CIDH alertó sobre los altos índices de violencia contra estas personas y reiteró a los Estados su obligación de protegerlos e investigar las muertes con un enfoque adecuado.
Servindi, 6 de marzo, 2024.- Al menos 126 defensores de derechos humanos fueron asesinadas en 2023 en las Américas, lo que refleja los altos índices de violencia contra estas personas, alertó la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
De estas personas, 54 perdieron la vida solo en los últimos cuatro meses del año. Las víctimas defendían principalmente el medio ambiente y el territorio y ostentaban liderazgos indígenas y afrodescendientes.
Los 54 asesinatos registrados entre septiembre y diciembre se suman a los 69 casos entre enero y agosto. Colombia registra más víctimas (34) en la última parte del año, seguida de Brasil (10), México (4), Guatemala (3), Honduras (2) y Perú (1).
La CIDH expresó que las mujeres, personas indígenas, afrodescendientes, campesinas, LGTBIQ+ y defensoras deben contar con protección especializada y a la medida
de los factores de riesgo a los que se enfrentan.Un llamado a los Estados
La CIDH resaltó que tanto sociedades como Estados, tienen como obligación ejercer medidas para proteger la vida y dignidad de personas defensoras y en estado de vulnerabilidad, para que “ejerzan su labor de forma segura y libre de amenazas”.
En ese sentido, expresó su preocupación por el hecho de que altas autoridades públicas cuestionen el trabajo de las organizaciones defensoras de derechos humanos.
Esto debido a que crea un clima de hostilidad e intolerancia hacia ellas y ellos, lo cual dificulta su labor legítima de proteger los derechos humanos y pone en riesgo sus vidas.
Asimismo, hizo un llamado a los Estados para luchar contra la impunidad e investigar con celeridad estos crímenes y su conexión con la labor de defensa de las víctimas.
La CIDH también resaltó la importancia de que se adopte un enfoque que tenga en cuenta tanto el género como el origen étnico-racial desde la investigación hasta la reparación a las familias.
Las personas defensoras de derechos humanos son esenciales para mantener democracias y su protección depende principalmente de los Estados.
Esto significa no solo evitar violaciones perpetradas por agentes estatales o particulares, sino también crear condiciones que respalden sin impedimentos el trabajo de quienes defienden los derechos humanos.
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