Por Guillermo Hurtado
La Razón, 25 de julio, 2018.- Hace unos días, Alejandro Solalinde, sacerdote simpatizante de Morena, se ofreció como mediador entre el virtual Presidente electo y el EZLN. Solalinde dijo que llevaría una carta de nuestro futuro Presidente a la comandancia rebelde en la que ofrecía un diálogo constructivo para superar las diferencias y trabajar juntos por el bien de México.
Sin embargo, el EZLN respondió de inmediato que no aceptaba la mediación y que no estaba interesado en comenzar una negociación con el partido ganador de la elección pasada. Las palabras que usaron para hablar de Solalinde fueron particularmente duras.
El comunicado neozapatista sostiene que lo único que han recibido del sacerdote son “mentiras, insultos, calumnias y comentarios racistas y machistas, al suponer que, como se sostenía en la época del salinismo y el zedillismo, somos unos pobres indígenas ignorantes”.
Es evidente que si Andrés Manuel López Obrador desea un acercamiento con el EZLN, tendrá que encontrar otro intermediario menos polémico.
La negativa del EZLN inquieta sobremanera a ciertos grupos dentro de Morena, en particular, a los que proceden de la vieja izquierda comunista. No pueden entender por qué no se han incorporado, como tantos otros priistas, perredistas y panistas a su movimiento. Desde ese sector de Morena se han ofrecido dos críticas al rechazo del EZLN de dejar las armas e incorporarse al proceso social dirigido por Morena.
Las críticas son las siguientes:
1.- Ya no hay razón para que el EZLN siga activo. Ganó la izquierda por la vía democrática.
2.- Más allá de las diferencias que pueda haber entre Morena y el EZLN, es un error político que el segundo se margine y no participe en la transformación de México encabezada por el primero.
Las respuestas neozapatistas a estas dos objeciones son las siguientes:
1.- México no viró hacia la izquierda con la elección anterior ni lo hará durante el próximo gobierno de Morena. En palabras de la comandancia: “Podrán cambiar de capataz, mayordomos y caporales, pero el finquero sigue siendo el mismo”. El EZLN es la única formación política mexicana que rechaza abiertamente el capitalismo. Negociar con Morena sería, para ellos, una traición a los principios fundamentales del movimiento.
2.- Cuando los comunistas mexicanos se aliaban al PRI por razones estratégicas –por ejemplo, cuando el Partido Comunista apoyó la candidatura de Ávila Camacho– se amparaban en la doctrina de que el enemigo de mi enemigo es mi amigo. Mao le dio una justificación dialéctica a este principio con la distinción entre la contradicción principal y la contradicción secundaria. Sin embargo, los neozapatistas no piensan de esta manera. Para el EZLN, Morena no es un enemigo del verdadero enemigo: lo que ellos llaman “la hidra capitalista”.
Tal parece que Morena tendrá que acostumbrarse a tener una oposición desde la izquierda. Todavía es pronto para saber si eso será bueno para México.
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