Por Naimul Haq
IPS, 18 de enero, 2018.- Todavía es incierta la repatriación de rohinyás, quienes buscaron refugio en Bangladesh tras ser expulsados de Myanmar (Birmania) por la violencia contra su pueblo, pues el acuerdo para legalizar el proceso es controvertido y poco práctico.
“Bangladesh no debería apurarse con un ‘acuerdo’ bilateral, y en especial sin la participación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) o sin consultar a los propios refugiados”, opinó Shireen Huq, defensora de derechos de las mujeres de Naripokkho, una de las organizaciones más viejas de este país, al ser consultada por IPS.
“Bangladesh debió involucrarse en un tsunami diplomático para conseguir el apoyo de sus vecinos, en particular de China y Rusia. La comunidad internacional debería redoblar la presión sobre Myanmar para frenar las muertes, la persecución y la discriminación”, subrayó.
"Es la misma historia de siempre. Se mudarán de un campamento en Bangladesh a otro en Birmania": Shireen Huq.
La incertidumbre aumenta pues el régimen de Birmania se niega a reconocer a los rohinyás como ciudadanos birmanos, lo que arroja un manto de dudas sobre un retorno pacífico.
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) estima que llegaron unos 655.000 rohinyás a Bangladesh desde que recrudeció la violencia a partir del 25 de agosto de 2017, lo que elevó el número de integrantes de ese pueblo en este país a 954.500.
Bangladesh y Birmania suscribieron un memorando de entendimiento el 23 de noviembre para organizar la repatriación de los refugiados rohinyás en territorio bangladesí hacia el estado birmano de Rakhine tras el ataque de las fuerzas regulares contra sus aldeas.
Pero Huq recordó que un acuerdo bilateral similar suscrito en 1993 no tuvo éxito porque la mayoría de los rohinyás refugiados en Bangladesh no se acogieron a la repatriación voluntaria.
La activista elogió la generosidad del gobierno bangladesí y consideró que “hizo un buen trabajo” asumiendo sus responsabilidades, pero “se va repetir el acuerdo de 1993, cuando claramente quedó demostrado que los esfuerzos bilaterales por sí solos no funcionan”.
“Los rohinyás permanecerán aquí por mucho tiempo”, pronosticó. “Si entendimos bien, no podrán regresar a sus antiguos pueblos, a sus propias aldeas, sino que los ubicarán en nuevos asentamientos”, explicó Huq.
“En ese caso, es la misma historia de siempre. Se mudarán de un campamento en Bangladesh a otro en Birmania; será otro desastre humanitario”, subrayó.
“Si se implementa el acuerdo tal como está, será como otro ‘rechazo’ para los refugiados en Bangladesh, a menos que la comunidad internacional supervise la repatriación y garantice su asentamiento seguro y pacífico y su rehabilitación”, acotó.
La comunidad internacional vio con buenos ojos el acuerdo, en especial Estados Unidos, la Unión Europa y la ONU, pero otros urgieron a Bangladesh a involucrar a una tercera parte para garantizar una solución sostenible a la crisis.
Bangladesh tiene poca experiencia en la gestión de un proceso de repatriación internacional y a menos que respete los principios de rehabilitación y repatriación, los términos acordados no serán lo suficientemente sólidos como para crear una solución duradera.
El veterano diplomático Muhammad Zamir dijo a IPS que el mundo no debe dejar solo a Bangladesh para asumir solo ese problema complejo.
“Es injusto cargar a Bangladesh con esa tarea enorme que requiere considerar múltiples factores antes de iniciar un proceso de repatriación. El principal asunto es garantizar la seguridad y la protección de los refugiados una vez que regresen” al territorio birmano, precisó.
“La situación en los campamentos ya es un desastre humanitario y empeora día a día”, observó Zamir, quien regresó hace poco de una visita por los asentamientos donde están los rohinyás en Cox’s Bazar.
“Ya están traumatizados y confundidos y ya soportaron bastante calvario. No hay garantías de que con la pesadilla todavía fresca en sus mentes vayan a querer regresar enseguida, a menos que hay un esfuerzo sólido y serio que garantice su protección a largo plazo”, explicó.
El equipo de trabajo integrado por representantes de los gobiernos de ambos países, creado el 19 de diciembre con el fin de crear un instrumento específico para los arreglos prácticos de la repatriación, se reunió por primera vez el lunes 15 de este mes.
El general retirado M Sakhawat Husain, conocido columnista y analista de seguridad y política, dijo a IPS: “El acuerdo ignora totalmente el reclamo legítimo y mínimo de los rohinyás de ser reconocidos como ciudadanos de su territorio natal”.
“Frente a la continua persecución que se mantiene, como se denuncia ampliamente, ¿cómo puede haber una repatriación voluntaria?”, cuestionó.
“La cláusula más perjudicial parece ser la de llegar a un acuerdo sobre los términos de Myanmar para analizar documentos o la autenticidad de su residencia en Rakhine”, explicó.
“La mayoría de esas personas huyeron en condiciones de tortura grotesca e infrahumana. Le va a costar a Bangladesh devolverlas de forma voluntaria. El informe sugiere que a menos que se les conceda una garantía de seguridad y la demanda mínima de ciudadanía, no van a regresar”, analizó.
Por su parte, el exembajador Muhammad Shafiullah opinó: “Resulta bastante incierto ejecutar ese proceso de repatriación enorme sin involucrar al sistema de la ONU, pese a que Myanmar rechazó de plano su participación. En esa situación, ¿cómo podemos esperar un proceso de repatriación tranquilo?”.
Además, Shafiullah expresó su profunda preocupación por la falta de apoyo económico adecuado para ofrecer asistencia humanitaria a los campamentos rohinyás.
“El sistema de la ONU hasta ahora solo pudo reunir fondos para seis meses. Está prevista otra reunión de donantes antes de que se agoten”, apuntó.
“Bangladesh no puede asumir solo una carga tan pesada durante mucho tiempo. Precisamente por esa razón, debe suscribir un acuerdo de repatriación, aunque los términos no sean los favorables”, añadió.
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Traducido por Verónica Firme
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Fuente: Inter Press Service: http://www.ipsnoticias.net/2018/01/refugiados-rohinyas-afrontan-un-destino-incierto/
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