El hablante originario y traductor del quechua partió a los 82 años luego de una trayectoria impecable como cantante, músico, estudioso, promotor y defensor de la cultura andina en el Perú.
Servindi, 17 de julio, 2024.- El reconocido conductor de Sumaq Takiy difundido por Radio Nacional, Leo Casas Ballón, falleció a los 82 años después de una memorable trayectoria como defensor de la música andina.
Mediante Sumaq Takiy, Casas Ballón dedicó dos horas de los sábados y domingos para promover las tradiciones de la costa, sierra y selva. La radio para él era el medio perfecto para expresar los sentimientos a través de la música.
En 2014, se le otorgó el reconocimiento como Personalidad Meritoria de la Cultura, en el marco de la Semana de la Diversidad Cultural y Lingüísticas organizada por el Ministerio de Cultura, recuerda Radio Nacional.
Su interés por la música lo llevó a recorrer el valle del Mantaro, Ayacucho, provincias altas de Lima, Ancash, el callejón de Huaylas, Conchucos, Huancavelica, Puno, y parte de la costa.
Casas Ballón también escribió una serie de relatos en base a las recopilaciones de Edwin Qonislla, que fueron publicados por Pakarina Ediciones bajo el título Ñawpa willanakuy que relata historias de ancianos de la comunidad quechua de Pujas en Ayacucho.
A partir del testimonio de doña Aurelia Naranjo recogido por Edwin Qonislla, el creador indígena Leo Casas Ballón, hace una reelaboración narrativa a causa de la guerra interna y la consecuente ruptura de los circuitos de trasmisión narrativa intrageneracional.
En La Mula, Rodrigo Montoya escribió que el velorio de Leo Casas, quien partió el 12 de julio, fue precioso, acompañado de sus canciones preferidas entonadas por su esposa Julia e hijos, familiares y varios de sus amigos.
“Un conjunto de Sikuris, lo despidió”, dice Montoya sobre el último adiós de Leo Casas, a quien recuerda como un hombre sencillo de canto alegre, divertido, con versos tibios y picantes, ensimismado y tierno con la poesía quechua.
Leo Casas, seguidor de Arguedas y Mariátegui, compartió su amor por la música junto a Roberto Wangeman con quien se le podía oír cantando en quechua y tocando la mandolina y clarinete respectivamente, narra Montoya.
“Nos alegró la vida, cantado noches enteras, sin repetir canción alguna, desde la emoción más profunda con la poesía quechua que se canta, hasta la risa abierta y cómplice con los versos quechuas” escribe.
Comentarios (1)
Recordaré siempre a Leo Casas tal como lo describe Rodrigo Montoya, allá por los años '82-'85, cuando desde CEPES, en su programa Tierra Fecunda, una vez por semana hablaba sobre la importancia de los árboles nativos para las comunidades andinas... Organizamos con él y con Manuel Valdivia un concurso de "cuentos forestales andinos" para alumnos de escuelas primarias, que terminaron siendo editados en tres volumenes por el entonces Banco Agrario, con la idea de que volvieran como material de lectura a las escuelas. Lo recuerdo a Leo con su sonrisa, sus siempre acertados comentarios, y sobre todo con su extraordinario conocimiento del mundo andino.