Por Ivan Brehaut*
OpenDemocracy, 2 de marzo, 2023.- La expansión del cultivo de coca ha sido propiciada por la creciente demanda internacional de cocaína y el deterioro de las condiciones de vida de la población rural. Es también importante la debilidad institucional del Perú, un país muy penetrado por la corrupción a todo nivel y con una historia de participación de funcionarios públicos como cómplices del narcotráfico. Adicionalmente, otro factor que contribuye al crecimiento del narcotráfico es la intervención de los cárteles de la droga, financiando la producción y comercialización de la hoja de coca y sus derivados.
Ya en los ´90 la confianza de las cifras sobre la superficie de coca sembrada era un problema. Como ejemplo, según el Colegio de Ingenieros Agrónomos, para 1991 el Ministerio de Agricultura estimó una extensión de 250.000 hectáreas (ha), mientras que la Empresa Nacional de la Coca (ENACO) estimó la existencia de 187.000 ha, y el Instituto Nacional de Desarrollo (INADE) aumentó la existencia de 242.000 ha. Sin embargo, según el Departamento de Estado de los EE.UU., para 1992 el Perú tenía más de 140.000 ha.
En 1997 el problema se presentó, por lo que el Gobierno Peruano, tomó un acuerdo con las Naciones Unidas. Así, entre los años 1998 y el primer semestre del 2001, PNUFID/UNOPS financió la ejecución del Proyecto AD/PER/98/DO2 “Monitoreo de la Producción de la Hoja de Coca” a través del cual se estructuró una cartografía a nivel “año cero” que identificó y midió los cultivos de coca en sus estados de producción y abandono.
De acuerdo a los reportes publicados por DEVIDA y PNUFID (ahora UNODC), por primera vez el Perú dispuso de una base de datos cartográficos y de un sistema de información geográfica (SIG) que dio información en detalle de todas las cuencas con presencia de cultivos de coca
PNUFID/UNOPS validó una metodología de procesamiento de información satelital óptica multiespectral (SPOT/ LANDSAT), que detectó para el año 2000 la existencia de 43,405 ha de coca en producción, y 46,232 para el 2001. Las áreas monitoreadas en el año 2003 se mostrar en el mapa a continuación, donde es importante notar que el monitoreo en Ucayali apareció gran parte de Atalaya y así como Padre Abad y Coronel Portillo.
Durante los siguientes años y hasta el 2017, las entidades del Gobierno Peruano emitieron un informe anual de monitoreo, siempre publicado el año posterior a la evaluación, que se vieron reforzados por el uso de mejores herramientas satelitales, sobrevuelos, inspección de campo, e incluyeron estadísticas sobre productividad y costos de producción.
La información de UNODC (ex PNUID/UNOPS) forma parte del Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos (SIMCI) que maneja la información de varios países incluidos Perú, Colombia y Bolivia. Las metodologías que se aplican son de uso internacional y validadas a ese mismo nivel. Además, DEVIDA cuenta con el Sistema de Información de Lucha Contra las Drogas (SISCOD), que es una herramienta de gestión destinada a integrar y estandarizar la recolección, registro, manejo y consulta de datos, bases de datos y estadísticas, a través de la interacción con otros sistemas que gestionen la información en el ámbito institucional y multisectorial de la lucha contra las drogas, que faciliten el seguimiento, monitoreo y evaluación de la Política Nacional Contra las Drogas.
El SISCOD cuenta con una red de instituciones nacionales e internacionales reunidas para analizar las limitaciones en la información sobre la producción y comercio de drogas cocaínicas, y actualizar las metodologías para la medición del indicador de efectividad de las acciones de control de la oferta en el marco de la política contra las drogas.
En ocasiones, los informes de UNODC/DEVIDA hacían referencia a fuentes de inteligencia policial. Todos los reportes publicados pueden ser revisados y descargados de la página web de UNODC. Las cifras oficiales reportadas por UNODC/DEVIDA y DEVIDA exponen el cambio de la superficie cultivada y productiva de coca en el Perú, diferenciando las zonas no productivas presentado un anexo metodológico bastante completo.
La importancia de los informes oficiales es crucial. Es de acuerdo a esos informes que se debería establecer la protección de los presupuestos para los programas de desarrollo alternativo (a cargo de DEVIDA) y, al menos en teoría, las averías de erradicación (a cargo del Proyecto Especial de Control y Reducción del Cultivo de la Coca en el Alto Huallaga - CORAH) y también los reportes se tienen como criterio para la intervención de varios sectores del Estado.
