Servindi, 16 de enero, 2017.- Un anhelo de décadas para la población cusqueña, el Aeropuerto Internacional de Chinchero, será casi una realidad al 2020. El Estado peruano tiene la oportunidad histórica de construir este terminal aéreo, prometido además por el presidente Pedro Pablo Kuczynski.
Sin embargo, a pesar de tratarse de una obra de gran envergadura e interés nacional, hay personas que no se verán beneficiadas y más bien se perjudicarán.
Es así que esta megaestructura tendrá un impacto sobre 376 hectáreas de tierras agrícolas de comunidades ancestrales como Yanacona, Ayllopongo y Racchi Ayllu, las cuales son además tradicionalmente agrarias. Adicionalmente, hará uso de otras 150 hectáreas para los accesos viales.
Si bien este aeropuerto es una demanda y necesidad de años, ¿qué sucederá con las familias que se vean afectadas con esta obra? ¿El Estado los resguardará o les garantizará el bienestar y sostenibilidad cuando hayan renunciado a sus tierras para cederlas en favor del desarrollo?
¿Acaso un proyecto de esta magnitud no contempló los impactos de índole social, cultural y económico podría acarrearles a estas familias? ¿Por ser pocos, acaso no se les debe consultar?
A continuación, una revisión de las posibles consecuencias que podría traer esta obra si no se garantiza el respeto a los derechos de las poblaciones, especialmente, el derecho a la consulta previa en las comunidades originarias de Chinchero.
Esperamos que estas interrogantes que se abren con este proyecto sean resueltas por el Estado, para sí asegurar un auténtico desarrollo para todas/os.
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