Urge en el Perú un nuevo gobierno nacional y congreso y a nivel regional un nuevo gobernador y con la vigilancia ciudadana se continúe la línea de nuestros mejores anhelos humanos, que le devuelva racionalidad a nuestra convivencia, que rescate a nuestra sociedad del colapso social y ambiental con que despertamos cada día.
Sin agua no hay democracia, tercera marcha por la vida en Iquitos
Por José Manuyama
29 de marzo, 2024.- Sí se pudo convocar, gracias al comité del agua y una gran coalición ciudadana, a más de 10 mil personas a la tradicional plaza 28 de Iquitos, como si no hubiera sido suficiente haber hecho dos grandes marchas anteriores a fines del 2023 para que autoridades inteligentes hayan evitado esta tercera asumiendo sus responsabilidades ante años de impunidad y envenenamiento del río Nanay por la minería ilegal.
Hoy, marzo de 2024, penosamente hay más dragas en este río que el año pasado. No hay nada que mueva a todas las instancias regionales y nacionales que tienen que ver con el tema, una inmovilidad punible y vergonzante que no queda otra cosa que encararlos públicamente ante tanta falta de capacidad y de ética para asumir sus funciones.
Asimismo, el gobierno de Dina Boluarte, en lugar de cambiar al que diera una concesión minera sobre el río Nanay, a todas luces irregular, lo premió asignándole el cargo de viceministro de Minas de la cartera de Energía y Minas. Hoy la Amazonía está más amenazada que nunca.
Foto: Fórum Solidaridad Perú.
Tuvo que venir la tercera marcha por el agua (21 de marzo de 2024) ante la ceguera, el desacato a sus propias funciones institucionales, de parte de las principales autoridades nacionales y regionales, sean la presidente de la República, el ministro de Defensa, del Interior, gobernador de Loreto, Fiscal de la Nación, entre otros. No existe minería ilegal solo por unos inescrupulosos operarios sino por la colaboración dolosa de muchas malas autoridades con estas actividades delictivas.
No existe minería ilegal solo por unos inescrupulosos operarios sino por la colaboración dolosa de muchas malas autoridades con estas actividades delictivas.
Es lo paradójico de la democracia de papel, de pantalla, de dictaduras maquilladas de Estado de Derecho. Democráticamente cunden las inseguridades de todo cuño se podría decir. Cuando una autoridad hace lo que le da la gana, ni escucha a la población, a la cual le deja a la deriva, no existe democracia. Esta palabra se convierte en una frase carente de contenido real y solo sirve para aparentar y justificar una formalidad engañosa.
Además de demandar atención a las comunidades del Nanay, lucha contra la minería en la selva tropical, tuvimos que sumar la exigencia de derogatoria de la modificatoria de la ley forestal, ampliamente golpista contra los bosques, contra el agua de todo el Perú, una ley que aprobó fraudulentamente un congreso rechazado por la población y donde muchos congresistas están denunciados o investigados por la fiscalía peruana por todo tipo de delitos.
Por la tercera marcha, Iquitos se está convirtiendo en un centro cívico de defensa del territorio, de los bosques, de los ríos y de la democracia tan masacrada por malos congresistas, un ejecutivo servil a oscuros intereses e instancias regionales manchadas de corrupción y malas juntas.
A la llamada Amazonía de herencia ancestral la democracia griega le queda corta, ya que tradicionalmente, en general, la convivencia es de igualdad, sin jerarquías ni castas tan tradicionales en el mundo occidental u otras culturas, un aspecto que fue estudiado por el antropólogo Jorge Gasché. Esa igualdad que fue reemplazada por el discriminador sistema de clases hoy imperante y que impide avanzar hacia una verdadera democracia y una sociedad integrada. Antes que se pierda esta condición cultural originaria debería ser la base de una verdadera democratización del país desde el corazón selvático.
Fue un honor compartir los mismos anhelos, esperanzas y exigencias con niños adolescentes, jóvenes, adultos, señores y señoras, creyentes, ecologistas, ambientalistas, deportistas, docentes, religiosos, padres y madres de familia “amazonistas”, con el obispo del Vicariato de Iquitos, Miguel Ángel Cadenas convertido en un selvático de corazón, un digno ejemplo muy acorde con los lineamientos esbozados por el Papa Francisco que podríamos decir también es “charapa” por su exhortación apostólica Querida Amazonía y parafraseando a Juan Pablo II. Sin creación no hay fe. En realidad, cuánta gente se sintió llamada al grito desesperado del agua y de la vida. La “casa común” nos une.
En varias partes del Perú y del mundo se programaron acciones reivindicativas alrededor del Día Mundial del Agua. No es para menos ya que este día es en la práctica el día mundial del funeral del agua por la situación de maltrato al agua en todo el orbe. Y más aún en la Panamazonía donde pueblos indígenas, ribereños y la sostenibilidad del bosque pervive bajo ataque del extractivismo formal y de las lacras ilegales en complicidad con una parte del aparato estatal que boicotea cualquier esfuerzo de contrarrestar el colapso de uno de los últimos reductos arbóreos de planeta tan importante para el equilibrio de la vida tal cual la conocemos.
Tan de cabeza están las cosas en Perú y en toda la Amazonía continental que este respiro ciudadano loretano merece seguir fortaleciéndose. Tanto por nuestra sobrevivencia territorial cultural, opacada por el racismo heredado, cuyos rasgos ecológicos y bosquesinos de confraternidad con la naturaleza le puede hacer tanto bien a la humanidad del futuro.
Morir con cáncer a los 40 años es algo que no debe pasar y suele suceder en casos particulares en gran número. Que la humanidad colapse antes de tiempo por un cáncer prevenible como es la economía irracional es un aborto del ser humano como especie. Sin salud no hay futuro. La sencilla vida “aguacina” es compatible con un minimalismo económico hacia donde debemos migrar. El agua es el espejo del porvenir. Sin bosque no hay agua, sin agua no hay vida. Sin agua sana no hay democracia, pues no hay derechos humanos. Es el gran éxodo cultural y político al que debemos acometer.
Debemos tener las zapatillas listas para caminar nuevamente como un río de gente por un nuevo pueblo de valores amazónicos, de bondad entre los seres humanos y demás seres vivos, para erradicar todas las economías insanas y delictivas del territorio amazónico, para recuperar el Estado secuestrado por grupos de poder que no reparan en la destrucción del futuro con tal de ganar, aunque sea suciamente en el presente. Y descansaremos hasta lograr una región libre de minería y economías delictivas. Pan con dignidad y una real democratización de nuestro país.
Urge en el Perú un nuevo gobierno nacional y congreso y a nivel regional un nuevo gobernador y con la vigilancia ciudadana se continúe la línea de nuestros mejores anhelos humanos, que le devuelva racionalidad a nuestra convivencia, que rescate a nuestra sociedad del colapso social y ambiental con que despertamos cada día.
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* José Manuyama Ahuite es de origen kukama, es profesor licenciado en Educación en la Especialidad Ciencias Sociales en la Universidad Nacional de la Amazonía Peruana (UNAP). Con estudios de postgrado en gestión educativa. Es coordinador del Comité de Defensa del Agua de Iquitos, un espacio de la sociedad civil que impulsa la lucha ambiental desde 2012. Fue protagonista del documental premiado “Pisar Suavemente la Tierra” del director Marcos Colon. Actualmente encabeza la lucha contra la minería ilegal de oro que azota al río Nanay.
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