¿El regreso a los 90? La acusación contra los magistrados del Tribunal Constitucional y la denuncia contra el Fiscal de la Nación representa la imagen autoritaria del fujimorismo, según el politólogo Eduardo Dargent. A continuación, compartimos la entrevista realizada por Noticias SER.
Por Omar Rosel
SER, 14 de noviembre, 2017.- En las últimas semanas la bancada fujimorista ha presentado una acusación constitucional contra los magistrados del Tribunal Constitucional por su reciente fallo por el caso El Frontón y contra el Fiscal de la Nación, por supuesto "grave omisión funcional en la lucha contra la corrupción", que al parecer sería una represalia por las investigaciones que ha emprendido esta instancia contra Keiko Fujimori por presuntos aportes fantasmas para sus campañas políticas. Esta situación, no hace más que evidenciar la imagen autoritaria del fujimorismo según el politólogo Eduardo Dargent Bocanegra, con quien conversó Noticias SER para analizar el contexto político que vive nuestro país.
- Con las últimas acusaciones constitucionales contra miembros del Tribunal Constitucional y al Fiscal de la Nación, ¿qué objetivo político persigue el fujimorismo?
Me parece que es una forma de trazar la cancha y sorprende la manera porque es traer de vuelta la matonería de los años 90, asustando e intimidando. Muchos sectores indican que estas acciones están fuera de proporción.
- ¿Con estas acciones, el fujimorismo está mostrando su rostro real?
Me remito a una columna que escribí en La República, durante la campaña electoral. Creo que es un partido que está apelando a un tipo de votante un poco más duro, a una barra brava y también hay un equipo más matón en la estrategia de construcción del partido. Asimismo hay personas que pueden ser representativas para ganar votos en el Congreso, pero que provienen, en muchos casos, de trayectorias y organizaciones que favorecen este tipo de actitudes bastante matonescas y me parece que se refuerzan dentro de la bancada. Entonces, es un fujimorismo con la arrogancia del poder que viene de antes, pero con una cara más popular y conservadora. Su identidad se está construyendo conforme a dicho conservadurismo y están haciendo uso del Congreso para ejercer ese poder.
- Pero considerando que la actitud del fujimorismo va en contra de la independencia de poderes y la institucionalidad, ¿no debería generarle un costo político?
Debería costarle, pero probablemente no le cueste, porque de parte de la oposición y del gobierno, la respuesta siempre ha sido muy poco política. No se ha puesto en escena la responsabilidad del fujimorismo, de Keiko o la de Joaquín Ramírez. En este escenario el fujimorismo se la está llevando fácil, incluso cuando comete errores. Yo creo que si hacemos un balance de las últimas acusaciones a los magistrados del TC y al Fiscal de la Nación son un error que debería costarles, pero si no hay nadie al frente que se los haga sentir y se los haga saber, que lo muestre, lo politice y comunique, probablemente no sea un costo muy alto, especialmente para su lideresa.
- ¿Considera que la acusación constitucional contra el Fiscal de la Nación se puede interpretar como represalia a las investigaciones que se viene realizando a Keiko Fujimori en el marco de crimen organizado?
Por supuesto, es muy evidente, porque la sustentación de la acusación es bastante endeble. Daniel Salaverry ha tenido problemas para poder explicar la acusación que ha hecho, porque la acusación no tiene mucho sentido. Sin embargo, como digo, nadie lo hace notar políticamente.
- La forma como está procediendo la Comisión Lava Jato para que el Presidente de la República declare ante esta instancia ¿generará mayor confrontación entre el fujimorismo y el ejecutivo?
Probablemente haya un nuevo tipo de confrontación. Asimismo, se rompe un poco la tradición de que el presidente puede optar con respecto a su asistencia o no a este tipo de comisiones.
- ¿Qué impacto tiene para nuestra democracia la actitud que está optando el fujimorismo?
Es un escenario nuevo, porque hace mucho tiempo se decía que los congresos no respondían a sus electores. En este caso es una bancada que probablemente esté respondiendo a un sector de electores fujimoristas, pero no necesariamente eso es bueno para la democracia. El fujimorismo usa su poder en forma poco reflexiva, que parece volver a los errores de los 90 y que no ha hecho ningún esfuerzo por reformarse. Tampoco parece tener una agenda, porque si le molesta tanto el Poder Judicial y el Ministerio Público, podría presentar, planes e ideas de cómo reformar un poder del Estado, para hacerlo más fuerte o para hacerlo transparente en sus decisiones, porque tiene la mayoría para hacerlo. Pero está optando por una agenda de confrontación, casi nula en términos de construcción de institucionalidad y más bien extremadamente inmadura e irresponsable en términos de ver al país en mediano plazo.
- Entonces, ¿el fujimorismo es una amenaza para nuestra democracia?
Claro que sí, y pensar en un gobierno fujimorista con estas características si es peligroso para la democracia. Sin embargo, hay que saber distinguir lo que es ejercer una fiscalización razonable en una democracia, porque el fujimorismo también lo ha hecho, pero lo que vemos son actos que rompen las reglas básicas. Me parece que sus últimos actos confirman esos temores democráticos y claramente son actos que traspasan lo que es la fiscalización y el control de poder horizontal, aunque esto no significa que el fujimorismo esté dando golpe de Estado, pero sí es un fujimorismo que refuerza la imagen de autoritarismo del pasado y que obviamente, en estos casos, está yendo más allá de lo que es razonable en una democracia.
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