Los pueblos indígenas africanos son las víctimas de la contaminación generada por la actividad económica en otras partes del planeta. Al mismo tiempo, con la excusa de conservar la naturaleza, son desplazados de sus territorios para favorecer los ingresos económicos generados por el turismo y los costosos safaris. Mientras sufren la sequía y el hambre, los pastores indígenas realizan prácticas que protegen la biodiversidad y poseen conocimientos invaluables para la sostenibilidad de los recursos naturales.
Por Gideon Sanago*
Debates Indígenas, 17 de octubre, 2022.- Mientras el continente se prepara para las duras negociaciones que se desarrollarán durante la conferencia sobre el cambio climático COP27 en Egipto, los hechos demuestran que los pueblos indígenas de África son víctimas de desastres climáticos provocados por el hombre que acentúan aún más su situación de pobreza.
En el Condado de Marsabit, al norte de Kenia y cerca de la frontera con Etiopía, Abdullahi Aden cuida a la única vaca que le queda luego de haber perdido 40 animales debido a la sequía. Él es uno de los cientos de ganaderos indígenas de esta zona en la que no ha llovido en los últimos tres años. Como en toda la vasta región del Cuerno de África, la crisis se vio exacerbada por los conflictos y la inseguridad que, en mayor medida, se desencadenaron como consecuencia de la lucha por los escasos recursos.
En África, los efectos del cambio climático se manifiestan en muchos lugares a través de sequías que afectan la sostenibilidad alimentaria de los pueblos indígenas. Foto: FAO
Los Masai de Tanzania: cuando la industria del turismo genera hambrunas
Al norte de Tanzania, el cráter de Ngorongoro es una de las zonas con mayor concentración de fauna del planeta. A pesar de sus riquezas naturales y su biodiversidad, el área se ha convertido en una escena de desesperanza. Mientras 400.000 turistas al año visitan la región para hacer costosos safaris, la pobreza se ha extendido a quienes alguna vez fueron orgullosos pastores Masai e incluso la indigencia los ha obligado a mendigar alimentos. De hecho, se estima que la mitad de los casi 100.000 Masai de la zona están categorizados como pobres. Alrededor del 70 por ciento sufre de hambre extrema, básicamente, asediados por la hambruna que agrava su situación de pobreza.
Los Masai conforman la mayoría de los pastores indígenas del área de Ngorongoro. Durante más de 50 años, se les ha negado la parte que les corresponde de la riqueza nacional cuando las autoridades prohibieron la agricultura. El Área de Conservación del Ngorongoro es un modelo de uso múltiple de la tierra que permite la coexistencia de los Masai con la vida silvestre y el turismo. En un principio, se permitía practicar la agricultura de pequeña escala con fines de subsistencia, el pastoreo de ganado en áreas importantes como los cráteres, y otras actividades sociales y económicas. Sin embargo, todo esto se restringió.
Durante décadas, los pueblos indígenas del área han convivido y protegido los recursos naturales, incluida la vida silvestre que se encuentra en el área de conservación, pero no han recibido beneficios por esta contribución. Al contrario, se han convertido en víctimas de la intimidación y el acoso. El gobierno insiste en que Ngorongoro sea preservado para beneficiar a la multimillonaria industria del turismo y la conservación de la naturaleza. A propósito de esto, se estableció el Área de Conservación del Ngorongoro para “proteger y promover los intereses y los derechos de los pueblos indígenas Masai que viven en el área”.
Los pueblos indígenas del área han convivido y protegido los recursos naturales, incluida la vida silvestre, pero no han recibido beneficios por esta contribución. Al contrario, se han convertido en víctimas de la intimidación y el acoso.
Más cerca en el tiempo, los pueblos ganaderos Masai y Barbaig (también llamados Datooga) se vieron forzados a migrar hacia otras áreas debido a la prohibición de la agricultura, una actividad que podría haber satisfecho las necesidades alimentarias del creciente número de familias. De este modo, fueron obligados a abandonar sus tierras ancestrales para asentarse en otras regiones donde el cultivo sí estaba permitido.