Las discrepancias
En los 17 años de monitoreo de la superficie de coca (2000-2017), los reportes de UNODC/DEVIDA han tenido pocas pero incómodas objeciones. Las más importantes han venido de la misma Casa Blanca norteamericana, que abiertamente ha indicado la subestimación de las superficies de coca sembrada en el Perú, particularmente en los últimos años. Sin embargo, de acuerdo a las fuentes consultadas, las estimaciones de la Casa Blanca tienen una base muestral no censal.
Es decir, sólo se analiza una muestra y no la totalidad de las áreas. Además, como la Casa Blanca jamás ha compartido la metodología en la que basa sus afirmaciones, especialistas como Jaime Antezana y Ricardo Soberón, dos veces director de DEVIDA, ambos basados en información de fuentes en campo, así como algunos académicos, han realizado críticas similares a las cifras de UNODC/DEVIDA, a las cifras de DEVIDA (2018 en adelante) y las del CORAH. Varias de las razones de las discrepancias intentarán ser explicadas en este informe.
A inicios del 2022, la Organización Regional AIDESEP Ucayali (ORAU), y las oenegés Derecho, Ambiente y Recursos Naturales (DAR) y la Asociación ProPurús publicaron un informe plenamente documentado que demostró por primera vez, con el cruce de información de verificación de sembríos en campo, fuentes bibliográficas e imágenes de satélites ópticos, que la superficie sembrada con coca en la región Ucayali, estimada por DEVIDA para el año 2020 en unas 3.600 ha, alcanzaba al menos 7.000 ha.
Es decir, el doble de la extensión estimada por DEVIDA. Este informe también presentó información que mostró la vinculación de medio centenar de pistas de aterrizaje clandestino con caminos forestales y zonas de producción de coca.
El informe señala, en cierta forma, lo predecible. El crecimiento del narcotráfico en Ucayali, sin control por más de 10 años, había invadido grandes partes de la región, amenazando principalmente a los pueblos indígenas, áreas protegidas y los bosques de la región.
El informe presentado fue en abril del año 2022 a representantes de las instituciones del Estado como DEVIDA y el Ministerio del Interior, así como de la cooperación internacional, incluidos USAID y la Unión Europea. De acuerdo a testimonios de las instituciones que elaboraron el documento, ninguno de estos dos organismos solicitó más información al respecto.
En marzo del 2022, se instaló en el Congreso de la República la “Comisión Especial Multipartidaria encargada de realizar un trabajo en conjunto con DEVIDA y las entidades del Estado Peruano responsables de los objetivos prioritarios y lineamientos en la lucha frontal contra el narcotráfico en beneficio y salvaguarda de las comunidades nativas, caseríos, centros poblados y concesiones forestales”.
La Comisión, que aún se encuentra en la fase de investigaciones, citó a autoridades regionales de Loreto, Ucayali, Amazonas, Madre de Dios y Pasco. Los testimonios de las autoridades civiles, policiales y castrenses, líderes locales y especialistas en el tema, demostraron el serio desfase entre la información de UNODC/DEVIDA, la de DEVIDA y la realidad, detectada inicialmente por el estudio de ORAU, DAR y la Asociación ProPurús e investigaciones periodísticas posteriores para Ucayali.
Si bien el estudio de ORAU, DAR y ProPurús sacó a la luz la evidencia del crecimiento del narcotráfico sólo en Ucayali, no había certeza de si este era un caso aislado, un error de los técnicos de UNODC/DEVIDA, de los técnicos de DEVIDA o algún otro problema. Sin embargo, para esta investigación se realizaron visitas a Yurimaguas, a la cuenca del río Putumayo (frontera con Colombia) ya la Triple Frontera (Brasil, Colombia y Perú), todas en Loreto. Adicionalmente, se revisó el número de pistas clandestinas en Ucayali y las actas de las reuniones de la comisión del Congreso.
A pesar de los esfuerzos por obtener una versión de los funcionarios de UNODC, hasta el cierre de este informe, no fue posible. Sin embargo, se mantuvo una reunión con funcionarios de DEVIDA, a finales del 2022, quienes manifestaron su discrepancia con UNODC por el resultado de los monitoreos. Uno de los asesores principales de DEVIDA, Hugo Cabieses, destacó que no se podía ya confiar en las cifras de UNODC, ya que la información que producían era muy incompleta y alejada de la realidad.
