Por Orlando Milesi
IPS, 4 de setiembre, 2018.- El derecho a la tierra y al agua, así como a una educación pluricultural, son las demandas prioritarias para los líderes mapuches que trabajan con sus comunidades en la región de la Araucanía y en Santiago, la capital de Chile.
“Nosotros, la familia completa Cheuquepán Colipe, somos de Lautaro (649 kilómetros al sur de Santiago), allí es nuestro origen, en comunidades. Hoy estamos acá porque los viejitos tuvieron que venirse. Ya entonces no podían sembrar y las empresas forestales les estaban encima”, relató a IPS una de esas lideresas, Juana Cheuquepán.
Para la presidenta de la Asociación Kiñe Pu Liwen (amanecer, en mapuche), con sede en La Pintana, un municipio en la periferia de la Región Metropolitana de Santiago, “hoy la situación es más grave”.
“Una hermana se fue a vivir allá hace 20 años en tierras de mi papá. Ella tiene pozo, pero se secó y le llevan agua una vez a la semana para consumo, lavado, los animalitos, las aves y dar una rociadita a una chacrita (granja) pequeña”, citó como ejemplo.
Por esa situación, “la mayoría de la juventud y matrimonios jóvenes se vienen a la ciudad”, alegó.
Chile tiene 17,5 millones de habitantes, según el censo del 2017, de los cuales 12,8 por ciento reconocen pertenecer a un pueblo indígena u originario.
Al pueblo mapuche se inscribe 9,9 por ciento de la población total, equivalente a 1.745.147 personas. De esa cifra, 35 por ciento viven en Santiago y 18 por ciento en la Araucanía, en el sur de este país largo y estrecho.
Le siguen, en cuanto a población, los pueblos aymara, diaguita, quechua, rapa nui y lican antai.
“Yo nací y crecí en la ruca. Y todas mis niñas también. Los cinco partos fueron en la ruca”, contó la machi (chamán) María Colipe Rucal, de 78 años, madre de Juana, al rememorar para IPS su vida en una comunidad rural de Lautaro, en referencia a la vivienda tradicional mapuche, construida con materiales naturales del entorno y techo de paja.
Una ruca levantada hace 21 años en La Pintana sirve ahora para los actos ceremoniales y encuentros de la Asociación.
La tierra, mucho más que un recurso
Viviana Catrileo, directora de la Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas (Anamuri), considera que “lo central de nuestra problemática tiene que ver con el acceso a la tierra y la pervivencia de la tierra y como se contempla a los pueblos en el desarrollo económico en sus comunidades, en sus espacios territoriales, con sus culturas, tradiciones y lenguas”.
A su juicio, los principales afectados de la migración campo-ciudad que vive Chile hace décadas, “son los pueblos originarios, que al migrar a la ciudad, abandonan su territorio y van perdiendo sus identidades ligadas con la tierra”.
Catrileo recordó a IPS que para los indígenas, la tierra es más que un recurso, es “un bien común”. “La tierra es algo vivo, con todo lo que significa la producción: semillas, soberanía alimentaria, modos de producción, modos de la relación comunitaria y de organización comunitaria”, detalló.
Para la dirigente “el derecho y acceso al agua, en forma libre y como un bien público, es algo transversal a todo el pueblo chileno”, pero sentido especialmente por los indígenas.
Entre las preocupaciones principales para los indígenas, argumentó Catrileo, “está la defensa y el uso de semillas nativas, autóctonas, libres de transgénicos y desligadas de los plaguicidas que vienen en el paquete tecnológico que hoy día se va insertando a través de las políticas públicas”.
“Otro aspecto importante es una educación que contemple y consagre los derechos de la interculturalidad y que los pueblos se sientan parte integrante en la construcción de ese proceso de formación, de los planes y programas educativos más específicos”, añadió.
¿Hacia una asignatura sobre los pueblos indígenas?
El gobierno del derechista Sebastián Piñera anunció su intención de incluir una asignatura de lengua y cultura de los pueblos originarios, para los primeros seis cursos de enseñanza básica (de 6 a 11 años), para lo que abrió una consulta con las organizaciones indígenas.
