Kametsa Asaike 4.0: Digitalizar los servicios en nuestras comunidades

Imagen: Central Asháninka del Río Ene. Imagen: Central Asháninka del Río Ene.

Cuando la Central Ashaninka del río Ene (CARE) en la selva central de Perú presentó la propuesta Kametsa Asaike 4.0 a las autoridades del Estado peruano recibieron miradas divertidas por que los sonaba a ciencia ficción, a pesar que la iniciativa buscaba modestamente dotar de internet satelital a las instituciones educativas y centros de salud. A continuación una reflexión sobre el tema de la CARE en el contexto de pandemia por el coronavirus que ha puesto el tema de la conexión de Internet como aspecto clave para la vida social.

 

Kametsa Asaike 4.0: Digitalizar los servicios públicos en nuestras comunidades

Por Central Asháninka del Río Ene (CARE)

6 de mayo, 2020.- ¿En qué medida cambiará la crisis la vida en nuestra sociedad? Es aún muy pronto para decir algo concluyente sobre ese tema, y muchos intelectuales se precipitaron durante las últimas semanas con delinear posibles escenarios del futuro.

Una cosa, sin embargo, es evidente: la digitalización de diversos procesos sociales, económicos y políticos será la clave en la lucha contra la pandemia, y los países con mayor grado de digitalización serán aquellos que saldrán mejor parados de esa crisis.

Sabemos que no sólo el Perú ha avanzado muy poco en la digitalización de su economía y/o servicios públicos, y más que nos alejamos de la capital, menor es el grado de digitalización.

Para CARE no es nueva la conclusión de que la digitalización podría ser una herramienta poderosa para mejorar los servicios básicos en nuestras comunidades, sobre todo en los sectores de Salud y Educación. Nuestro equipo había elaborado a lo largo de varios meses un proyecto transformador para nuestras comunidades: el Kametsa Asaike 4.0.

El Kametsa Asaike 4.0 consiste en equipar a las comunidades y Gobiernos Comunales con una serie de artefactos digitales de fácil uso, pero cuya aplicación permitiría hacer efectivo la vigilancia territorial indígena y lograr así a que las comunidades se acercan cada vez más a los horizontes del Kametsa Asaike.

¿Revolución Digital en comunidades nativas? Para los funcionarios, eso sonaba a ciencia ficción.

Cuando presentábamos nuestra iniciativa a instituciones del estado peruano, solo recibimos miradas divertidas. ¿Revolución Digital en comunidades nativas? Para los funcionarios, eso sonaba a ciencia ficción. Y eso a pesar de que nuestro proyecto recomendaba solamente iniciativas muy modestas, principalmente la implementación de internet satelital en las Instituciones Educativas y Centros de Salud.

Ninguna de las instituciones a las que presentábamos el proyecto mostró interés y recibimos más bien la recomendación por “focalizarnos en cosas más importantes”.

Imagen: Central Asháninka del Río Ene.

CARE intentó sacar adelante el proyecto, pero lograr la conectividad de las comunidades a la red de telefonía e internet es una misión imposible para una organización indígena si es que no cuenta con el apoyo de los gobiernos regionales y locales.

Sin embargo, en la comunidad de Potsoteni, donde CARE co-administra el colegio y albergue Boca Potsoteni, hemos construido e implementado la primera sala de computación en una comunidad asháninka del río Ene, que cuenta con 13 laptops, un sistema de energía solar y donde los estudiantes han podido jugar juegos educativos, aprender a manejar una computadora y escribir con teclado. Se podría decir que se trata solamente de una gota en el océano. Pero ha sido el primer intento por introducir a nuestros estudiantes jóvenes a la era digital.

Hoy vemos que la digitalización de los servicios en nuestras comunidades no sólo es un juego intelectual interesante. Se ha transformado en un imperativo. Y si los representantes de las diferentes instituciones estatales hubieran tomado en serio nuestra propuesta, esta crisis hubiera sido mucho más manejable.

Contrario a lo que afirman las diferentes instancias y sectores del estado peruano, la educación en nuestras comunidades ha parado al 100%, y aquello no se debe en absoluto a la falta de predisposición por parte de los docentes.

En la mayor parte del río Ene no hay señal de telefonía, televisión o radio. Lo que hasta hace pocas semanas era una brecha digital, se ha transformado ahora en una brecha política y social muy concreta. Una brecha social y política que siempre estuvo presente en nuestras comunidades, pero que se ha ahondado sustancialmente con esa crisis.

Recién ahora, en plena crisis y distanciamiento social, el estado peruano decidió comprar dispositivos digitales para su distribución entre la población estudiantil en zonas rurales, y asegurar así que los alumnos en las comunidades nativas y centros poblados puedan hacer efectivo su derecho a la educación. Más vale tarde que nunca.

Pero esperamos que las iniciativas por hacer uso de las herramientas digitales no se limiten únicamente al sector educativo, porque la desatención de nuestras comunidades es total y requiere una intervención integral.

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Fuente: Central Asháninka del Río Ene: https://bit.ly/35LvNwl

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