Desde el 2018 en adelante, los informes son solo firmados por DEVIDA, y en el informe 2021 algunos de los datos del informe independiente realizado para Ucayali empiezan a ser reconocidos por esta entidad oficial. Sin embargo, la pregunta de por qué las cifras son tan diferentes entre instituciones que supuestamente manejan la misma información y deben colaborar permanentemente, permanecer en el aire. Otra que surge es que, si desde el 2018 las cifras de UNODC no eran confiables, ¿por qué DEVIDA siguió reportando cifras que no reflejaron mayores cambios preguntando entre el 2018 y el 2020?
¿Cuál es la fuente correcta?
Además de las cifras y mapas producidos por UNODC/DEVIDA y DEVIDA, hay una tercera institución que oficialmente registra información sobre la superficie de cocales en el Perú: el CORAH. El CORAH fue creado como resultado del convenio suscrito entre Estados Unidos y el Perú en 1981. Su labor es la erradicación manual de los cultivos de coca.
El proyecto CORAH depende del Ministerio del Interior, y en diciembre de 1994 el ámbito de acción del proyecto especial se amplió a todo el territorio nacional, enfocándose en la reducción del espacio cocalero hasta los límites de consumo útil. El CORAH cuenta con financiamiento de EE. UU., ya partir del año 2013 también del gobierno peruano, en este caso canalizado a través de DEVIDA y el Ministerio del Interior.
Teóricamente, el CORAH debería usar la información de DEVIDA para planificar sus acciones de erradicación. Sin embargo, al comparar las zonas y las cifras de erradicación, estas no coinciden con los informes de UNODC/DEVIDA y DEVIDA. Un ejemplo son los informes de los años 2003 y 2004. En el 2004 los cultivos de coca se distribuyeron en 14 grandes cuencas y 8 subcuencas.
En ese año, se reportó la erradicación en San Martín y no hubo registro de áreas remanentes. Lo extraño es que a pesar de que se refieren acciones de erradicación en el alto Ucayali, no existió cobertura de monitoreo en esa zona ni ninguna referencia de presencia de coca en el informe del 2003.
El informe de UNODC/DEVIDA del 2004 también señala erradicaciones en el 2003 y 2004 en el Huallaga Central (4654 y 1282 ha, respectivamente) y Alto Huallaga (887 y 252 ha). En el informe del 2003 se indica que “se ha excluido de este grupo (cuencas cocaleras) a las cuencas del Alto y Bajo Mayo, Huallaga Central y Bajo Huallaga, muchas porque el CORAH en los últimos dos años (2002-2003) prácticamente ha erradicado la totalidad de cultivos de coca en producción que aún persistían en estas cuencas” (Informe 2003 Pág. 27).
En el Alto Ucayali se reportan 2750 y 3733 ha erradicadas para ambos años. Los informes del 2003 no reportaron presencia de cultivos en el Alto Ucayali y el informe del 2004 tampoco reportaron cultivos en San Martín, ni en Alto Ucayali, a pesar de que se reportaba erradicación. Entonces, ¿cómo el CORAH erradicó en zonas donde UNODC/DEVIDA no reportó cultivos previamente?
Las incongruencias en Loreto
Empleemos como ejemplo la provincia de Mariscal Castilla. Revisando la información de Loreto, tanto de DEVIDA como la del CORAH, las incongruencias son mucho mayores. Analizando los datos del monitoreo de coca en los años 2014 y 2015, contrastados con los reportes de erradicación, las diferencias son sorprendentes. Los reportes de UNODC/DEVIDA muestran para el 2014 la cifra de 1671.63 ha de cocales en la Provincia de Mariscal Castilla, el lado peruano de la triple frontera con Brasil y Colombia. El CORAH muestra que no hubo erradicación en esa zona ese año.
Para el 2015, UNODC/DEVIDA muestran que no hay cocales en Mariscal Castilla ya que, en teoría, el CORAH erradicó todas las áreas de cocales. La sorpresa es que el CORAH reporta 6029.65 ha erradicadas, es decir, 360% más de área que la reportada por DEVIDA el año anterior.
Una posibilidad por la que UNODC/DEVIDA no hubiera registrado las plantas de coca es que estas fueran sembríos recientes de menos de un año, aún no productivos. La metodología de UNODC/DEVIDA hace esa salvación. Sin embargo, el registro detallado de erradicación del CORAH indica la edad de las plantas. Como puede apreciarse en el cuadro a continuación, el grueso de las hectáreas erradicadas pertenece a plantaciones mayores a un año, es decir, plantas que deberían ser reportadas por UNODC/DEVIDA y el SIMCI.
Pero los años 2014 y 2015 no son los únicos que arrojan dudas respecto a los resultados del monitoreo de UNODC/DEVIDA. Las cifras del CORAH contrastan notoriamente entre los años 2014 al 2020 con lo informado por UNODC/DEVIDA, y posteriormente solo por DEVIDA para la provincia de Mariscal Castilla.