Aunque la zona ha sufrido sequías durante décadas, los activistas de los derechos humanos consideran que la causa de los problemas que enfrentan los Masai son estas políticas hostiles. La Organización No Gubernamental de Pastores Indígenas (PINGO’s Forum), con sede en Arusha, pide levantar la prohibición de la agricultura para los 25 pueblos de Ngorongoro y facilitar la movilidad de su ganado.
Permitir la agricultura sería la mejor manera de abordar el hambre y la hambruna de los Masai que viven en Ngorongoro, el cual se transformó en un área de conservación en 1959. Las medidas en contra de los efectos del cambio climático deben incluir sistemas de conservación de las comunidades indígenas: sus prácticas de preservación y manejo de los recursos naturales deben estar reconocidas y protegidas. El respeto y la protección del sustento de los pastores son parte de la conservación.
Los pueblos indígenas de África sufren la discriminación, la dominación de las mayorías y la explotación. Foto: Thomas Skielboe
El pastoreo nómada como protección de la naturaleza
Los indígenas que habitan en las regiones del norte de Tanzania, han sufrido el mismo problema. Las tierras ancestrales de los Hadzabe y los Akiyie, comunidades de cazadores-recolectores de la cuenca del Lago Eyasi y de los Distritos de Kiteto y Simanjiro, fueron invadidas por otros sujetos que las explotan económicamente. Por su parte, el pueblo ganadero de los Barbaig, cuyo origen se encuentra en la región de Manyara, fue forzado a abandonar sus tierras de pastoreo por una disputa por el territorio. En la década de 1970, fueron expulsados de sus tierras ancestrales hacia la meseta de Hanang para dejar el lugar al gran proyecto de cultivo de trigo financiado, en ese entonces, por el Gobierno de Canadá. Los nuevos asentamientos eran igual de hostiles: se encontraron en medio de un grave conflicto por la tierra con otros individuos que también las utilizaban para el pastoreo.
PINGO’s Forum y otros grupos de apoyo han defendido de manera persistente las prácticas de pastoreo nómada de las comunidades indígenas debido a que la ganadería es más resistente a las inclemencias climáticas que otras formas de sustento. Se ha sugerido que los pastores tradicionales deben abandonar su estilo de vida nómada porque las emisiones de metano del ganado contribuyen al cambio climático. En realidad, los pueblos indígenas nómadas de África son las víctimas y no los causantes de las inclemencias y los desastres climáticos provocados por siglos de industrialización contaminante en otras partes del mundo. En efecto, el estilo de vida ganadera de los Masai y los Barbaig no debe ser culpado por los peligros del cambio climático: es más, si los Masai abandonan el pastoreo de ganado, sería el final de su forma de sustento.
En comparación con otros sectores, la economía pastoril contribuyó poco a las emisiones de gases de efecto invernadero. Según la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, África sólo emitió entre el 3,8% y el 4% de los gases de efecto invernadero al mundo. De este modo, lejos de ser responsables del calentamiento global, los pueblos indígenas contribuyen a la protección de sus tierras y la naturaleza. En los países africanos, los efectos del cambio climático se manifiestan a través de duras sequías que destruyen rebaños y causan hambre a millones de personas. Pero más allá de la erosión del suelo debido al paso del ganado, en muchas áreas habitadas por las comunidades indígenas se ha evitado la pérdida de los recursos naturales a gran escala.
Los pastores africanos frente al avasallamiento y el clima extremo
Aunque la gran mayoría de los pueblos africanos se reconoce como indígenas en el sentido de que son originarios del continente, en la práctica, la identidad y la autodeterminación como pueblo indígena por definición es más restrictiva. Los grupos y las comunidades que reclaman este reconocimiento son aquellos que han sido ubicados fuera de los sistemas estatales dominantes. Su cultura y estilos de vida difieren considerablemente de la sociedad dominante y sus costumbres se ven amenazadas al punto de la extinción. La supervivencia de su estilo de vida depende del respeto a su derecho sobre sus tierras tradicionales y a los recursos naturales que allí se encuentran.
