¿Cómo lidiar entre las tensiones optimistas y pesimistas? Es ahí que ingresa la propuesta de recuperar las lecciones del fútbol.
Lecciones del fútbol en el abordaje de la agenda ambiental/ecológica
Por Rodrigo Arce Rojas
13 de octubre, 2023.- En el abordaje de la agenda ambiental y ecológica frecuentemente nos encontramos frente a dos posiciones extremas: pesimistas y optimistas. Ello no implica desconocer que hay una tercera posición de indiferencia que es una de las formas de negacionismo. Es importante prestarle atención a este tema porque marca el rumbo de actuación. Ello tomando en cuenta que las actitudes no son sino expresiones de cómo sentimos, cómo pensamos y en qué se sustentan nuestras creencias más profundas.
Antes de desarrollar el tema es necesario hacer una precisión respecto a la diferencia entre agenda ambiental y agenda ecológica. La agenda ambiental está elaborada a partir de las siguientes premisas básicas:
i) El ser humano es distinto de la naturaleza,
ii) El ser humano es la medida de todas las cosas y la razón fundamental del desarrollo, y
iii) La naturaleza está para satisfacer las necesidades humanas.
Todo ello sustenta la conservación de los ecosistemas y los llamados recursos naturales. De otro lado la agenda ecológica es entendida de dos maneras: i) Reducido a la dimensión biofísica del desarrollo y ii) Alusivo a la totalidad de interacciones. Para nosotros la agenda ecológica toma la segunda acepción, es decir a la totalidad de interacciones socioecológicas. Además, del interés del bienestar humano se amplía el interés por el bienestar de los ecosistemas y de la vida en general. En esta perspectiva es perfectamente plausible hablar de derechos bioculturales.
De esta manera se hace un descentramiento antropocéntrico para dar cabida a enfoques biocéntricos, ecocéntricos, geocéntricos e incluso cosmocéntricos. Para quienes piensen que hablar de enfoques cosmocéntricos es ir demasiado lejos basta recordar que la vida en la tierra tiene aportes del cosmos y que la fotosíntesis de las plantas permite la conexión entre la tierra con el sol. Es por ello que el enfoque de interacciones responde a la ampliación de la comunidad moral y el reconocimiento que todas las expresiones de vida somos cohabitantes y necesitamos una ética de convivencialidad y de cuidado. Todo ello da pie a lo que significa la justicia ecológica, la ética ecológica y la ética biocultural. Por esas razones es que hablamos de agenda ambiental y agenda ecológica.
Ahora regresamos al motivo de nuestra discusión: Pesimismo y optimismo en el abordaje de la agenda ambiental/ecológica. Frecuentemente se acusa a los ambientalistas/ecologistas de ser catastrofistas y pesimistas. El mensaje central que queda es que el mundo actual está al borde del colapso y que si no se genera el sentido de urgencia y las acciones necesarias estamos destinados a afectar la viabilidad de la vida en el planeta.
De otro lado, los optimistas creen que con los avances de la tecnociencia se podrán superar todos los problemas ambientales y que ya el ser humano ha pasado por diferentes encrucijadas en su historia y siempre su ingenio les ha permitido superarlo. Una versión más sofisticada de optimismo es aquel que dice que por ahora no nos preocupemos de los temas ambientales pues cuando ya tengamos los suficientes recursos económicos, producto de una apuesta obstinada de crecimiento económico infinito, podremos atender los problemas ambientales. Esta posición es real y algunos países reconocidos tradicionalmente como contaminantes o reacios a tomar medidas para hacer frente al cambio climático ya están empezando a tomar medidas.
Todo ello nos permite reconocer que hay niveles de optimismo. Uno que puede ser tipificado como optimismo ligero o superficial, otro denominado como optimismo razonado y finalmente otro que puede ser reconocido como optimismo gestionado. El optimismo gestionado es aquel que dice que el optimismo es una actitud positiva pero ello no implica desconocer la gravedad del daño y los retos que debo enfrentar para tratar de superar la situación crítica.
La actitud pesimista tiene una fuerte orientación racionalista. La premisa es que si la gente sabe, conoce lo que está pasando y pondera, magnifica realmente el daño ocasionado a los sistemas de regulación planetaria entonces tendría que actuar. Lamentablemente esto no siempre sucede así pues encontramos muchos casos en los que la gente (incluidas las instituciones, las corporaciones) sabe lo que está pasando y hace exactamente lo contrario sea por comodidad, por conveniencia o indiferencia. Saber no es garantía de actuación, aunque sí es importante que la gente sepa. De ahí la importancia de la educación ambiental/ecológica.
