“Medio año después las balas siguen alojadas en su cuerpo. Cuando trabaja en su chacra, se calientan con el sol y no la dejan trabajar”.
Por Luciana Zunino
Servindi, 11 de mayo, 2024.- Era un miércoles de madrugada en noviembre de 2023 en el tramo desde Tarapoto a la comunidad Santa Rosillo de Yanayacu, donde seis personas volvían en una lancha. Hasta que cayó un árbol que impidió el paso de la movilidad.
Luego se escuchó un disparo. Cuando empezó a oler a pólvora y a quemado una de las sobrevivientes relata que entendió lo que estaba pasando. Se escuchaban más tiros al río, donde, buceando, la mujer se escondió para evitar ser asesinada.
Mientras tanto presenciaba cómo asesinaban a su tío, el apu Quinto Inuma. Cuando salió a respirar la encontraron. Le dispararon en la cadera, en la costilla y en los glúteos, al lado izquierdo.
Medio año después las balas siguen alojadas en su cuerpo. Cuando trabaja en su chacra, se calientan con el sol y no la dejan trabajar. Esto ha afectado a su economía familiar y a la estabilidad emocional de su entorno cercano, pues se encuentra amenazada de muerte por su calidad de testigo.
Ella necesita una operación de urgencia para que desalojen las balas de su cuerpo y pueda aliviar su dolor, así como para trabajar y mantener a sus tres hijos menores de edad que la necesitan.
Sobrevivieron cinco personas, murió Quinto Inuma, la entonces cabeza de la comunidad nativa Santa Rosillo de Yanayacu, en la región San Martín.
Marilth es la viuda de Quinto Inuma. Ella expresa su dolor, su frustración por la falta de seguridad proporcionada por el Estado peruano y su necesidad de apoyo para salir
La viuda del apu, una de las sobrevivientes del ataque y dos huérfanas menores de edad que dejó Inuma necesitan que se haga efectivo el protocolo de reparación a deudos de defensores ambientales asesinados.
En estos críticos momentos todos ellos necesitan afrontar una nueva etapa de su vida, donde se enfrentan a carencias y desafíos económicos y emocionales enormes.
La viuda comparte su testimonio acerca del arduo proceso de denuncia que lleva para buscar justicia por la muerte de su esposo, ocurrida hace casi medio año, en medio de la zozobra que produce la amenaza constante de los agresores.
Explica cómo está trabajando junto a abogados como Cristina Gavancho del Instituto de Defensa Legal (IDL), para encontrar la manera más eficiente de atrapar a los responsables de este crimen que ha marcado su vida de forma irreversible.
Además, relata con profunda tristeza la pérdida de su esposo, quien no solo era su compañero de vida, sino también un hombre ejemplar, dedicado a sus labores y luchador por su comunidad.
“Él siempre manifestó su determinación de defender los intereses de su gente, de los demás, hasta el final”, relata.
Marilth menciona que, aunque se le ofreció a su esposo un protocolo de salvaguarda y que el Estado velaría por su seguridad, lamentablemente esto nunca ocurrió.
Ella se encuentra ahora en una situación difícil, siendo madre de hijos menores de edad y asumiendo el papel de padre y madre a la vez. La ausencia de su esposo ha dejado un vacío tanto emocional como económico en su familia.
Esta sobreviviente se enfrenta a la realidad de no tener trabajo ni un lugar estable donde vivir en la ciudad a la que se mudó después del trágico suceso por seguridad.
Esta transición de la vida comunitaria al entorno urbano ha sido abrumadora para ella, ya que su esposo solía ser quien proveía para su familia y velaba por el bienestar de sus hijos.
Legislación de reparación y protección a deudos
En las profundidades de la selva peruana, donde el verde de la vegetación se entrelaza con los susurros del río, se gesta una lucha silenciosa, pero vital.
Los defensores del ambiente y el territorio son las voces de esos lugares que claman por protección contra la voracidad de la explotación desmedida.
En el sitio web de la Sociedad Peruana de Desarrollo Ambiental (SPDA), hay una sección que recopila la legislación sobre defensores del ambiente y el territorio.
Algunas normas ofrecen una esperanza tangible, un recurso que intente reparar en algo las consecuencias de los crímenes cometidos contra aquellos que protegen la tierra y el ambiente que todos compartimos.
Una luz en este panorama oscuro se enfoca hacia los familiares de estos valientes defensores de los derechos humanos:
La Ley 31405 se alza como un faro de protección y desarrollo integral para las niñas, niños y adolescentes que quedan desamparados por el sacrificio de sus padres o tutores en esta lucha desigual.
Esta ley es el eco de un compromiso profundo con el futuro de aquellos que, sin elección propia, se ven envueltos en el torbellino de la pérdida.
Ofrece una asistencia económica y psicológica que busca ser un bálsamo en las heridas financieras que deja el vacío inesperado de un ser querido.
Más aún, señala brindar acciones de acompañamiento profesional que no solo apuntan a cubrir necesidades básicas, sino a garantizar un acceso pleno a la salud, educación y un horizonte claro para su desarrollo.
Dentro de este tejido legal, se vislumbra el Decreto Supremo 004-2021-JUS, un mecanismo intersectorial específicamente diseñado para proteger a las personas que se alzan como defensoras de derechos humanos.
Este decreto, que vio la luz el 4 de febrero de 2022, fue la semilla de una protección más amplia, y en mayo de ese mismo año, su reglamento fue aprobado, dotándolo de herramientas más concretas para cumplir su cometido.
Un ejemplo concreto emerge de este entramado legal: en 2022, tras el asesinato del líder nomatsiguenga Ulises Rumiche en la árida y disputada región del VRAEM, su esposa se aferró a estos recursos de reparación.
Encontró algo de consuelo en la justicia que se levanta en el papel, y que se materializaron en algunas acciones tangibles para apoyar a los deudos también menores que dejó Ulises Rumiche.
En cada línea de esta historia, se entretejen hilos de la lucha, la esperanza y la búsqueda de protección. Un recordatorio de que detrás de cada defensor o defensora del ambiente y el territorio, hay una red de derechos que busca apoyar a aquellos que alzan su voz por un mañana más verde y justo.
Esperamos que las autoridades cumplan con prontitud sus obligaciones.
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