El resumen de 7 años de registros de sembrío y erradicación arroja una diferencia de poco más de 8 mil hectáreas, en una sola provincia cocalera del Perú, de acuerdo a las cifras del CORAH, UNODC/DEVIDA y DEVIDA.
Como se ha descrito en artículos anteriores, los problemas de monitoreo de las zonas cocaleras tienen que ver con diversos factores. probablemente, el más importante, es la falta de monitoreo en zonas de expansión cocalera, reportadas frecuentemente por la prensa regional, autoridades locales e incluso por las fuerzas policiales y armadas.
Nuevamente, el ejemplo de Ucayali es absolutamente claro. DEVIDA solo comenzó a acercarse a las cifras reales cuando comenzó a monitorear el sur de dicha región, en el 2021.
En los siguientes mapas, extraídos del estudio de ORAU, DAR y Asociación ProPurús pueden observarse las áreas bajo monitoreo por UNODC/DEVIDA hasta el año 2017 y cómo no se cubren zonas de evidente expansión del narcotráfico.
Es obvio que, si no se hiciera control satelital de las zonas del sur de Ucayali, jamás podrían reportar la notoria expansión de cocales y pistas encontradas en investigaciones independientes.
Como puede verse en el mapa de la izquierda, tampoco se supervisaba la zona de Yurimaguas, supuestamente libre de cultivos de coca.
Sin embargo, a 40 minutos río arriba de dicha ciudad, en el distrito de Shucushuyacu, se hallan dos pistas de aterrizaje clandestino, y la zona en general es campo de expansión del narcotráfico.
Los errores de identificación de áreas con cocales en los informes de UNODC/DEVIDA y DEVIDA han sido encontrados incluso en casos emblemáticos. La Comunidad Nativa Flor de Ucayali es conocida internacionalmente por las amenazas de cocaleros y narcotraficantes que mantienen en constante zozobra a la población de la etnia shipibo. Carla Limas, responsable SIG de la Asociación ProPurús, hizo una comparación de los informes de monitoreo de esta comunidad, usando los informes de UNODC/DEVIDA para el año 2017 y DEVIDA del 2018 al 2020.
En el primer gráfico se aprecia el resultado del 2017.
Para el año 2018, los datos obtenidos de DEVIDA muestran que no hubo casi ningún cambio en las áreas cultivadas con el arbusto de coca.
Para el 2019, los polígonos de datos están evidentemente desplazados, lo que podría ser un error en la corrección de las imágenes de satélite, lo que desplaza las coordenadas. Lo extraño es que las áreas son muy similares a las del año 2018. No se registran cambios mayores.
Para el año 2020, los polígonos que representan las áreas cultivadas de coca nuevamente son similares a las del 2019, y se superponen con bastante exactitud y coherencia. Aparentemente, no hay un crecimiento o expansión de las áreas ocupadas por los cocales dentro de la comunidad.
Sin embargo, al usar la imagen de satélite del año 2020 se puede observar que existen discrepancias mayores en las áreas detectadas. En la imagen siguiente, el color verde es lo detectado en los informes oficiales, y en los colores rosa, marrón y rojo lo analizado por Carla Limas de la Asociación ProPurús.
La imagen de satélite del año 2020 es clarísima y pueden apreciarse los polígonos de DEVIDA (publicados en el SISCOD), junto con las áreas con cultivos presentes en la zona. Una simple comprobación visual detecta que lo informado por DEVIDA es mucho menor a lo que efectivamente se encuentra en el campo, eso sin tomar en cuenta las áreas no sembradas o con cultivos muy recientes (partes marrones claro) que aparecen en la imagen.
Las incongruencias entre los informes de UNODC/DEVIDA, los realizados por DEVIDA de manera independiente y el CORAH son notorias. Sin embargo, de acuerdo a lo conversado con los funcionarios de DEVIDA en el 2022, hay un hermetismo de parte del Ministerio del Interior y del propio Proyecto CORAH para mostrar sus datos y la metodología que utiliza para la identificación de cocales. Además, como quedó demostrado en la audiencia de la comisión congresal llevada a cabo en Pucallpa, Ucayali, DEVIDA presentó serias observaciones respecto a la ejecución presupuestaria del CORAH.
