Miles de campesinos e indígenas de Paraguay se movilizaron para exigir atención en favor del campo pues en un contexto de crisis climática el riesgo de que el pueblo sufra de hambre aumenta.
Servindi, 23 de marzo, 2024.- Con una marcha por las calles de Asunción, en Paraguay, miles de campesinos e indígenas alertaron sobre los impactos que traerá la crisis climática si no se adoptan acciones pronto.
El principal riesgo si es que no se dota de técnicos, infraestructura y créditos a los que cultivan el campo, como exigen los manifestantes, será que el pueblo paraguayo sufra de hambre.
La relación entre el campo y la crisis climática es directa pues se responsabiliza a este problema de las olas de calor, las sequías extremas e inundaciones que a menudo impactan en el trabajo agrario.
“Si el campo no produce, la ciudad no come”, advirtió Sonia Acevedo, la secretaria general de la Federación Nacional Campesina (FNC) que convoca anualmente desde hace 30 años a esta marcha.
La última manifestación ocurrió el jueves 21 de marzo y convocó a cerca de 3.000 manifestantes que también reclaman una reforma agraria sobre la recuperación de unos 8 millones de hectáreas.
Dichas hectáreas, de supuestas tierras malhabidas, fueron repartidas entre amigos de la dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989), hace 35 años, y al día de hoy es un tema que las poderosas cooperativas del país prefieren no abordar.
“Las tierras están en manos de grandes bandidos, narcotraficantes, sojeros y ganaderos, y nosotros ya no tenemos”, expresó el dirigente indígena Mario Rivarola sobre esta problemática para el ABC de Paraguay.
Según un estudio de la Unión de Gremios de la Producción (UGP), en los últimos 70 años, el gobierno compró 3 millones de hectáreas destinadas a la agricultura campesina y que hoy no llegan a la mitad las ocupadas por ellos.
La socióloga Mariel Palau destacó para la agencia Swissinfo (SWI) que “el 2,5% de los propietarios posee el 85% de las tierras del Paraguay”, de poco más de 6 millones de habitantes.
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