Por Yoly Gutiérrez
Cifor, 4 de febrero, 2017.- Las turberas, un tipo particular de humedal, presentan un gran potencial frente al cambio climático. Algunas estimaciones sugieren que su degradación y drenaje es responsable de hasta el 5% de las emisiones antropogénicas globales de gases de efecto invernadero.
A nivel mundial, Perú es el segundo país con mayor extensión de turberas tropicales después de Indonesia. Si bien se sabe que los bosques tropicales de Perú albergan grandes cantidades de carbono, es muy probable que las estimaciones hayan sido subestimadas al no incluir el carbono almacenado en las turberas tropicales: el suelo inundado de las turberas podría contener el doble de carbono contenido en la biomasa.
Sin embargo, Perú no cuenta con estudios integrales de sus humedales, ni se conoce la extensión de las turberas o la cantidad de carbono que almacenan, según señala la investigadora de CIFOR Kristell Hergoualc’h, quien como parte del Programa de Adaptación y Mitigación Sostenible de los Humedales (SWAMP por sus siglas en inglés) está estudiando las turberas peruanas.
“El principal ecosistema con turba en el Perú, el aguajal, ha sido seriamente degradado en las últimas décadas. A causa de la cosecha de sus frutos mediante el corte de la palma, el dosel del bosque disminuye, alternando el microclima y los entrantes que forman la turba. Estos cambios podrían generan aumentos en las emisiones de dióxido de carbono del suelo”, explica la científica.
Destaca también que “cuando se drena una turba para tala, agricultura o desarrollo urbano, la cantidad de dióxido de carbono emitido (calculado en base al carbono almacenado en los árboles cortados) es subestimada, pues no incluye las emisiones que proceden de la turba”.
Esto es importante desde muchos frentes: primero, porque puede afectar los informes sobre las emisiones de gases de efecto invernadero que Perú presenta a las agencias internacionales, como también la compensación que podría recibir por la implementación de programas REDD+ (Reducción de Emisiones derivadas de la Deforestación y la Degradación de los Bosques).
Segundo, porque al no tener datos exactos, no se puede gestionar ni tampoco regular su manejo sostenible.
Tercero, porque Perú acaba de tomar un rol importante en una iniciativa global en pro de las turberas: “La Iniciativa Mundial sobre Turberas” que tiene como objetivo incrementar su conservación, restauración y manejo sostenible en países con importantes depósitos de turba.
El aporte de SWAMP
El trabajo que está desarrollando Kristell Hergoualc’h, junto a otros investigadores como parte del Programa SWAMP es un esfuerzo conjunto que involucra a CIFOR, al Servicio Forestal de los Estados Unidos y al Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana (IIAP) y cuyo objetivo es generar información científica rigorosa y creíble sobre las turberas peruanas.
Los investigadores están midiendo el carbono acumulado y los flujos de gases de efecto invernadero en estos ecosistemas, cuando están aún intactos y también después de alguna intervención antropogénica, para evaluar los impactos generados por la degradación. El estudio, que contempla varios años de observación, también tiene como objetivo investigar el impacto de las variaciones climáticas sobre los flujos.
Además Hergoualc’h junto a otros autores han desarrollado un primer intento de mapeo y caracterización de la degradación de los aguajales de turba en la Amazonia peruana. En un estudio piloto de próxima publicación han combinado análisis de teledetección e información de inventarios de carbono de la biomasa.
La medición de ese intercambio o flujo de gases de efecto invernadero en turberas no perturbadas, así como en pantanos degradados, ayudará a que los científicos determinen el impacto del cambio en el uso de la tierra –tal como el drenaje de las turberas para la agricultura o el desarrollo– sobre las emisiones de gases de efecto invernadero.
La recomendación
En el Día Mundial de los Humedales le preguntamos a la científica qué recomendaría a quienes pueden tomar decisiones políticas a favor de una gestión sostenible de las turberas peruanas:
“La recomendación es no drenar las turberas. Esto ya sucedió en otros países, Indonesia por ejemplo, y ha traído consecuencias ambientales catastróficas”, dice.
Hergoualc’h además considera que si Perú quiere proteger estos ecosistemas debe empezar por establecer un marco normativo, el cual aún no existe.
“Existe una estrategia nacional de humedales, pero en esta aún no se consigna una definición para turbera. Entonces, no podemos definir, por ejemplo, qué es extracción de turba, ni regular esta práctica porque no se precisa aún qué es turbera o que no es”.
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Para más información sobre este estudio, póngase en contacto con Kristell Hergoualc’h en k.hergoualch@cgiar.org
El proyecto SWAMP es financiado por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).
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