Caza de brujas

Por Raquel Neyra

28 de enero, 2014.- En la época medieval, en la época del oscurantismo, toda persona algún tanto diferente era condenada sin más ni más. Eran épocas en las que reinaba la ignorancia. Toda persona diferente terminaba rechazada. Es así que mujeres con algún saber ancestral o simplemente distintas o algo rebeldes eran calificadas de brujas y terminaban en la hoguera

porque representaban un peligro para el poder de esa época que buscaba mantener a la población en la ignorancia.

Han pasado centenares de años y se vuelva a iniciar en nuestro país algo similar a las mejores épocas de Mc Carthy – conocido senador estadounidense por su política de “caza de brujas”, es decir de aquellas personas que pudieran ser un peligro para su sistema capitalista depredador.

Los albores de esta caza de brujas lo representa la Ley 30151 que otorga impunidad a las fuerzas del orden en el uso de sus armas y las eternas denuncias y difamaciones contra cualquier persona que se oponga al proyecto minero Conga y a otros proyectos extractivistas en el país.

No contentos con azuzar a la población en contra de los defensores del medio ambiente, ahora buscan extraños poderes ocultos extranjeros que tendrían las manos malévolas sobre el país y se opondrían a inversiones (vale decir inversiones de extranjeros también, pero parece que para el gobierno estos serían los “buenos”?).

¿Pueden un par de pequeñas ONG, inclusive algunas reconocidas internacionalmente y miembros de los consejos de las Naciones Unidas o algunos senadores o diputados que gozan de la libertad de expresión y de acción en sus países europeos ser tan poderosos e impedir una inversión minera? ¿No será que el gobierno y sus tentáculos se han dado cuenta de que aquéllas organizaciones, personas y colectivos, que no tienen ni un cobre ni un sol para dar ni regalar – contrariamente a lo afirmado- son capaces de movilizar a la opinión pública mundial contra un proyecto ecocida en todo sentido de la palabra?

¿No toma agua el Sr. Santillana? ¿No quiere él y su familia y amistades gozar de buena salud? ¿No quiere él praderas y bosques limpios para que sus vástagos puedan correr alegremente? ¿No quieren ellos todos un buen queso cajamarquino en la mesa de cada día... además que da trabajo a miles de agricultores y ganaderos y comerciantes y transportistas y los turistas compran por kilos? Y encima es recontra sano, un cóctel de calcio. ¿No tenemos todos derecho a vivir en paz y bien?

Finalmente, estos señores del gobierno buscan “conexiones extranjeras” para ensañarse contra los defensores del medioambiente del país y tener un pretexto más para atacarlos.

En el Perú se ha inventado un nuevo delito, el ser defensor del medio ambiente. Pronto le seguirán los médicos por curar a la gente, o los abogados por defender a las personas. Por ahí va la cosa.

SOLIDARIDAD CON TODOS LOS DEFENSORES DEL MEDIO AMBIENTE COMPROMETIDOS CON EL PORVENIR DE UN PERÚ SANO Y QUE DURE MILES DE AÑOS MÁS.

 

Miguel Santillana, el inquisidor caza brujas quién funge de analista independiente cuando en realidad es un servidor de la empresa Yanacocha. Últimamente se ha dedicado a atacar a la cooperación solidaria que apoya a organismos defensores de los derechos humanos y líderes ambientalistas. Ver diario: Expreso, del 23 de enero 2014)

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