Nuevos vientos soplan en el país. Un período para cambios políticos e institucionales reformistas. El narcotráfico, el real poder tras la bankada de Fuerza Popular, lo ha entendido y se esta adaptando a este período que vive el país, escribe Jaime Antezana.
La ratificación de Vela y Pérez: La derrota del pre-narcoestado mafioso fujialanista
Por Jaime Antezana Rivera
2 de enero, 2019.- A pocos minutos que el presidente Martín Vizcarra entregue al Congreso el proyecto que declara en emergencia el Ministerio Público, el fiscal de la Nación Pedro Chavarry Vallejos restituyó a los fiscales Rafael Vela y Domingo Pérez en el equipo especial de Lava Jato.
Obviamente, esa decisión es un manotazo de ahogado de Chavarry Vallejos, quien los removió a pocas horas de la celebración del Año Nuevo. ¿Por qué manotazo de ahogado? Ha quedado completamente descalificado para seguir en el cargo y con el rechazo mayoritario de la ciudadanía.
O renuncia o lo expulsan. Ese es el dilema que tiene ante si. Ello, sin embargo, no lo salvará de terminar en la cárcel. Por dos razones: esta sindicado como parte de la organización criminal Los Cuellos Blancos del Puerto y, ahora si, debe ser procesado por obstrucción a la justicia.
La cabeza de Chavarry Vallejos es la primera consecuencia. Pero, lo más importante es que la ratificación de los fiscales Vela y Pérez no cancela la reorganización del Ministerio Público contenido en el proyecto de ley entregado personalmente por Vizcarra al Congreso. Esa es la segunda consecuencia.
Ahora bien, la ya inevitable caída de Chavarry Vallejos y la reorganización del Ministerio Público, con la resistencia del narcofujialanismo, tendrá otra consecuencia poco aceptada: la derrota del pre-narcoestado mafioso que estas fuerzas estuvieron edificando desde el Congreso.
Esa arquitectura institucional narco-corrupto o mafioso es lo que esta cayendo. Eso es lo que esta siendo derrotado tras la reculada del fiscal Chavarry Vallejos, uno de los espacios de resistencia de las fuerzas que apuntaban a convertir al Perú en un Narcoestado o Estado mafioso desde el congreso.
En efecto, antes y después de la prisión preventiva de Keiko Fujimori perdieron el control del extinto Consejo Nacional de la Magistratura, de la Sunat, de la Unidad de Inteligencia Financiera y de la Onpe. Les quedaba, aparte del control del congreso, el Ministerio Público.
Ese es el significado que esta a la base del ¿último? acto del fiscal de Nación zombi que aun formalmente dirige el Ministerio Público. El inmediato pedido de su renuncia por la bancada alanista lo deja en evidencia. Es el control de daños en un escenario de derrota innegable.
En esa misma línea, en la hora nona y descolocada del núcleo narco-mafioso, se ubica el pedido de Keiko Fujimori de aprobar el proyecto de ley que declara en emergencia al Ministerio Público. En buena cuenta eso significa la partida de defunción de Chavarry y un intento por sintonizar con el país.
Nuevos vientos soplan en el país. Un período para cambios políticos e institucionales reformistas. El narcotráfico, el real poder tras la bankada de Fuerza Popular, lo ha entendido y se esta adaptando a este período que vive el país. Es más: ya empezaron, desde dentro y fuera del gobierno y Fuerza Popular, ese proceso de adaptación a la nueva etapa.
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