Pueblo Yanomami amenazado por brote de sarampión

Foto referencial: Indígenas Yanomami de Horonami Foto referencial: Indígenas Yanomami de Horonami

Las comunidades Yanomami de Alto Orinoco se enfrentan a una nueva amenaza para su supervivencia: un brote de sarampión. Desde el mes de marzo de este año hay reportes de indígenas enfermos y aún se desconoce el número total de afectados.

Servindi, 29 de junio, 20918.- Una epidemia de sarampión azota al pueblo Yanomami, ubicado en un área fronteriza de Venezuela y Brasil. Debido a su estado de aislamiento, tienen poca inmunidad a estas enfermedades comunes y podría tener consecuencias catastróficas a menos que se tomen acciones de emergencia.

Así lo reporta la asociación Wataniba quién detalló que miles de mineros ilegales han invadido la región y son la probable fuente de la epidemia. A pesar de repetidas advertencias, las autoridades no han tomado las medidas necesarias para expulsarlos.

Wataniba, junto con los pueblos originarios con los que trabajan, hizo un llamado a los responsables nacionales de salud para que tomen medidas lo más rápido posible para atender a todas las comunidades afectadas y realizar nuevas jornadas de vacunación que alcancen a todas las comunidades de contacto reciente.

En Brasil, por lo menos 23 indígenas enfermos han acudido a un hospital, pero la mayoría de los afectados no puede acceder a asistencia médica, por vivir en zonas muy remotas.

El brote de sarampión afecta desde hace meses a las comunidades del pueblo Yanomami del Alto Ocamo–Parima, en Venezuela, y en la región de Ônkiola, del lado brasileño. La alarma es grande por la vulnerabilidad epidemiológica de este pueblo ante esta enfermedad.

Wataniba indica que la primera alerta llegó de parte de miembros de la organización Yanomami Hutukara, asentados en Brasil, quienes en marzo de 2018 le reporta por radio al personal de salud Yanomami, en Delgado Chalbaud, que había personas enfermas con sarampión en el sector de “Hokomawe y Momoi”.

Se trata de una región que para los integrantes de la organización Yanomami Hutukara abarca una extensa área con más de once comunidades en Venezuela y otras tantas en Brasil.

Del lado venezolano incluye a poblados como Tokori, Hokomawë I, Hokomawë II, Koaiampu I, Koaiampu II, Koaiampu III, Irotha y Oroshi, todos de difícil acceso.

Se supo que 23 Yanomami llegaron a un Hospital en Boa Vista, capital del estado Roraima en Brasil, y que de ellos un caso está verificado para la enfermedad, mientras 22 se mantenían como sospechosos.

Los afectados provenían según miembros de la organización Yanomami Hutukara del sector Hokomawë y Momoi, antes mencionado.


Yanomami de Alto Ocamo con evidencias de sarampión, abril 2018

Reseñan los Yanomami venezolanos, que a raíz de una entrada a Alto Ocamo-Parima, en mayo, de organismos de salud del estado Amazonas, se supo que había otros 25 casos pertenecientes a las comunidades de Oroshi e Irotha.

Es preocupante que de esos casos, el 52 por ciento tienen más de 25 años. Además, la mayoría (88 por ciento) son de sexo masculino. Por tratarse de áreas de muy difícil acceso (distancia, condiciones ambientales, costos de traslado), no se tiene precisión de cuál es el número real de indígenas afectados por esta enfermedad en esta zona fronteriza.

Los esfuerzos de vacunación de los organismos de salud del estado han estado enfocados en lo que tradicionalmente son el grupo etario de mayor sensibilidad, que son los niños.

Sin embargo, dado que estas comunidades en particular son de contacto reciente no han podido ser vacunados contra ésta y otras enfermedades que no les son naturales.

Por el contrario, están asociadas al contacto con garimpeiros y como se sabe, en este momento la minería de oro ilegal tiene un auge importante, apunta Wataniba.

Los organismos de salud regionales, según indican los indígenas, no han podido volver a entrar a la zona.

La Organización Panamericana de la Salud (OPS), en su informe de marzo 2018, indicó que Venezuela está en el primer lugar de casos de sarampión en América Latina. Sin embargo, el grupo que reportan con mayor incidencia está conformado por menores de 15 años.

Esta desviación del patrón es muy alarmante porque habla de la vulnerabilidad de comunidades enteras, razón por la cual las organizaciones Yanomami están muy preocupadas.

Aunado a eso, llama poderosamente la atención, de acuerdo a la información proporcionada por los Yanomami, que los hombres en las comunidades visitadas, con edades entre 15-39 años (edades donde reside la mayor fuerza de trabajo) representan sólo 18% del total de la población masculina y 8% de la población total, mientras las mujeres en ese mismo grupo etario constituyen el 40% de las mujeres y 21% de la población total.

Preocupa que una población que no ha recibido vacunación esté o bien saliendo de sus comunidades a áreas donde el sarampión se encuentra como virus latente en pobladores vacunados, o bien en contacto con otros individuos enfermos, a los que presta “cuidados” durante la enfermedad. Esto constituye una grave amenaza para el pueblo Yanomami.

El gobierno nacional implementó en 2017 el Plan Nacional de vacunación contra el sarampión y la rubéola, el cual buscaba vacunar a más de 4 millones de niños y adolescentes entre seis meses y 15 años de edad.

Dicha campaña se inició el 6 de abril del mismo año, según lo anunció Luis López, ministro del Poder Popular para la Salud de Venezuela, y los estados considerados como prioritarios fueron Anzoátegui, Apure, Bolívar, Delta Amacuro, Distrito Capital, Miranda, Monagas y Zulia, para luego extenderse a todo el país con 11 millones de vacunas.

En esta campaña el estado Amazonas no fue considerado como prioritario y en el informe de la OPS no hay mención a planes de vacunación específicos para pueblos con contacto reciente o aislamiento voluntario, como es el caso de muchas comunidades Yanomami.

A nivel del estado Amazonas, como los mismos Yanomami indican, sabemos que los organismos de salud regionales han llevado a cabo acciones para atender la mayor cantidad de comunidades posibles con los recursos y medios a los que tienen acceso.

Sin embargo, hace falta contar con el apoyo nacional para que estos organismos puedan expandir sus actividades y atender esta emergencia sanitaria.

 

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