¿Cómo mirar a los bosques? Desde sus diversas perspectivas estas no deben conllevar a su pérdida ni a la incoherencia de políticas que prometen su conservación alentando a la vez su depredación. Se requiere pasar de un paradigma de crecimiento económico a cualquier costo al paradigma de la sustentabilidad.
Por Rodrigo Arce Rojas*
20 de julio, 2018.- Con gran éxito se desarrolló el 12 y 13 de julio pasado la "Jornada Complejidad y Desarrollo Forestal". El evento fue organizado por el Capítulo de Ingeniería Forestal del Colegio de Ingenieros del Perú de la Departamental Lima. El evento tuvo como ponentes a Rodrigo Arce, Hugo Che Piu, Raúl de los Ríos y Roxana Ramos.
La jornada concitó la atención por lo novedoso del enfoque y por la posibilidad de aplicar nuevos enfoques epistemológicos, marcos teóricos y metodológicos para el desarrollo forestal. Resalta el enfoque del pensamiento complejo para abordar de manera sistémica el desarrollo forestal y tener la capacidad de pensar lo que no ha sido pensado, mirar lo que no ha sido mirado, sentir lo que no ha sido sentido. En tal sentido se precisó que se requiere agudizar los sentidos para percibir las fracturas, quiebres, las crisis, la incertidumbre.
Tomando como base la ponencia presentada por Ramos (2018) en este artículo se presenta una versión ampliada de las diferentes perspectivas de cómo se perciben los bosques. Las perspectivas propuestas son:
- Los proteccionistas
- Los productivistas
- Los carbonófilos
- Los agraristas
- Los “mineralistas”
- Los desarrollistas
- Los “lotizadores”
- Los (socioeco) sistémicos
- Los indiferentes
Desarrollemos cada una de estas perspectivas:
Los proteccionistas: Llamados también preservacionistas. Se encuentran aquí a los que equivocadamente se les llama conservacionistas (porque la definición original de la conservación tiene que ver con la gestión de uso de la biósfera e incluye de las dimensiones del no tocar y el saber tocar, o sea manejar). Privilegian la protección de los bosques por encima de otras consideraciones y debería limitarse lo máximo posible las actividades productivas distintas a los servicios ecosistémicos que ofrecen los bosques.
Los productivistas: Son los que consideran que los bosques deberían brindar aportes significativos a la economía nacional a partir del manejo forestal. Consideran que la actividad forestal basada en el manejo forestal debería tener todas las condiciones para desarrollarse y así contribuir con la generación de empleos y el crecimiento económico. Critican lo que llaman las sobrerregulaciones forestales que impiden que los mercados puedan cumplir su rol de dinamizar la economía forestal. Consideran que el plan de manejo es suficiente para garantizar condiciones ambientales y que no hay que mezclar producción con conservación.
Los carbonófilos: En esta mirada el bosque vale por el carbono que almacenan y que capturan los bosques. Esta visión se fundamenta en la valoración del carbono de los bosques como opción (parcial) para hacer frente al cambio climático.
Los agraristas: En esta perspectiva se encuentran todos los que consideran que las tierras de los bosques amazónicos deberían destinarse al desarrollo de actividades agrícolas y pecuarias que tienen mejores precios y mercados que los productos forestales. En este grupo se encuentran los que aducen que los bosques en pie no valen nada y que es posible y deseable transformarlos (tumbarlos y quemarlos) para generar oportunidades reales a los campesinos y campesinas.
Los “mineralistas”: En esta perspectiva los usuarios no consideran para nada los bosques y las tierras valen por el mineral que se encuentra en el subsuelo o los lechos de los ríos. Esta mirada es compartida por pobladores, por funcionarios, técnicos y líderes de opinión que ven en la minería (ilegal) forma rápida de obtener recursos económicos para la economía familiar y nacional.