Otro aspecto importante es la discriminación que sufren los pueblos indígenas africanos por ser considerados menos desarrollados y menos avanzados que los sectores dominantes de la sociedad. Por lo general, viven en regiones inaccesibles, aislados geográficamente y sufren distintos tipos de marginalización, tanto social como política. A su vez, los pueblos indígenas de África tienden a estar sujetos a la dominación y la explotación dentro de las estructuras políticas y económicas nacionales: en líneas generales, el gobierno refleja los intereses y las actividades de la mayoría del país.
Los pueblos indígenas nómadas de África son las víctimas y no los causantes de las inclemencias y los desastres climáticos provocados por siglos de industrialización contaminante en otras partes del mundo.
En muchas ocasiones, las prácticas tradicionales y los reclamos de los pueblos indígenas por el acceso al territorio entran en conflicto con los objetivos y las políticas implementadas por los gobiernos, las empresas y las sociedades dominantes que los rodean. Los pastores de ganado del Cuerno de África, sobre todo en Etiopía, son un ejemplo del avasallamiento a sus tierras y la supervivencia a las peores consecuencias del clima extremo. Etiopía, que lidera la actividad ganadera de África, tiene un 15 por ciento de sus habitantes involucrados en el pastoreo, mientras que Tanzania se ubica en la segunda posición con el 10 por ciento.
La posición de PINGO’s Forum, acerca de que el pastoreo responde mejor a la variabilidad ambiental y climática, es apoyada por otros activistas de África que consideran que, en vez de dañar el ambiente, la ganadería tradicional ha permitido la reproducción de la biodiversidad. “No aceptamos la noción de que el pastoreo nómada contribuya al cambio climático”, plantea un activista de la Alianza Panafricana por la Justicia Climática con sede en Nairobi.
Los pastores de ganado del Cuerno de África resisten el avasallamiento a sus tierras bajo consecuencias del clima extremo. Foto: Gideon Sanago
Cambio climático, profundización de conflictos y llamado a la acción
A escala global, los pueblos indígenas tienen un papel importante a la hora de contener el cambio climático. Ellos son parte de la solución, mediante la aplicación de su conocimiento a través de medidas claves de adaptación y mitigación de los efectos del cambio climático. Las Naciones Unidas reconocen a los pueblos indígenas como poseedores de un conocimiento invaluable sobre el manejo sostenible de los recursos naturales. Tienen un apego, un uso especial y una relación con sus tierras tradicionales para su supervivencia cultural, física y económica.
Al acercarse la COP27, los activistas advierten cómo el cambio climático desencadena conflictos debido a la escasez de recursos. Aunque el cambio climático puede no estar directamente relacionado a la violencia armada, es probable que las comunidades afectadas no puedan sobrellevar estos desafíos. Esta situación podría incrementar de manera indirecta el riesgo de exacerbar los problemas sociales, económicos y ambientales existentes. Los conflictos se vuelven más pronunciados cuando los pastores de ganado y los agricultores son forzados a compartir recursos que se van reduciendo debido al cambio climático. Según el Comité Internacional de la Cruz Roja, este escenario puede provocar tensión en aquellos lugares donde no hay buena gobernanza.
En este marco, es crucial que el mundo busque alternativas y encuentre soluciones para contener las olas de calor, las inundaciones, los incendios y las sequías que se van intensificando y son consecuencia del cambio climático. Estos deberán, en primer lugar, dejar de lado los combustibles fósiles, que son la causa principal del incremento del dióxido de carbono en la atmósfera.
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* Gideon Sanago es un líder Maasai nacido y criado en la gran familia Maasai en Simanjiro, Tanzania. Actualmente trabaja en PINGO’s Forum como Coordinador de Clima. También es Coordinador Nacional de la Red de Pueblos Indígenas de Tanzania sobre el Cambio Climático.
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Fuente: Publicado en el portal de Debates Indígenas el 1 de octubre de 2022 y reproducido en Servindi respetando sus condiciones: https://bit.ly/3TydouB
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