Por Milcíades Ruiz
21 de abril, 2017.- El congresista aimara Apaza, al parecer quiso ser consecuente con sus creencias, y no le cuadró la propuesta de que el Congreso de la República declare “Héroes de la Democracia” a los miembros del comando militar que participaron en el rescate de rehenes en poder del MRTA durante la dictadura de Fujimori. Estaba en un entorno totalmente adverso y no tuvo pericia para expresar su desacuerdo ante la prensa y le cayeron con todo. Hasta sus compañeros de bancada, lejos de socorrerlo solidariamente, se sumaron al cargamontón y tuvo que salir a decir que fue malinterpretado.
Pero ese sentimiento de Apaza también flota en gran parte de nuestro pueblo. Calladamente lo guarda para no dar lugar a la acusación de pro terrorista. Es que la gente de abajo sabe que no vale la pena exponerse al abuso de poder. Esta actitud la tiene de generación tras generación desde que llegaron los conquistadores. El silencio ha sido siempre su mejor defensa para sobrevivir a la aterradora maquinaria estatal.
Para mí, tampoco son héroes de la democracia puesto que actuaron por órdenes superiores de carácter político de un régimen dictatorial, antidemocrático y cruel que estaba bajo el mando de Fujimori, Montesinos y directamente del general Nicolás Hermoza Ríos, triunvirato que se encuentra en prisión por los horrendos crímenes contra muchos inocentes, derramando sangre de nuestro pueblo. Se pasa por alto la ejecución extrajudicial del prisionero “Tito”. Pero hay que darse cuenta que esta iniciativa proviene del fujimorismo actual corroborando que es el mismo de la década del 90.
Correlativamente, para la sociedad colonialista, Túpac Amaru II, no era un héroe sino un traidor. Los héroes del Estado de Derecho virreinal fueron los de las fuerzas represivas que lo capturaron tras una traición. A estos, no solo los premiaron con dinero y condecoraron sino también, se les ascendió y premiaron con cargos públicos. Es la razón del poder la que impera en la justicia y la historia en una sociedad sometida.
Tampoco para la sociedad virreinal eran héroes los subversivos extranjeros San Martín y Bolívar. Los héroes oficiales eran los generales realistas como José De la Serna, sus oficiales y sus tropas a los que igualmente premiaron y halagaron tanto la Corte Real como el propio rey de España. Eran los héroes del régimen monárquico. Hasta el Papa el Papa León XII, en su Breve “Etsi iam diu”, del 24 de Septiembre de 1824, calificaba a las huestes de la independencia como “fruto maldito de la cizaña de la rebelión que ha sembrado en estas regiones el hombre enemigo”.
El 21 de Diciembre de 1821, tras ser vencidas las tropas realistas por los morochucos encabezados por Basilio Auqui, el héroe virreinal José Carratalá ordenó a las tropas españolas atacar en venganza, al pueblo de Cangallo, incendiándolo totalmente y asesinando a sus pobladores incluyendo niños, mujeres y ancianos. Este hecho sanguinario se repitió con la supuesta democracia republicana.
La mañana del 14 de agosto de 1985, los pobladores de la pequeña comunidad de Accomarca (Vilcashuamán, Ayacucho) fueron reunidos a la fuerza por elementos militares que arribaron por diferentes frentes a la quebrada de Huancayoc, y luego de introducirlos en dos casas los asesinaron con disparos de fusil y granadas de guerra. 69 hombres, mujeres y niños fueron eliminados.
El principal incriminado, teniente Telmo Hurtado, dijo ante la Sala Penal que lo juzgó veintiséis años después: “El tiro entraba por el occipital, así era la manera de matar a los subversivos”. […] “En el operativo de eliminación’ no hubo diferencia entre mujeres y niños, para nosotros todos eran terroristas”. (26 fueron los niños aniquilados)
“Todo el Estado Mayor sabía del asesinato. El general (Wilfredo) Mori Orzo (jefe del Comando Político Militar de Ayacucho) me mandó dos días después (del asesinato) a hacer una “limpieza”, es decir, desaparecer a los testigos (del crimen) para que no se viera comprometida la plana mayor en un escándalo periodístico”.
