Servindi, 5 de abril, 2024.- En el primer convenio sagrado de Canadá, la Iglesia reconoció errores cometidos en contra de 150 mil indígenas de entre 3 a 16 años que fueron forzosamente internados en el siglo XIX.
Ellos fueron víctimas de abusos físicos, psicológicos y sexuales que causaron la muerte de 4 mil de ellos.
El convenio fue suscrito por la archidiócesis de Vancouver y de Kamloops junto al grupo indígena tk'emlúps te secwépemc.
La jefa de los tk'emlúps, Rosanne Casimir destacó este convenio, luego que en 2021, denunciara la aparición de 215 tumbas, presumiblemente de niños indígenas.
Ellos fueron hallados en los terrenos del internado de Kamloops, dirigido por la orden de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada.
El acuerdo obliga a la Iglesia a revelar la verdad de lo sucedido a través de los registros históricos con la finalidad de clarificar los hechos.
El pacto contrarresta la “Doctrina del Descubrimiento” que desde el siglo XV amparó la colonización de América y África “en nombre de Dios”.
La citada doctrina fue utilizado por los reinos de España y Portugal y el pacto suscrito ahora reconoce la dignidad y los derechos de los pueblos originarios.
El Papa Francisco viajó hasta Canadá en 2022 para pedir perdón personalmente por los abusos cometidos en contra de niños indígenas entre 1883 y 1996.
En dicha ocasión expresó respecto al convenio que “espera que este generoso gesto sea un paso más en el camino de la verdad y la reconciliación”.
Sobre los internados
Se conoce que desde fines del siglo XIX hasta la década de 1990, unos 150.000 inuit, mestizos o integrantes de los pueblos originarios: Dene, Mohawk, Ojibway, Crie, Algonquin, entre otros, fueron ingresados a la fuerza en 139 internados.
Los internados estaban regidos por órdenes religiosas católicas, anglicanas y protestantes, mientras el 46 por ciento de estos estaban encomendados a instituciones católicas.
El hallazgo de cientos de niños indígenas enterrados en tumbas sin nombre en los emplazamientos de las escuelas marcó en la conciencia nacional la realidad de cómo el Estado y la Iglesia católica los hicieron sufrir.
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