defensa de las selvas y fuentes de agua, ridiculizan su conocimiento práctico y espiritual de los territorios y silencian (debería decir, el dinero les tapa la boca) la violencia, el asesinato y la represión que cometen mafias legales e ilegales.

Por todo esto, en Lucha Indígena, volvemos a reafirmar nuestro compromiso con las luchas de los hijos e hijas de la tierra, con los guardianes de las selvas, los lagos y los ríos, con la lucha de las defensoras de cada ser indispensable de este planeta, nuestra madre tierra que somos nosotrxs mismxs.

Reafirmamos nuestra apuesta por la organización horizontal, la búsqueda de la tolerancia y el consenso, la construcción del autogobierno de los territorios y la política desde abajo; lejos de la menudencia de la política partidaria y la atomización de la llamada izquierda tradicional en todo el mundo; y en franca y persistente oposición a los proyectos extractivistas colonizadores, esclavistas, que insisten en morir persiguiendo el último gramo de oro, la última gota de crudo, el último centavo aunque eso nos signifique la extinción.

La guerra es la criatura más perversa de este sistema y los pueblos indígenas resistimos a una guerra silenciosa de siglos. Pero la crisis global ambiental y social, además de la destrucción del sistema financiero, además de las sequías y tormentas, traerá la inevitable transición. Sortearemos ese destino de mejor manera los que logremos formar comunidad y actuemos sobre nuestros territorios en consonancia con los ciclos y procesos de la naturaleza. La organización, la memoria, el conocimiento y la inteligencia de nuestros pueblos es la herramienta más importante y Lucha Indígena caminará junto a los pueblos, ese camino sin mapa, hecho de sueños, hierbas silvestres, piedra y el soplo de los espíritus que cuidan el corazón de lxs niñxs que nacen en medio del desastre.

¡Alto al Genocidio en Gaza!