Los especialistas han clasificado a los infectados en cuatro grupos. Los más graves, de recuperarse, podrían presentar daños pulmonares.
Por Renzo Anselmo
Servindi, 26 de marzo, 2020.- Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los síntomas más comunes en un paciente que contrajo el C0VID-19 son fiebre, cansancio y tos seca; aunque hay quienes están infectados y no presentan ningún síntoma.
Asimismo, mientras el 80 por ciento puede recuperarse sin llevar un tratamiento especial, uno de cada seis infectados desarrolla una enfermedad grave con dificultades para respirar. A partir de estos datos, podemos observar la condición impredecible de la nueva pandemia.
Pese a esto, hay especialistas que han logrado clasificar a los tipos de pacientes infectados con el COVID-19 y otros que ensayan sobre las posibles secuelas que podrían tener aquellos pacientes que lograran recuperarse.
Tipos de infectados
Para John Wilson, presidente del Real Colegio de Médicos de Australasia, los pacientes infectados con el coronavirus pueden clasificarse en cuatro amplias categorías.
El primer grupo integra a los pacientes “subclínicos”, aquellos que son portadores del virus pero que no presentan síntomas de la enfermedad. A continuación, se ubican los afectados que contraen una infección en el tracto respiratorio superior que, según Wilson, «podrían generar en la persona fiebre y tos y quizás síntomas más leves como dolor de cabeza o conjuntivitis».
«Esas personas con síntomas menores aún pueden transmitir el virus, pero pueden no ser conscientes de ello», advirtió Wilson en diálogo con The Guardian Australia.
Las personas que desarrollan los mismos síntomas similares a la gripe que generalmente los mantendría fuera del trabajo o los llevaría a presentarse en los hospitales, son considerados el tercer grupo y el más numeroso dentro de los casos positivos de COVID-19.
Por último, el cuarto grupo de pacientes infectados desarrolla una enfermedad grave que presenta neumonía.
El análisis de clasificación de John Wilson guarda relación con un informe elaborado por el portal británico The Mirror que muestra el proceso de la enfermedad en el organismo, dividiendo su evolución en cuatro fases: incubación, enfermedad ligera, enfermedad severa y enfermedad crítica.
La primera fase dura alrededor de cinco días y puede ser asintomática (sin síntomas). Luego, el coronavirus comienza a infectar las células de la garganta, las vías respiratorias y los pulmones.
En la siguiente fase, surgen los primeros síntomas, pero aseguran que el 80% de personas contagiadas no asciende de este nivel. Solo el 20% de los infectados llega a la tercera etapa donde una respuesta exagerada del sistema inmunológico ante la presencia del virus generará una gran inflamación y complicaciones con neumonía.
The Mirror estima que el 6% de los casos llegan a la última fase con una posibilidad real de muerte. «En este punto, los pacientes pueden experimentar shock séptico, dificultad respiratorio aguda debido a la inflamación de los pulmones e incluso la pérdida de la función renal», apunta.
¿Y si aún grave, el paciente infectado con COVID-19 lograra recuperarse, tendría secuelas?
Las secuelas del coronavirus
«Los que desarrollan neumonía podrían quedar con un daño pulmonar, cuya recuperación aún no se conoce. Inicialmente sí van a quedar con alguna restricción pulmonar», señala Eduardo Gotuzzo, especialista en enfermedades infecciosas y tropicales de la Universidad Peruana Cayetano Heredia.
Aunque el especialista aún basa sus proyecciones en la evidencia previa de pacientes que presentaron otras infecciones pulmonares —tanto virales como bacterianas—, no es el único que ha previsto una afectación en el sistema pulmonar de los pacientes graves del covid-19 que lograran recuperarse, según informa El Comercio.
Para Javier Jauregui, neumólogo de la Clínica Ricardo Palma, los pacientes que desarrollan la forma más severa de la enfermedad, con insuficiencia respiratoria y necesidad de ventilación mecánica para sobrevivir, podrían desarrollar fibrosis pulmonar, que se da cuando el tejido pulmonar afectado forma cicatrices y se endurece.
«Ese grupo, debido al compromiso de los pulmones, va a tener los efectos que tienen todos los pacientes que usan un ventilador mecánico: va a quedar alterada la capacidad pulmonar en cierto modo», asegura Jauregui.
El neumólogo agrega que cuando el paciente «esté de alta, su capacidad respiratoria va a estar disminuida en alrededor del 30% [debido a la] fibrosis pulmonar, lo cual les va a generar falta de aire y tos crónica».
Con él coincide Oscar Gayoso, neumólogo y profesor de Medicina de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, quien asegura que «los que lleguen a necesitar ventilación mecánica, serán los que presenten mayor daño estructural y, por lo tanto, más secuelas».
En cuanto a los pacientes leves y moderados del CODIV-19, el panorama es más alentador. «Los grupos que desarrollen síntomas leves y no lleguen a tener una infección pulmonar, no presentarán mayores secuelas. Lo único que podría presentarse es broncoespasmos, pero esto es absolutamente tratable», precisa Jauregui.
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Fuente: Con información de Organización Mundial de la Salud, The Guardian, The Mirror y El Comercio.
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