Por Julio César Cerna Cano*
18 de abril, 2019.- La trágica desaparición del dos veces presidente del Perú, Alan García Pérez (QDDG), ha generado un alto impacto en el mundo político nacional e internacional. Político de vocación, líder carismático, de personalidad narcisista y egocéntrica, tuvo una inesperada y repentina partida.
¿Cuáles habrían sido las motivaciones del ex mandatario para optar por el suicidio antes que ser detenido de manera preliminar? ¿Cuál es el impacto de la desaparición del ex presidente García en los militantes del Partido Aprista Peruano? ¿Cuál será el futuro político del Partido Aprista Peruano sin Alan García? ¿Qué impacto tendrá la desaparición del líder aprista y ex presidente del Perú en la política nacional?, son algunas de las interrogantes que pretendemos responder en el presente artículo.
No es frecuente suponer que una persona con rasgos narcisistas y egocéntricos pueda optar por el suicidio. La clave para comprender por qué una persona opta por autoeliminarse se encuentra en la autoestima. Tal como pueden revisar en mi publicación del 18 de noviembre pasado, en esta misma página, con ocasión de la solicitud de asilo político a la embajada del Uruguay comenté que "detrás de un ego colosal y omnipotente, puede ocultarse una personalidad insegura de sí misma, inestable, con un gran déficit de autoestima, carente de afecto positivo, regida por el principio de placer freudiano que lo hacer rehuir del dolor".
la desestimación del asilo político pudo generar en el líder aprista, una reacción depresiva, teniendo en cuenta que este tipo de personalidades no aceptan el "no" ni el rechazo de nadie porque precisamente tienen un sentimiento de superioridad sobre el resto de personas
Sumado a ello, tenemos que la desestimación del asilo político pudo generar en el líder aprista, una reacción depresiva, teniendo en cuenta que este tipo de personalidades no aceptan el "no" ni el rechazo de nadie porque precisamente tienen un sentimiento de superioridad sobre el resto de personas.
Es probable, además, que la vida personal del dos veces presidente del Perú, no haya tenido satisfacción afectiva, ya que no es nada sencillo tolerar a las personalidades narcisistas por los rasgos psicológicos que presentan: se autoperciben mejores que todos, quieren ser el centro de la atención, son manipuladores, carecen de empatía, se muestran aparentemente invulnerables, con escasa autocrítica, tienen una excesiva vanidad, ninguna persona es suficientemente necesaria para ellos, entre otros.
De manera adicional, García Pérez estuvo atravesando por una serie de tensiones que probablemente ya no pudo manejar hacia el final de su vida y optó por autoeliminarse antes que sentir la "humillación" de un sistema de justicia descalificado para él que de acuerdo a su interpretación quería verlo encerrado como sea. Una persona habituada a la libertad, con finos gustos, que se percibe superior, invulnerable y omnipotente, no podría aceptar una ofensa como ser investigado o juzgado por la justicia de un país corrupto, que gobernó por voluntad popular en dos ocasiones.
Alan García falleció en su ley, al preferir autoeliminarse antes que ser presentado ante los medios de comunicación del Perú y del mundo como "un corrupto más", y pasar una "humillación y vergüenza", que su orgullo narcisista no podía tolerar. Probablemente, lo que pudo gatillar esta trágica determinación fue su impulsividad y vehemencia que como siempre tuvo como político.
En conclusión, el político y la persona son una sola unidad, no son distintos ni diferentes. Tal como se comporta en la escena política, lo hace en su entorno familiar y personal. Un político autoritario, corrupto, sin ética, no puede ser una buena persona, simplemente.
Tal como se comporta en la escena política, lo hace en su entorno familiar y personal. Un político autoritario, corrupto, sin ética, no puede ser una buena persona, simplemente.
El impacto de la desaparición de García tendrá múltiples implicancias psicopolíticas. Por ejemplo, en el seno de su organización política tendrán que trabajar todo un proceso de duelo por la pérdida de su líder. Los apristas se tomarán su tiempo para recordar a García como lo indican los cánones de su tradición política.
La desaparición de García dentro del Partido Aprista solo es comparable con la de Víctor Raúl Haya De la Torre, su fundador, y de Armando Villanueva Del Campo, otrora patriarca del aprismo peruano. El aprismo está de luto y debe ser respetado, porque no ha fallecido un militante cualquiera, han perdido a su gran líder político que condujo al poder en dos ocasiones a esta organización política.
Siempre se esgrimió que Alan García era el Partido Aprista. Como líder carismático, García tuvo una inobjetable aceptación en su partido, era el indicado para seguir conduciendo al Aprismo en las elecciones del 2021. Él mismo había anunciado que estaba pensando en volver a postular en las próximas elecciones.
El futuro del partido Aprista sin García traerá múltiples cambios, algunos inesperados y poco aceptados. Será la propia cúpula política la que determinará los cambios en el partido, y los militantes del partido de la avenida Alfonso Ugarte estarán afectados emocionalmente por el repentino deceso de su líder.
Por último, la escena política nacional ya no será la misma sin García. La política peruana ha perdido un gran animador de las contiendas electorales (aunque en las elecciones del 2016 no alcanzó más allá del 6% de los votos de los peruanos), pero García, pese a tener un alto antivoto, como político siempre fue protagonista, y algunos políticos para tener resonancia tuvieron que atacarlo en los debates o denunciar las irregularidades que hubo en sus gobiernos, no solo para mantenerse mediáticamente vigentes, sino para establecer alguna conexión emocional con un sector del electorado peruano, antiaprista y antialanista.
La Psicología Política en el Perú y en el mundo ha perdido hoy, una figura que nos permitía explicar, comprender y describir la personalidad política, el comportamiento, las actitudes de una figura pública protagonista en la escena política. Ahora tendremos que conformarnos con realizar análisis retrospectivos, con el respeto que el expresidente García y su familia, merecen.
Ese ha sido el sentido de este breve análisis. Más allá del análisis del personaje político, el mismo que se ha realizado con total objetividad científica, se ha respetado a la persona del político.
¡¡Que descanse en paz, ex presidente García!!
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*Julio César Cerna Cano es psicólogo político y experto en Marketing Político.
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