Confrontado con Juan Rivera rondón, otro de los inculpados, dijo: “Yo soy responsable de la muerte de 31 personas; tú debes haber matado al resto, tú quemaste sus casas. Los dos participamos en el operativo”. (Diario La República 21.09.12). Estos son pues, los héroes de los partidos de derecha y del poder político imperante pues estos militares se sacrificaron por defender la democracia de la que viven los políticos al servicio de la opresión.
Bueno pues, de esta calidad humana eran las tropas que el fujimorismo pone como héroes de la democracia, que no es otra cosa que la democracia al estilo fujimorista. Así era esa democracia que implantó los operativos del grupo “Colina” para ejecuciones extrajudiciales, que asesinaba inocentes en Barrios Altos, campesinos en Chimbote y grupos de estudiantes en La Cantuta y cientos de personas enterradas en fosas clandestinas.
Entonces pues, queda claro que propósitos como los que enarbola el fujimorismo actual tiene como finalidad ablandar la opinión pública, con miras a justificar la amnistía de sus héroes: Alberto Fujimori, Vladimiro Montesinos, Martín Rivas y demás genocidas. Si los que estuvieron bajo su mando son considerados héroes de la democracia, con mayor razón habría que reconocer a quienes fueron sus jefes, a los que dieron las órdenes, y hasta al arzobispo Cipriani que fue clave en esta operación. Si pasa esto ahora, también podrá pasar la condecoración y reconocimiento como héroes a los cabecillas del fujimontesinismo.
Por supuesto que soy opuesto a todo tipo de terrorismo y lo dicho líneas arriba no avalan los actos de barbarie cometidos por terroristas que tampoco son héroes. Los héroes del pueblo no son los mismos que los héroes de los opresores aunque el oficialismo lo imponga. Aunque desde niños nos eduquen con películas en que los malos son siempre los rusos, japoneses, alemanes y árabes contrastando con los héroes de la libertad y la democracia que siempre son de EEUU, cuando bien sabemos su negra historia de atrocidades antidemocráticas con las que somete a los pueblos del mundo.
Al igual como se viene promocionando el bicentenario de la independencia del virreinato que no es la del Tahuantinsuyo ni de la población sometida, podemos concluir entonces que cada régimen tiene sus héroes a su conveniencia y que, los grupos sociales tienen como héroes a quienes representan sus ideales. Las tropas son gente de nuestro pueblo y está demostrado que van en contra de su voluntad cuando reprimen a los luchadores sociales ya que muchos de ellos suelen estar de acuerdo con estos, aunque estén en bandos contrarios.
Hasta los oficiales enviados a combatir a los rebeldes llegan a darse cuenta que son utilizados con fines políticos por quienes trafican con la palabra democracia. Que no lo hacen por propia voluntad sino por órdenes del poder político. En la campaña del Che en Bolivia se dio el siguiente caso del Mayor Rubén Sánchez Valdivia que comandó tropas bolivianas emboscadas ocasionalmente por los guerrilleros respecto a lo cual dijo años después:
“De mi conversación con los guerrilleros, yo comprendí que ellos luchaban por los pobres, y me interrogaba: ¿Por qué razón entrábamos a pelear nosotros? ¿Qué defendíamos? ¿A quiénes defendíamos? Al menos ellos, los guerrilleros, defendían a los pobres, de eso me di completa cuenta”. (Entrevista en su domicilio después de 1980, registrada por los investigadores sociales Froilán Gonzáles y Adys Cupull).
No confundamos entonces, chicha con limonada. Ni los soldados ni los policías son nuestros enemigos per se. Ellos son formados a conveniencia del régimen opresor que los utiliza, como en este caso con fines claramente políticos a conveniencia del fujimorismo.
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*Milcíades Ruiz es especialista en desarrollo rural.
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