Incendio forestal viene afectando los alrededores de la fortaleza de Kuélap en la región Amazonas, pobladores de la zona tratan de apagar el fuego que es incontrolable. Piden ayuda a las autoridades.
Por Elmer Torrejón Pizarro*
6 de agosto, 2019.- Con total indignación e impotencia observamos perplejos como los bosques y cerros de Amazonas se vienen quemando y destruyendo por la absurda e insana idea de que atraerán las lluvias. Un pensamiento que deviene desde épocas antepasadas, y que ha colaborado a convertir al departamento de Amazonas, en el segundo más deforestado del país después de San Martín.
Las montañas de Amazonas, alguna vez fueron bosques inmensos con hábitats diversos para la flora y la fauna; las montañas que rodean a Chachapoyas, Luya o Bagua fueron inmensos depósitos de convivencia biológica hasta que la migración del hombre, principalmente provenientes de los andes, se asentó en estos espacios y comenzaron a destruir para ampliar la frontera agrícola. Así se ha ido transmitiendo por generaciones esta “cultura agraria” de la roza y quema. Hoy nuestros bosques y cerros, son las caretas de esta civilización y desmedido apogeo. La diferencia es que en siglos anteriores nuestros antepasados equiparaban esta racionalidad de ampliación agrícola, con el manejo equilibrado y la adoración a ciertos elementos de la ecología, que conllevaban a su posterior conservación.
En cambio, hoy en día, ese equilibrio ecológico ha sido roto, la conservación es lo menos que se practica, interesa más la ampliación de la frontera agrícola con la finalidad de obtener recursos económicos a cualquier costo. Actualmente los bosques y cerros vienen siendo quemados, por la “creencia” que atraerán las lluvias. Craso error en el pensamiento del campesino y no campesino. No quiero atribuir toda la culpa a ellos, quiero también apuntalar que hay errores graves provenientes de autoridades regionales y municipales. Por ejemplo, la ausencia de una política regional ambiental de conservación, es parte de la causa que viene destruyendo los cerros y montañas.
Se espera que las autoridades regionales y locales, estén debatiendo y poniendo en agenda el tema ambiental y sus políticas de estudio, conservación y planes de contingencia, Manifestarles que construir una región NO solo involucra fierro y cemento, también está el aspecto de conservación, no solo de los bosques y cerros, y su fauna silvestre que guardan, muchas de ellas en procesos de extinción; sino también, que ahora está quema de bosques vienen afectando manifestaciones culturales, tal como el último incendio forestal que afectó los alrededores del principal monumento arqueológico de nuestra región: Kuelap.
Desde hace años vengo demandado esta problemática ambiental que ocurre en Amazonas y vuelvo a reformular las siguientes preguntas: ¿Existe una política regional de protección de bosques?, ¿qué está haciendo la Fiscalía del Medio Ambiente?, ¿qué acciones viene realizando la gerencia Regional de Medio Ambiente?, ¿las municipalidades han elaborado alguna ordenanza municipal para evitar y sancionar este delito?, ¿se está accionando oportunamente las plataformas de Defensa Civil y/o tienen planes de contingencia para evitar estas quemas y hacerlos frente? Al parecer, y los años de experiencia nos los demuestra que, no existen acciones óptimas y adecuadas para abordar esta problemática.
Ante esta situación propongo algunas acciones que se deberían realizar para no permitir estos hechos y mitigar los daños que producen:
Primero: El Gobierno Regional debe tener una política de estudio, conservación y respeto por el medio ambiente, con un presupuesto asignado a cada acción y actividad a realizar. Si no tenemos eso, estamos navegando entre nubes. Espero que los candidatos apunten esta acción
Segundo: Las municipalidades deben emitir ordenanzas de conservación del medio ambiente y mecanismos de sanción económica al que destruye su entorno.
Tercero: Intensa capacitación en instituciones educativas y comunidades campesinas sobre la importancia del medio ambiente y las sanciones que existen si se destruye la ecología. Hacer hincapié que la quema de bosques y cerros no atraen las lluvias.
Cuarto: Intervención “ex ante” y “ex post” (antes y después), y de manera articulada, de la Fiscalía del Medio Ambiente, Gerencia Regional de Medio Ambiente, Defensa Civil, Municipalidades, rondas campesinas y otras instituciones; en acciones de conservación, contingencia y/o reparación de daños; y no dejárselos solamente a la Comunidad, a los Voluntarios o a los Bomberos que exponiendo sus vidas afrontan el problema.
Quinto: Es necesario un registro catastral de los bosques y cerros, donde justamente ocurre esta catástrofe, y a partir de allí identificar a los actores y dueños de estos espacios, quienes son principalmente los que inician con las quemas. De esa manera se tendría un mejor manejo de las capacitaciones, conservación y sanciones.
Son estas cinco propuestas, una partida inicial para afrontar esta problemática, existen otras que podrían también tomarse en cuenta. Estas acciones permitirían conservar los cerros y bosques de nuestro departamento, conllevaría a tener una “cultura de conservación” del medio ambiente, apuntaría a tener planes de contingencia de manera articulada para afrontar los daños y consecuencias; en suma, evitaría no solamente la destrucción de nuestra flora y fauna, evitaría la muerte de personas, tal como ocurrió en el Poblado de Chocta, donde murió una persona debido a la quema de cerros y bosques.
Está en nuestras autoridades y la ciudadanía, la protección y conservación del hábitat, la convivencia equilibrada en nuestro hogar. ¡No más bosques y cerros humeantes, no son chimeneas; cuidémosla porque son la vida misma!
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*Elmer Antonio Torrejón Pizarro es natural de Luya, Amazonas. Antropólogo de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) con una maestría en Estudios Amazónicos en la misma universidad, con post grado en Proyectos de Inversión Pública (UNMSM) y Gobernabilidad y Gerencia Política (PUCP) http://elmertorrejonpizarro.com/
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