El reconocido diario norteamericano realizó un interesante artículo analizando la compleja situación del Perú frente a la posible vacancia de Pedro Pablo Kuczynski. El escándalo que la constructora Odebrecht ha generado en el país va tomando ribetes internacionales.
Traducción: José Díaz
The New York Times, 20 de diciembre, 2017.- Lima. En esta capital costera, los cuentos de injertos se multiplicaban como los baches. Había una carretera sin terminar al aeropuerto que había dejado una estela de acusaciones y testigos protegidos en su lugar. Estaba la línea del tren ligero que según los fiscales se construyó con US$ 8 millones en sobornos.
Ni siquiera se tocó la estatua de Cristo Redentor que estaba sobre el océano: fue donada como un regalo por el gigante de la construcción brasileño que había repartido los sobornos.
La compañía, Odebrecht, ha estado en el centro del mayor escándalo de corrupción de América Latina en una generación, con funcionarios del gobierno encarcelados en Ecuador y Brasil y docenas bajo investigación en Venezuela y Colombia.
En Perú, el escándalo puede estar bajándose a su figura más grande hasta el momento: el presidente Pedro Pablo Kuczynski. El Congreso de Perú abrirá un proceso de acusación contra el Sr. Kuczynski por el cargo de haber recibido indebidamente US$ 782 mil de Odebrecht a través de una compañía de su propiedad. El presidente admite haber recibido el dinero, pero dice que no hizo nada malo.
El jueves, Kuczynski tendrá 60 minutos para defenderse ante el Congreso del país. Sus críticos dicen que podrían expulsarlo el fin de semana, y que tienen los votos. Es el último de una ola de cargos de corrupción que ha sacudido a la región, y parece haber señalado un punto de inflexión.
A corruption scandal in Latin America could bring down its biggest figure yet: President Pedro Pablo Kuczynski of Peru https://t.co/YV3P9z2xBE
— The New York Times (@nytimes) 20 de diciembre de 2017
Durante años, muchos latinoamericanos lamentablemente aceptaron que la corrupción era tan inevitable como la votación en sí misma, ya que los funcionarios del palacio presidencial a la oficina del alcalde se enriquecieron a sí mismos de las arcas públicas. "Roba, pero hace obras", "roba, pero construye", en español, era un estribillo común.
Ahora los políticos están huyendo, en algunos casos literalmente. Alejandro Toledo, que se desempeñó como presidente de Perú a principios de la década de 2000, sigue prófugo después de haber sido acusado por los fiscales. El cargo es haber aceptado US$ 20 millones en pagos de Odebrecht. Otro ex presidente peruano Ollanta Humala, y su esposa Nadine Heredia, están en la cárcel a la espera de juicio.
En Ecuador, un ex vicepresidente fue condenado a seis años de cárcel por aceptar pagos. El caso del presidente Kuczynski, sin embargo, pone de manifiesto un dilema que atormenta muchas de las investigaciones: cómo expulsar a los políticos en los gobiernos donde pocos los juzgan se consideran más limpios y, en algunos casos, mucho menos.
Artículo original: Peru Leader Could Be Biggest to Fall in Latin America Graft Scandal
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— Servindi (@Servindi) 20 de diciembre de 2017
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