“Esa izquierda, la que sentó la esperanza para los pueblos indígenas en el pasado, hoy se ha convertido en una de las principales amenazas. Hay que decirlo con claridad” afirma líder miskito.
Servindi, 9 de abril, 2024.- En los últimos años hemos presenciado como discursos reivindicatorios han llevado al poder a diversos gobiernos de izquierda.
Sin embargo, estas promesas transformadoras apenas lograron asomar del discurso a la práctica, y más bien reafirmaron el modelo neoliberal y extractivista.
Esta última es la situación de Nicaragua, que vive un largo gobierno autoritario encabezado por Daniel Ortega y Rosario Murillo, llevando al país a una crisis en la que se persigue sin escrúpulo a todos sus opositores.
A su vez esta crisis se extiende a la invasión violenta e intento de destrucción del régimen de autonomía de la costa atlántica, conquistado por los pueblos Miskito, Sumo, Rama en los años 80 del siglo pasado.
¿Cómo resisten los pueblos indígenas estos escenarios?
Despojo y violencia
“En Nicaragua hay una crisis de derechos humanos brutal, muchas comunidades indígenas están invadidas de manera violenta y mucha gente ha salido al exilio”, afirmó Juan Carlos Ocampo, líder del pueblo Miskito.
Junto al acaparamiento de tierras, minería, tala, narcotráfico y ganadería extensiva, las presiones ya no apuntan sólo a los territorios sino a debilitar la capacidad organizativa de los pueblos.
“Estamos en un momento crítico de nuestra historia como pueblos indígenas para encontrar maneras de continuar desarrollando modelos de autogobierno y autodeterminación”, refirió Ocampo.
Ello a su vez “desde un enfoque de resistencia frente a estas grandes amenazas”, continuó.
Vivienda impactada por la violencia ejercida por colonos invasores, una amenaza permanente a los territorios miskitos. Imagen: Divergentes.
Autoridades impuestas
Al respecto, el activista explicó que una de las prácticas que más está dañando sus estructuras organizativas es la implantación de autoridades por la fuerza.
“Sufrimos un proceso de imposición de autoridades donde están por encima de la voluntad de las comunidades”, denunció.
Asimismo, afirmó que estas avalan la invasión de colonos, facilitan información para perseguir y criminalizar a las organizaciones y están implementando una estrategia de división entre las comunidades.
A estas prácticas se suma el rol divisorio que juegan los partidos políticos: “En un horizonte ideal los partidos políticos no deben tener ninguna presencia dentro de nuestros pueblos”, consideró.
¿Izquierda aliada?
Una reflexión general que se desprende sobre los diversos gobiernos de izquierda de la región, es que estos se presentaron como los reivindicadores de los derechos de los pueblos indígenas.
Terminaron encarnando grandes transformaciones, pero de sí mismos respecto a sus proyectos prometidos, preservando el modelo neoliberal y extractivista y ahondando sus brechas. Los transformadores terminaron siendo transformados por el sistema capitalista de la modernidad colonial.
“La izquierda en América Latina vive todavía como hace 40 años, confundiendo todo con la revolución sandinista, vive en su romanticismo y no han despertado de ese sueño”, refiere Ocampo.
“Esa izquierda, la que sentó la esperanza para los pueblos indígenas en el pasado, hoy se ha convertido en una de las principales amenazas. Hay que decirlo con claridad”, enfatizó.
Cabe recordar que el último 3 de marzo, durante el proceso de elecciones regionales, luego de 36 años, ningún partido político indígena figuró en la cédula de votación.
Con la eliminación del partido indígena Yatama por el gobierno llamado “sandinista” (que persigue a muchos lideres históricos sandinistas), y la desaparición forzada de su líder Broooklyn Rivera, el electorado indígena quedó sin representación, en medio de la abstención electoral.
Retorno a lo comunitario
Los pueblos indígenas ya contaban con distintos niveles de organización desde antes de los estados-nación.
“Preexistimos a los estados nacionales, surgidos después de la colonización”, refiere el líder indígena. Por esto, desde esta reflexión, advierte la necesidad de retomar los principios de sus sistemas propios.
“Debemos volver a modelos más asambleables y comunitarios, sin entrar al juego y al debate de los partidos que nos dividen. Nuestra institucionalidad tradicional es la que nos da fuerza e identidad”, explicó.
Juan Carlos Ocampo, líder miskito, quien como otros debe resguardar su vida.
Encuentro de autonomías
Analizar las experiencias autonómicas de los pueblos, en función de sus propios contextos, contribuye a trazar un camino para la consolidación de modelos propios.
“El fortalecimiento de los modelos políticos de autogobierno es uno de los temas centrales que debemos tener en nuestro trabajo entre pueblos en Latinoamérica y el mundo”, sostuvo Ocampo.
De esta forma se preparan para el encuentro de autonomías a realizarse México, en 2025.
“La expectativa del encuentro es definir objetivos comunes de lucha como pueblos y marcar una ruta de trabajo común que construya sinergias dentro de nuestros países, pero también en nuestras regiones”, finalizó.
Información general
En Nicaragua además del pueblo Miskito, están los Chorotega, Cacaopera o Matagalpa, los Ocanxiu o Sutiaba, los Nahoa o Náhuatl, los Sumu o Mayangna y los Rama.
Asimismo, gozan también de derechos colectivos en dicho país los afrodescendientes, denominados “comunidades étnicas”, como es el caso de los Creole o Kriol y los Garífuna.
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