Exposición de DEVIDA ante la Comisión Congreso en Pucallpa, Ucayali
Una de las zonas donde los reportes de UNODC/DEVIDA nunca reportó la presencia de cocales y que durante más de 10 años ha estado produciendo coca para el mercado brasileño es la cuenca del río Tamaya. Desde finales del 2022 una misión del CORAH está instalándose en la zona para realizar acciones de erradicación en la cuenca. Eso hace suponer, nuevamente, la falta de comunicación entre el CORAH, UNODC y DEVIDA.
En julio del 2015, Ricardo Soberón, publicó un artículo de opinión que asegura que las cifras sobre coca en el Perú se arreglan bajo presiones extranjeras: "Presionado por EE.UU., (el presidente) Humala ha sido incapaz de evaluar los impactos de esta política, sobre el tráfico ilícito de drogas (TID) y sobre la economía campesina.
Si bien se ha erradicado mucho más (el 2014, erradicó 30,000 ha de coca y hasta el primer semestre del 2015, había erradicado 20,000 ha) esto no hace mella al TID sino al campesino; la última cifra indica que hay 49.800 ha de coca en el país. Ahora bien, las nuevas dinámicas del TID, requieren espacios más reducidos con alta productividad y el Perú se mantiene a la cabeza de la producción de PBC/HCl en el mundo. El Gobierno, con la complicidad de UNODC, se prepara a continuar maquillando las cifras previas a la presentación del Informe de Monitoreo de Cultivos de Coca, 2014; lo cierto es que los precios en chacra de hoja de coca/PBC y HCL, siguen siendo elevados”.
El Perú, de acuerdo a las cifras del Ministerio de Economía y Finanzas, sistematizadas por investigadores de la Universidad Católica del Perú - PUCP, ha invertido S/. 746.704.000 soles desde el 2012 al 2020 en acciones de erradicación de coca. Antes del 2012, los aportes para la erradicación venían principalmente de Estados Unidos.
Con esa cantidad de recursos invertidos, es urgente tener insumos adecuados para elaborar las estrategias que hagan más eficiente la lucha contra el narcotráfico en el país.
De acuerdo al responsable de Geomáticos Consultores, José Saito, uno de los problemas en la metodología empleada por UNODC y posteriormente por DEVIDA en el control de calidad de la información producida, es el desfase en la georreferenciación (por ejemplo, lo ocurrido en los reportes de DEVIDA del año 2019 y 2020). Saito refiere: “Posiblemente este problema no es tomado con la debida importancia debido a que DEVIDA y UNODC y su programa SIMCI sólo reportan áreas de cultivo, convirtiéndose en un organismo recolector de información (no obstante, buena) sin capacidad de hacer análisis sobre:
¿Qué es lo que está sucediendo en…? ¿Dónde están los cultivos? ¿Qué cambió? ¿Cómo cambió? ¿Hacia dónde cambió? ¿Qué estrategia usar? ¿Cuál es el patrón de distribución del cultivo? ¿Cuál es el hábitat potencial del cultivo?
Si UNODC y DEVIDA analizaron la información tratando de responder esas preguntas, usando los datos relacionados con cultivos ilícitos, probablemente producirían evidencia útil para que los tomadores de decisiones generen políticas y acciones necesarias para el control y erradicación de los cultivos ilícitos en el Perú.
Probablemente, la polémica sobre las cifras reales de superficie sembrada con coca en el Perú prosiga. Si bien las imágenes de satélite no son 100% infalibles y su análisis puede tener sesgos importantes de la persona que las analiza, el modelo de probabilidad de ocurrencias desarrollado por Geomáticos Consultores y la Asociación ProPurús puede ayudar a tener mejor mapeadas y supervisadas las áreas de posible expansión y presencia de cultivos.
Otro cantar es la ceguera de autoridades y técnicos que no aceptan la realidad que golpea cada día a los bosques, a la población amazónica ya la sociedad global. Los impactos sobre los pueblos indígenas y la Amazonía están siendo devastadores con decenas de indígenas asesinados en los últimos años. Quizá debamos preguntarnos ¿cuál es la causa de esta ceguera de apariencia metodológica por parte de las entidades responsables?
Esta investigación se realizó con el apoyo de Rainforest Investigation Network del Pulitzer Center.
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* Ivan Brehaut es periodista independiente. Consultor en Temas Socioambientales. Ganador de la beca GK-Hivos Todos los Ojos en la Amazonía 2022, la Beca Rainforest Journalism Fund 2021. Ganador de Beca USAID Prevenir 2021 y 2022. Miembro del Rainforest Investigation Network del Pulitzer Center.
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Fuente: Publicado en OpenDemocracy el 2 de marzo de 2023 y reproducido en Servindi respetando sus condiciones: https://bit.ly/3EQM9X5
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Foto: Care
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