Eso significa que tenemos que reconocer que el ser humano es un complejo (tecno)-bio-psico-social en el que la razón está acompañada de emociones, de intuiciones, de imaginación, de ficciones. Como dicen los autores somos seres fuertemente emocionales con capacidad de razonar, aunque no siempre empleamos el raciocinio (López, 2017). También se puede decir que al final prima el raciocinio de la rentabilidad inmediata producto de una cultura cimentada en un sistema económica capitalista hegemónico de corte neoliberal. Para esta perspectiva más que Homo sapiens somos Homo economicus (Miedes y Flores, 2013).
Otra crítica a la actitud pesimista es que, contrario a lo que se espera, genera inacción. El ser humano busca a toda costa ser feliz y reacciona de distintas maneras frente escenarios negativos. O lo enfrenta con valentía, huye o simplemente lo niega. Entonces podemos entender que el negacionismo se da por diferentes razones: conveniencia, porque se considera que los problemas ambientales/ecológicos afectan a otros y a mí no me afectan y por tanto derivan en indiferencia.
Lo concreto es que necesitamos actuar frente a la crisis ambiental/ecológica, que además es parte de la crisis civilizatoria. ¿Cómo lidiar entre las tensiones optimistas y pesimistas? Es ahí que ingresa la propuesta de recuperar las lecciones del fútbol.
Tendríamos que empezar preguntándonos ¿Por qué el fútbol convoca a todos sin distinción? Podemos estar en desacuerdo en todo, pero lo que realmente nos une es el fútbol. ¿Por qué es así?
La respuesta es que el fútbol genera pasiones, es decir moviliza las emociones en busca de la alegría esquiva de la vida cotidiana. En el fútbol se goza, se sufre, hay angustia, hay desesperación. Este coctel de emociones te hace sentir que estás vivo. El fútbol te da sentido de pertenencia, de identidad y de ahí la adhesión por los colores y por los símbolos. El fútbol es una forma de ritualización de la guerra en la cual se genera la ilusión de la victoria a cuenta gotas (los goles) y el clímax de la victoria final (en un partido o en un campeonato). El fútbol te da la oportunidad de expresar la plenitud de la vida saltando, gritando, cantando, desplegando abrazos, en medio de una rutina estresante que te impone el sistema económico. Pero de otro lado, el descontrol de las emociones también lleva a la violencia (Panfichi, 2008).
Ahora bien, al decir que abordemos la agenda ambiental/ecológica con las lecciones del fútbol no quiere decir que lo hagamos deportivamente y menos con violencia lo que habría que rescatar es la lección central es decir generemos pasión de compromiso por hacer frente la crisis ambiental/ecológica. Algunas ideas se presentan en la figura 1.
Fig. 1: Algunas ideas para aprovechar las lecciones del fútbol para abordar la agenda ambiental/ecológica.
Ahora bien, como parte de la gestión del optimismo movilizador, pluri-emocional y plurisensorial, hay que reconocer que la metáfora del fútbol también tiene limitaciones (mercantilismo, violencia, irracionalidad). Implica saber aprovechar lo positivo y dejar de lado lo negativo. La realidad no es dual y la figura de la filosofía del yin y el yang ayuda a entender el abordaje complejo de la realidad. Lo importante es que podamos avanzar en hacer frente a la crisis ambiental/ecológica con todos los recursos posibles incluyendo, la alegría, la esperanza, la ilusión, la poesía. Con pasión, como la vida.
Referencias
- López, Daniel. (2017). Emoción y sentimientos No somos seres racionales, somos seres emocionales que razonan. Lectulandia. Emoción y sentimientos (revistaconsciencia.com)
- Miedes Ugarte, B., & Flores Ruiz, D. (2013). La invención del homo economicus y la expulsión de la ética de la economía. ¿Un camino sin retorno?. Revista de Economía Mundial, (35), 229-247.
SOBRE EL COLUMNISTA
Rodrigo Arce Rojas
Doctor en Pensamiento complejo por la Multiversidad Mundo Real Edgar Morin. Correo electrónico: rarcerojas@yahoo.es
Comentarios (1)
Que necesitamos el deporte lo necesitamos. Que la propia práctica del fútbol, especialmente el profesional, tiene su huella ecológica, lo tiene. El objetivo del artículo es extraer las lecciones del mundo psicológico en torno al fútbol para explorar sus aplicaciones en el mundo ambiental/ecológico. La clave es cómo generar pasión para que la humanidad se comprometa con la agenda ambiental/ecológica y en general en cómo contribuir con el bienestar humano y el bienestar de los ecosistemas.