Servindi, 5 de setiembre, 2016.- La necesidad de detener el proceso de concesiones para grandes plantaciones de palma aceitera es el pedido que expresó la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP) debido a la incapacidad actual del Estado peruano para ejercer los debidos controles legales, sociales y ambientales para esta actividad productiva.
Así lo demandó Roberto Espinoza, asesor de la citada organizacióin nacional amazónica, apoyado en la abundante evidencia de cómo las plantaciones del Grupo Mellka en el Perú han destruido miles de hectáreas de bosques primarios ante la evidente pasividad estatal.
Solo entre 2011 y el 2013 en la región de Ucayali el Grupo Melka ha deforestado 11,000 hectáreas de bosques sin estudios de impacto ambiental, sin trámite de cambio de uso de suelo, ante la vista y paciencia de todas las autoridades y ante la advertencia de las organizaciones indígenas y ambientalistas,
Apoyado en una tabla del libro en presentación denunció que existe una lista de 11 solicitudes en trámite para la concesión de palma aceitera y que representan en potencia la deforestación de 99,356 hectáreas.
Ello podría significar elevar la tasa de deforestación en un 88 por ciento en un solo año, indicó Espinoza, quién precisió que deforestación anual alcanza las 113 mil ha.
De nada sirven los planes en el papel que se elaboran en dependencias burocráticas de la capital mientras que en el campo las mafias de la palma aceitera operan a su libre albedrío corrompiendo a las autoridades, indicó.
Deforestación de la Amazonía para la siembra de palma en lo que antes era selva. Imagen: Sociedad Peruana de Ecodesarrollo
Una compleja ecología política
La denuncia y exhortación se efectuó en el marco de la presentación del libro "Hacia una ecología política de la palma aceitera en el Perú" de Juan Luis Dammert Bello, que organizó Oxfam el viernes 1 de setiembre.
Dammert Bello, docente de la Pontificia Universidad Católica del Perú, especialista en la palma aceitera, tema al cual dedica mcuhos años de investigación, resumió el panorama y las tendencias que acarrea esta actividad industrial de corte capitalista, que en Malasia e Indonesia ha significado la deforestación de 15 millones de hectáreas de bosques.
Describió de qué manera los proyectos de gran escala de palma aceitera se expanden aceleradamente sobre la Amazonía aprovechando los vacíos o ventanas que existen en el marco legal que permiten desarrollar grandes plantaciones sobre bosques en pie.
El autor describió los problemas de orden legal que conlleva la promoción de la palma aceitera en el Perú y evidenció que sus procedimientos no están claros, existen permanentes cambios institucionales en un contexto de incumplimiento generalizado.
Los problemas de orden ambiental son alarmantes por las elevadísimas tasas de deforestación, la pérdida de cuerpos de agua y puede concluirse en que los grandes monocultivos de palma aceitera son el principal motor de deforestación en el Perú.
Juan Luis Dammert concluye que el Estado peruano carece de una política clara y específica para la palma aceitera, una actividad capitalista de gran escala que representa algo nuevo para la Amazonía y para la cual el Estado no está en capacidad institucional de controlar.
Dammert remarcó que gobernar la expansión involucra decisiones políticas antes que técnicas.
Sostenibilidad en el papel
Por más que el funcionario Fernando Castro, director de Políticas y Normatividad del Ministerio de Agricultura y Riego (MINAGRI), se esforzó en explicar ls bondades del proceso de elaboración del Plan Nacional de Desarrollo Sostenible de la Palma Aceitera en el Perú 2016-2025 fue evidente que el plan no pasa de buenas intenciones.
La postura de Ledgard A´revalo, presidente de la Junta Nacional de Palma (JUNPALMA) fue interesante en la medida que exhibió la preocupación y el interés de pequeños y medianos palmicultores, quienes manejan una óptica distinta a la de las grandes empresas de origen transnacional como la del Grupo Melka.
Por eso anunciaron su interés de conocer los territorios indígenas para evitar colisionar con ellos, e informaron de un proceso de diálogo iniciado con la organización indógena AIDESEP.
Aseguraron que ellos no son causantes de la deforestación de bosques tropicales y se caracterizan por intervenir en áreas deforestadas o degradadas así como en las zonas denominadas cocaleras.
La débil capacidad del Estado
La exposición de Alicia Abanto, de la Defensoría del Pueblo, ubicó la problemática del Estado peruano en su exacta dimensión institucional. Con ejemplos muy claros y concretos describió cómo los peruanos somos buenos creando instituciones y discursos pero poco eficaces para actuar con dilgencia y eficacia.
Allí está el caso de la deforestación y la actuación impune del grupo Melka, a pesar de la existencia del SERFOR, del OSINFOR, del Alto Comisiado para la lucha contra lantala ilegal, de la Dirección General de Asuntos Ambientales del MINAGRI y del Ministerio Público.
"Necesitamos un Estado que esté presente en el territorio y sea capaz de ejercer su rol. No se puede mantener el esquema de que solo el Ministerio del Ambiente tiene que dsañlir a dar la cara frente a la diversidad de conflictos ambientales.
Abanto se mostró partidaria de avanzar hacia el ordenamiento y diseño de instrumentos de coordinación a fin de alcanzar resultados concretos de sanción penal otorgándole mayor eficacia y fortalenciendo la intervención del Ministerio Público y la Dirección General Ambiental del MINAGRI.
Los desafíos que tenemos al frente
Juan Luis Dammert destacó que la cohesión institucional del Estado, la construcción de una política específica e integral para la palma aceitera, definir un horizonte para la industria de palma, son algunos de los desafíos inminentes del nuevo gobierno frente a la palma aceitera.
Roberto Espinoza demandó como un reto esencial y clave superar la visión agrarista del Estado que no le otorga valor a otras propuestas de desarrollo verdaderamente de la Amazonía.
"Hasta cuando vamos a tener los pueblos indígenas amazónicos tener que estar a la defensiva respondiendo por iniciativas que vienen de afuera y que se basan en el 'no-montre' porque somos incapaces de escuchar y atender las propuestas que vienen de los pueblos" expresó.
En tal sentido el asesor de AIDESEP reiteró que se impone como necesidad suspender los trámites de concesiones de grandes plantaciones de palma aceotera mientras no se corrijan las normativas contradictorias y la incapacidad y corrupción en el Estado.
Finalmente llamó la atención por los fondos climáticos que deben declararse en alarma debido a que si no se frena la deforestación de manera drástrica para el país será imposible cumplir sus compromisos al 2030 respecto a la reducción de los niveles de emisión de gases de efecto invernadero.
* Descarge el libro en el siguiente enlace:
- Hacia una ecología política de la palma aceitera en el Perú (PDF, 78 páginas)
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