Servindi, 23 de abril, 2019.- La presidenta de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, María Fernanda Espinosa, denunció que “nuestra Madre Tierra está en grave peligro”.
Espinosa compartió la reflexión en el marco del Día Internacional de la Madre Tierra, que se celebra cada 22 de abril, durante su intervención en el diálogo interactivo "La Madre Tierra en la aplicación de la educación sobre el cambio climático".
En este contexto, declaró que se vive una “crisis climática” con temperaturas extremas y fenómenos atmosféricos que, durante el 2018, afectó a más de 60 millones de personas.
“La degradación ambiental avanza en todos los países y regiones. Deforestamos bosques y selvas, represamos ríos, drenamos humedales, contaminamos los océanos, el aire y la atmósfera, todo esto mientras cientos de especies se extinguen año a año”, denunció.
Asimismo, responsabilizó a la humanidad de llevar al planeta a tal situación de peligro. Por ello, resaltó la necesidad “de reparar los daños, de proteger y restaurar sus ciclos vitales, de ayudar a que sane, que siga floreciendo la vida que en ella se alberga y se reproduce”.
Por otro lado, la presidenta se la Asamblea General de la ONU resaltó el reconocimiento de la importancia de los derechos de la naturaleza por parte de muchos países.
“El despertar de la conciencia mundial sobre el derecho de la naturaleza a exigir y a ser protegida es cada vez mayor. Esto es, por supuesto, esperanzador para esta y para las próximas generaciones”, expresó.
Así destacó el caso de Ecuador que lo incluyó en su Constitución, de Bolivia que contempla en su legislación el “principio del desarrollo integral en armonía y equilibrio con la Madre Tierra”, y Colombia, donde la Corte equiparó los derechos de la Amazonía con los de las personas.
Explotación irracional
Con respecto al mundo sostenible a través de la Agenda 2030, Espinosa sostuvo que se requiere lograr un balance entre las necesidades humanas y los recursos proporcionados por el planeta.
En este sentido, planteó dejar “a un lado la explotación irracional ilimitada e insostenible de dichos recursos”.
Para ello, propone fomentar un modelo de desarrollo donde “se respeten los umbrales que establece la naturaleza, su capacidad de regeneración, así como su derecho a existir y mantenerse”.
“Necesitamos respuestas urgentes de acción colectiva y de construcción de nuevos pactos para el manejo responsable y justo de los bienes comunes de la humanidad”, destacó.
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