Unos 50 representantes mapuche de diversos municipios de Santiago se reunieron en la ruca de la Asociación Kiñe Pu Liwen el 25 de agosto en una jornada de dialogo, debate y análisis de esa propuesta, entregada en junio a organizaciones indigenas y en debate hasta diciembre.
La propuesta del gobierno, que inició su mandato cuatrienal en marzo, indica que apunta “al rescate, la revitalización y fortalecimiento de las lenguas y culturas indígenas y al desarrollo de competencias interculturales en las y los estudiantes”.
Añade que su objetivo es definir aprendizajes comunes para una educación intercultural bilingüe para los nueve pueblos indígenas reconocidos legalmente en Chile: aymara, quechua, licanantai, colla, diaguita, kawesqar, yagán, mapuche y rapa nui.
Juana Cheuquepán plantea que es muy relevante “cómo se entrega el conocimiento para que la cultura se mantenga viva”.
“El conocimiento debe ser entregado en rucas, en nuestro propio espacio, para un aprendizaje con vivencia y participativo”, sostuvo. “Los mapuche tenemos mucho que entregar en el tema educación”, subrayó.
Reconocimiento y nuevo modelo
Para Adolfo Millabur, alcalde de Tirúa, un municipio de la región de Biobío, a 500 kilómetros al sur de Santiago, la prioridad uno para los mapuches “es el tema territorial y sus respectivos recursos naturales”.
“La tierra no tiene que ver con el suelo, tiene que ver con todos los recursos naturales que están en juego y que permiten que el pueblo mapuche todavía se mantenga vivo”, sostuvo a IPS quien también es vicepresidente de la Asociación de Comunidades con Alcalde Mapuche y ha sido reelecto en dos ocasiones.
Durante una visita a la región en junio, Piñera también anticipó que el gobierno prepara un plan para la Araucanía, destinado a potenciar el desarrollo económico local con énfasis en la educación, seguridad, turismo, desarrollo indígena, infraestructura y conectividad en sus áreas rurales.
Millabur espera esa propuesta con escepticismo, porque lo esbozado por el mandatario apunta a que solo será “un barniz a un tema de fondo que no se ha abordado y que tiene que ver con un enfoque y cambio de paradigma más político que de medidas economicistas y anuncios de paz”.
“Mientras no haya justicia para los pueblos originarios, mientras no haya reconocimiento a sus derechos el resto es anuncio vacío”, dijo el alcalde tras aseverar que en su anterior gobierno (2010-2014), Piñera “también hizo grandes anuncios rimbombantes, pero no se concretó mucho”.
“Chile ha tenido una política de Estado no teniendo políticas públicas con respecto a los pueblos originarios, porque los ve como un enemigo interno”, aseveró.
Millabur criticó que Piñera pretenda utilizar los llamados “títulos de merced” para un registro definitivo de tierras indígenas, porque aquellos títulos datan de 1866, tras la invasión del territorio mapuche de la Araucanía por el ejército, dentro de una estrategia político-militar de reducir al máximo las comunidades de ese pueblo, también con presencia en Argentina.
“En un periodo muy corto, no más allá de 30 años, 10 millones de hectáreas pasaron a ser del Estado chileno que desde 1890 en adelante las entregó a colonos europeos”, precisó.
Para el alcalde de Tirúa, el reconocimiento de los derechos mapuches no debe pasar por la reforma de una “constitución de la dictadura militar, espuria e ilegítima”, en referencia a la actual ley fundamental chilena, de 1980, heredada de la dictadura militar de Augusto Pinochet (1973-1990).
“Yo no quiero ser parte de una carta (constitución) en donde ha habido atropello a los derechos humanos y al pueblo mapuche no se le reconocen derechos. Debe haber una constitución plurinacional con un cambio que tiene que ver con redemocratizar los derechos de los pueblos indígenas”, concluyó.
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Edición: Estrella Gutiérrez.
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