Servindi, 11 de octubre, 2016.- Una repercusión en medios de difusión de Brasil alcanza la declaración de los pueblos indígenas Yaminahua y Manchineri de Brasil que rechazan la apertura de la carretera que pretende conectar los municipios de Iñapari y Puerto Esperanza, en Perú.
El proyecto de carretera es una de las grandes amenazas sobre el Territorio Indígena Mamoadate debido a que pasaría muy cerca de sus límites "afectando todos los recursos naturales de nuestro uso tradicional, la flora y fauna, y las aguas de las cabeceras de los ríos binacionales Acre, Yaco y Chandless, que usamos para nuestra subsistencia".
La cita carretera "traerá graves consecuencias para nuestra cultura y organización social al favorecer la extracción ilegal de madera, entre otras actividades ilícitas vigentes actualmente en la región de frontera, como el narcotráfico, la caza y pesca ilegales y los mineros extractores de oro" indica la declaración.
La carretera impactará negativamente en áreas protegidas y territorios indígenas como el Parque Nacional Alto Purús, la Reserva Comunal Purús y la Comunidad Nativa Bélgica, en Perú; además de la Tierra Indígena Cabecera del río Acre, la Estación Ecológica del Río Acre, y el Parque Estatal Chandless, en Brasil.
Una especial afectación "grave e irreversible" tendrán los diversos grupos de indígenas aislados, entre ellos los Mashco Piros, que viven de las actividades de caza y recolección entre los territorios peruano y brasileño.
Encuentro en Aldea Betel
La declaración fue suscrita en alianza con organizaciones indígenas peruanas y una plataforma de organizaciones para la protección de los pueblos indúgenas en aislamientio voluntario y cintacto inicial.
Los representantes celebraron un evento internacional en la aldea Betel, coordinado con la Comisión Pro Indio de Acre, en Brasil, y que se efectuó el 26 de setiembre.
Los suscritos anuncian una alianza estratégica para luchar por el reconocimiento y protección del Corredor Territorial de Pueblos en Aislamiento y Contacto Inicial Pano, Arawak y otros, localizado en la región de frontera, entre los departamentos de Madre de Dios, Cusco y Ucayali y el Estado de Acre en Brasil.
Conozca la declaración completa a continuación:
Fotos: Página 20.net de Brasil: http://pagina20.net/v2/jaminawa-e-manchineri-da-ti-mamoadate-sao-contrarios-a-estrada-no-peru/
Declaración de la Tierra Indígena MamoadateNosotros, representantes de los pueblos Yaminahua y Manchineri, que vivimos en la Tierra Indígena Mamoadate, en el Estado de Acre, en Brasil, en alianza con las organizaciones indígenas peruanas Organización Regional AIDESEP Ucayali (ORAU), Federación Nativa del río Madre de Dios y Afluentes, FENAMAD, y la Plataforma de organizaciones indígenas para la protección de los Pueblos Indígenas en Aislamiento Voluntario y Contacto Inicial, reunidos en la aldea Betel para la realización de un taller de monitoreo y vigilancia territorial, realizado con la Comisión Pro Indio del Acre, el día 26 de setiembre de 2016, declaramos nuestra posición contraria a la apertura de una carretera que conectará los municipios de Iñapari y Puerto Esperanza, en Perú. Al construir de forma participativa el plan de gestión de la Tierra Indígena Mamoadate, a través de sucesivos talleres que involucraron a sus 16 aldeas, que definió estrategias de monitoreo y vigilancia de la tierra, identificamos dos amenazas principales contra nuestro territorio y modos de vida: un proyecto de construcción de un ramal de interés maderero, en Brasil, y el proyecto vial Puerto Esperanza-Iñapari, en Perú. Para frenar el proyecto de construcción del ramal maderero, que pasa por las cercanías de la Tierra Indígena Mamoadate, atravesando la Reserva Extractivista Chico Mendes, fuimos, en diciembre de 2015, hasta la 6ta Cámara de Coordinación y Revisión, del Ministerio Público Federal (MPF) de Acre, para entregar un documento denunciando que “el ramal provocaría grandes desbosques en los alrededores de la Tierra Indígena”. En abril de 2016, el MPF, recomendó al Instituto del Medio Ambiente de Acre (IMAC), la suspensión del proceso de licencia ambiental del ramal. En relación al proyecto Puerto Esperanza-Iñapari, en Perú, también continuaremos luchando junto con nuestros aliados de ambos lados de la frontera para impedir la construcción de esa carretera que pasará muy cerca de los límites de la Tierra Indígena Mamoadate, afectando todos los recursos naturales de nuestro uso tradicional, la flora y fauna, y las aguas de las cabeceras de los ríos binacionales Acre, Yaco y Chandless, que usamos para nuestra subsistencia. También estamos muy preocupados con los impactos de la carretera sobre nuestros modos de vida, porque traerá graves consecuencias para nuestra cultura y organización social al favorecer la extracción ilegal de madera, entre otras actividades ilícitas vigentes actualmente en la región de frontera, como el narcotráfico, la caza y pesca ilegales y los mineros extractores de oro. La carretera atravesará áreas naturales protegidas y territorios indígenas garantizados por leyes en una de las regiones de bosques más conservada del mundo, impactando el Parque Nacional Alto Purús, la Reserva Comunal Purús y la Comunidad Nativa Bélgica, en Perú; además de la Tierra Indígena Cabecera del río Acre, la Estación Ecológica del Río Acre, y el Parque Estatal Chandless, en Brasil. Los diversos grupos de indígenas aislados, entre ellos los Mashco Piros, que viven de las actividades de caza y recolección entre los territorios peruano y brasileño, también serán afectados de forma grave e irreversible. A través de una alianza estratégica entre organizaciones indígenas brasileñas y peruanas, vamos a luchar por los derechos de esos pueblos y para el reconocimiento y protección del Corredor Territorial de Pueblos en Aislamiento y Contacto Inicial Pano, Arawak y otros, localizado en esta región de frontera, entre los departamentos de Madre de Dios, Cusco y Ucayali y el Estado de Acre. Sí el proyecto fuera realizado, el gobierno de Perú violará la legislación nacional e importantes compromisos internacionales, como la Convención sobre Diversidad Biológica (1992), los recientes compromisos climáticos del Acuerdo de París (2015), además de instrumentos de derechos humanos de pueblos indígenas y tradicionales, como el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, y la reciente Declaración de la Organización de Estados Americanos (OEA) sobre los Derechos Indígenas (2016). Reafirmando el compromiso de realizar nuestro plan de gestión, en relación al monitoreo y vigilancia de las fronteras y la protección ambiental, solicitamos a las autoridades competentes, medidas dirigidas a la suspensión de ese proyecto de carretera que representa una gran amenaza para la sobrevivencia de los pueblos indígenas que viven en la frontera Brasil-Perú. Aldea Betel, Tierra Indígena Mamoadate, 26 de setiembre de 2016
Representantes de organizações parceiras
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