Los desarrollistas: En este grupo se encuentran todos los que consideran que las infraestructuras (construcciones, carreteras), las represas para centrales hidroeléctricas, entre otras obras) significan desarrollo para la Amazonía.
Los “lotizadores”: En este grupo se encuentran los traficantes de tierras que usan mecanismos formales e ilegales para hacer negocios a partir de las tierras amazónicas. Frecuentemente estos actores actúan asociados con funcionarios corruptos que favorecen tanto la conversión de bosques a otras actividades (incluyendo predios urbanos) como el posterior saneamiento físico legal de esos terrenos.
Los (socioeco) sistémicos: Esta es una perspectiva minoritaria que considera que los bosques deben ser vistos y gestionados bajo el concepto de paisajes forestales sostenibles y se fundamenta en la gestión territorial sostenible. Esta perspectiva es la más difícil de encontrar por el sectorialismo, las miradas disciplinarias, la débil gobernanza y baja cultura de coordinación y articulación.
Los indiferentes: En esta perspectiva están todos aquellos para quienes los bosques son algo lejano física y afectivamente y no existe ninguna preocupación sobre lo que pase con los bosques. Consideran que los problemas u oportunidades que puedan brindar los bosques no van con ellos y que tienen temas más importantes que atender o prestar atención.
Reflexionando sobre las diversas percepciones descritas sobre los bosques se encuentran tres posiciones básicas: i) Pro bosques, ii) anti bosques, y iii) no me importan los bosques. La tipología no es excluyente y en ocasiones se producen traslapes, mezclas o cambios de opinión según los roles que se cumplan en el tiempo.
En la administración pública nacional se encuentran estas diferentes perspectivas por lo que en muchas ocasiones se generan tensiones y conflictos de planes y acciones. En los propios ingenieros forestales se encuentran diferencias en cuanto a las perspectivas.
Muchos proyectos “de desarrollo” promovidas por el Ministerio de Agricultura, al cual se encuentra inscrito el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre – SINAFOR, tienen planes y acciones que conllevan a la pérdida de bosques. Se encuentra una incoherencia entre los compromisos internacionales para la conservación de la biodiversidad forestal y para enfrentar el cambio climático con proyectos de desarrollo agroindustrial y ganadero.
En el sector minero se apuran procesos de formalización minera que en la práctica legitiman la destrucción de los bosques. Más que una mirada de sustentabilidad la formalización es vista como un proceso de contribución al desarrollo económico del país independientemente de los impactos sociales y ambientales que puedan causar y son consideradas externalidades.
Antes que enfoques que polaricen a las y los peruanos lo estratégico es cómo lograr visiones integradoras que logren una genuina sustentabilidad en su carácter fuerte (o sea que consideren la totalidad de los Objetivos de Desarrollo Sostenible).
Por ello resultan prometedores los enfoques de paisajes forestales sostenibles que cuentan con una aproximación socioecosistémica. Para que ello sea posible se requiere buena gobernanza y una alta capacidad de diálogo transformador. De un paradigma crecimiento económico a cualquier costo se requiere pasar al paradigma de la sustentabilidad.
Esto no es fácil pero es necesario. Se requiere también buena ciencia, conocimientos locales, investigación-acción y lucha frontal con la corrupción. Hace falta un pensamiento complejo religante y que tenga la capacidad de superar los constreñimientos institucionales, legales, formativos y culturas que legitiman la separación de la sociedad y la naturaleza y que legitiman impunemente la destrucción de los bosques.
Referencias:
Ramos, Roxana. (2018) ¿En qué situación estarán nuestros bosques en 2030? Ponencia presentada en la Jornada Complejidad y Desarrollo Forestal. [Diapositivas]. Lima: Capítulo de Ingeniería Forestal del Colegio de Ingenieros del Perú de la Departamental Lima.
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*Rodrigo Arce Rojas, es doctor en Pensamiento Complejo por la Multiversidad Mundo Real Edgar Morin de México. rarcerojas@yahoo.es
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